Una víctima que no lo parece

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Hola aquí os dejo el capítulo de esta semana :) espero que os guste

Cuadragésimo primer capítulo

Una víctima que no lo parece

- Mucchi, esto es maltrato - se quejaba la joven al ser arrastrada por su hermana

- No lo es, además de que yo también tengo hambre y estoy cansada pero quejarme no ayudará - explicó Mutsu

Kagura estaba dispuesta a responderle, pero unos gritos llamaron la atención de las hermanas.

Un hombre se encontraba gritando a una mujer en medio de la calle, logrando atraer las miradas de muchas personas. Las sirenas no sabían de que se trataba, pero el hombre alzó la mano dispuesto a golpearla, por lo que no dudaron en acercarse corriendo para detener aquel golpe. Pero no lo lograron, la mejilla de la joven ahora yacía roja y ella miraba hacía el suelo, probablemente intentando ocultar sus lágrimas.

- Más te vale que aprendas la lección - gritó el hombre enorgulleciéndose de sus actos

Lo que nadie se esperó es que la joven levantó la cara llena de odio y sin una pizca de temor.

- ¿A eso le dices un golpe? Mi abuela golpea más fuerte que tú - añadió la joven con una sonrisa y antes de que alguien pudiese decir algo más, lo golpeó con todas sus fuerzas - Eso es un puñetazo -

Todas las personas que los observaban parecieron tener suficiente y comenzaron a dispersarse, dejando solo al hombre tirado en el suelo, la víctima que no tenía nada de víctima y las dos sirenas que no salían de su asombro.

- Parece que no necesitaba nuestra ayuda - añadió Mutsu mientras miraba a la chica con respeto

Kagura se acercó muy emocionada ante la joven y no dudó en decir aquellas palabras que le rondaban por la cabeza.

- Vi lo que hiciste y debo decirte algo, ¿Tienes comida? -

Mutsu pensó que por primera vez en la vida, Kagura diría algo inspirador pero se equivocó.

- ¿Disculpa? - preguntó la mujer sin estar segura de sí había escuchado bien

Kagura iba a responder, pero el rugido de su estómago lo hizo por ella.

- Ya veo - añadió la mujer mientras sonreía - Creo que puedo hacer algo al respecto, pero debo advertiros que tengo mala fama en la ciudad y probablemente pase lo mismo si os juntáis conmigo -

- Nuestra fama tampoco es la mejor, así que no hay problema - explicó Mutsu

- Si me das comida te seguiré hasta el fin del mundo - prometió Kagura mientras comenzaba a ver a su salvadora con cabeza de comida por el hambre

- Eso me da miedo -

- Kagura, deja de acosar a la mujer - pidió la mayor de las sirenas

- Ikumatsu, me llamo Ikumatsu - se presentó la rubia

- Yo soy Mutsu, mientras que la loca que se niega a soltar tu pie es Kagura - explicó la joven

- Es un placer -

Para sorpresa de las jóvenes, Ikumatsu era dueña de una tienda donde servía ramen, por lo que dio de comer a las jóvenes hasta que se hartaron, lo cual era mucho para cualquier humano.

- Nunca había visto a nadie comer tanto - murmuró la joven

- Podemos trabajar para pagar por la comida - propuso Mutsu

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