Historias del pasado

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Hola *w* os dejo leer el capítulo de esta semana ^^

Trigésimo tercer capítulo

Historias del pasado

Mutsu no podía asimilar toda la información que había recibido de golpe. Sakamoto asesinó a su amigo y después de eso se negaba a hablar o apenas comía.

- ¿Entonces como cambiaste tanto tu forma de ser? - preguntó la chica en voz alta sin darse cuenta

- Las personas del castillo ayudaron mucho - añadió Sakamoto - Y el mismo Sougo, antes era un chico que necesitaba atención aunque no estoy seguro de cuando se convirtió en un sádico -

- Seguro que fue tu culpa por malcriarlo - añadió Mutsu mientras intentaba mejorar el humor de sakamoto

Sakamoto no pudo evitar sonreír por un instante, Mutsu no estaba del todo equivocada.

Cuando Sakamoto llegó al palacio, Sougo era alguien amable y que se aburría mucho al no tener amigos de su edad, por lo que cuando vio a Sakamoto por primera vez, quiso tenerlo como compañero de juegos.

- Me aburro así que vamos a jugar juntos - pidió el menor

Sakamoto aún estaba deprimido por la muerte de kuroko y parecía un muerto en vida, por lo que lo observó unos segundos para después desviar la mirada, el mayor tenía miedo de herir también a alguien tan inocente.

Pero Sougo no aceptaría un no por respuesta. El pequeño se escapó a su habitación por las noches, para gritarle en el oído y despertar a Sakamoto al borde de un infarto. También se robaba sus ropas mientras se estaba bañando, obligándolo más de una vez a correr desnudo por los pasillos persiguiendo al menor, aquello causaba los gritos de las mujeres que allí trabajaban, aunque no desperdiciaban la oportunidad de mirar.

Sakamoto había perdido la cuenta de las travesuras del pequeño niño, pero era obvio que el joven necesitaba un compañero de juegos o algún pasatiempo.

Un día lo vio deprimido, por lo que cuando Sakamoto comenzó a pensar en una manera de animar un poco al chico, lo cual era una ironía si tenía en cuenta que no era capaz de animarse a si mismo. Llegó a la conclusión, de que si le llevaba algún dulce de la cocina, probablemente su humor mejoraría, después de todo todas las personas y sobre todo los niños adoran los dulces.

Por eso mismo se infiltró en la cocina, intentando conseguir algún pedazo de pastel o algo parecido, más no sólo no encontró nada, si no que con su mala suerte lo acabaron confundiendo con alguien del personal, así que al contrario de lo que planeó, tuvo que pasar toda la tarde cocinando y para su sorpresa aquello no se le dio nada mal.

De alguna manera logró olvidar durante unos minutos sus propios problemas y dejar al menos por un rato el recuerdo de su amigo encerrado bajo llave en su mente.

Sin siquiera planearlo, encontró una manera de desahogarse, de dejar salir todo lo que tenía dentro sin necesidad de blandir una espada, de volver a ser un poco el mismo.

Decidió llevarle al príncipe un pequeño trozo de tarta, para así animarlo un poco. Pero como siempre no todo salía tal y como lo planeaba. Sakamoto estaba a unos pasos de llegar a donde el chico, que lo miraba con aquellos ojos rubí sin perder un solo movimiento, por eso mismo pudo verlo todo claramente. El momento en el que Sakamoto tropezó con una piedra y cayó de cara al suelo, acabando con el plato rompiéndose en pedazos y la tarta desparramada entre el suelo y su cabeza.

Antes siquiera de poder levantarse, escuchó la risa del joven, que parecía nunca haber presenciado algo parecido y disfrutaba bastante de la desgracia ajena o en este caso de la mala suerte de Sakamoto.

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