La verdad

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Aquí esta el nuevo capítulo ^^

Cuadragésimo tercer capítulo

La verdad

Sakamoto suspiró por tercera vez en pocos minutos. Veía a Sougo destruir cosas desde la ventana, pero ni siquiera aquello parecía aplacar la furia del menor.

Ambos se sentían traicionados, confundidos y muy en el fondo heridos.

Sakamoto supo desde el primer momento, que las chicas no eran del todo normales y las señales eran obvias, pero no pudo evitar encariñarse con ellas, a los dos les pasó lo mismo. Sougo encontró una compañera, alguien con quien podía ser realmente el mismo sin tener miedo por ello. Mientras que Sakamoto encontró un lugar al que pertenecer, consideraba a Kagura como a una hermana, mientras que Mutsu se convirtió en alguien importante para él en poco tiempo. Le había dicho cosas que nadie sabía y ella también se mostró débil y sin aquella muralla que siempre fingía. Aún así sabía que no se quedaría por siempre y aquella noche lo supo, cuando la vio entrar a su habitación estaba seguro de ello, nunca más la volvería a ver.

Pero había algo más, algo que lograba escapar de su entendimiento, ¿Porque olvidó a las chicas? Da igual lo mala que fuese su memoria, jamás había olvidado algo tan importante durante tanto tiempo. Jamás creyó olvidarla. Por eso mismo se sentía estúpido, sentía que había algo que debía comprender, algo importante. Pero no sabía de que se trataba.

Intentando despejar su mente, fue en busca de Sougo, para intentar saber que era lo que le tenía tan molesto, a pesar de que ya se lo imaginaba.

- El árbol no tiene la culpa de nada - dijo Sakamoto anunciando así su llegada

- Vete a la mierda - gruñó el joven

- Es agradable ver que nunca te olvidas de las buenas costumbres - dijo Sakamoto con ironía

- No tengo ganas de hablar contigo - gruñó Sougo dándole la espalda

- Entiendo que te haya afectado lo de Kagura, pero a veces es mejor hablar de ello con alguien - intentó ayudar Sakamoto

- ¡A mi no me afectó su desaparición! - gritó el joven muy enfadado

- Pues no lo parece, vuelves a tener tu odiosa actitud de antes, aquella que alejaba a todos de ti - explicó el mayor

- Quizás sea mejor así - murmuró Sougo mientras desataba su ira nuevamente con el árbol

Sakamoto suspiró, parecía que Sougo no estaba dispuesto a confesar lo que sentía, que en el fondo aquella situación le había afectado más de lo que quería creer. Pero no era el único. Sakamoto se sentía inútil, quería ayudar a su amigo y a la vez a las jóvenes pero al final nunca lograba hacer nada, por eso mismo decidió abandonar al joven hasta que pudiese tranquilizarse por si mismo.

- Si necesitas hablar estaré en mi habitación - anunció Sakamoto - Y es algo normal el sentirse dolido cuando alguien a quien amas te abandona -

Sougo no dudó en girarse y gritarle a Sakamoto.

- Yo no la amo, ella es solo un juguete - gritó el joven mientras sentía por primera vez vergüenza al pensar en ello

- No me refería a ese tipo de amor, pero es bueno saber que consideras la idea - añadió Sakamoto con una sonrisa mientras huía antes de que las piedras que comenzó a tirar Sougo le alcanzasen

Sougo no pudo evitar sentirse dolido, estúpido y sobretodo enfadado.

Llevaba años evitando a las personas, simplemente burlándose de ellas o usándolas a su antojo, pero sin previo aviso aquella pequeña loca de cabellos anaranjados había puesto su vida de pies a cabeza. Primero había logrado ganarse la aprobación de su hermana, la cual confío plenamente en ellas desde el principio y después logró que los encerrasen a los cuatro en aquella mansión. Sougo debería odiarla, aborrecerla, pero no podía. Ella era la única que tenía el valor de llevarle la contraria, poseía un gran orgullo y era inocente hasta llegar al límite, aún así le caía bien.

Perlas del marDonde viven las historias. Descúbrelo ahora