Muñeca con un sueño

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Pues si, no es sábado y hace unas horas ya subí un nuevo capítulo pero la inspiración se hizo presente así que me puse manos a la obra y este fue el resultado xD así que como pequeña recompensa lo subo hoy :)

Al igual que el capítulo de Hijikata, este es un capítulo para que se entienda mejor la historia de Tama, espero que os guste *w*

Vigésimo sexto capítulo

Muñeca con un sueño

Nuevamente había sido golpeado por el resto de niños del pueblo, todos se burlaban de él por ser un huérfano y tener que trabajar para ganar algo de dinero para subsistir, pero eso no era algo que Yamazaki pudiese evitar. Su madre murió cuando cuando nació y su padre cuando tenía siete años, desde entonces tuvo que aprender a defenderse. Su vida no le molestaba del todo, ya estaba acostumbrado a esa rutina, pero había algo que deseaba sobre todas las cosas y eso era tener un amigo. Siempre se preguntaba que clase de sentimiento sería poder hablar con alguien de sus problemas, poder jugar juntos y sonreír como cualquier otro niño, pero era imposible que algo así llegase a ocurrir. Por eso mismo cuando llegó a la edad adulta, vivía sin esperanza alguna de llegar a tener amigos.

Todos los días eran igual de grises para el hombre, del trabajo a casa y al revés. Por casa, se refería a una pequeña cabaña que se había construido a lo largo de los años en medio del bosque, así nadie lo molestaría.

Todo carecía de sentido para Yamazaki, mientras volvía a su cabaña, solo podía suspirar e imaginarse lo que sería el calor de una familia amorosa o una gran amistad como las de las personas del pueblo. Tan distraído iba, que solo se dio cuenta de que había pisado algo cuando escuchó un crujido bajo su pie. Para su sorpresa, lo que pisó fue una pequeña y bastante malgastada muñeca. Parecía tener muchos años y a juzgar por que una de sus manos parecía estar a punto de caerse, seguro que su dueño se deshizo de ella porque estaba rota.

- Parece que no soy el único al que nadie quiere - dijo el hombre mientras alzaba a la muñeca y decidía que hacer con ella

Yamazaki ya era muy mayor como para jugar con muñecas, además de que no poseía el dinero necesario para mandarla a reparar, lo mejor sería que la dejase donde la encontró, a la espera de que alguna niña la encontrase. Pero no podía evitar sentir lástima por ella, aunque sólo era un objeto inanimado pero sentía que eran parecidos.

- Supongo que vendrás a casa conmigo - dijo el hombre para segundos después añadir - Y ahora hablo con una muñeca, pronto perderé la cabeza -

Y así fue como el hombre recogió a aquella pobre muñeca sin la más mínima idea de que aquello cambiaría su vida completamente.

Desde aquel momento, Yamazaki comenzó a hablarle a la muñeca como si ella pudiese escucharlo o tuviese vida, e incluso intentó repararla por su propia cuenta, lo cual al principio resultó bastante desastroso. Intentó ahorrar un poco y reducir sus porciones de comida para poder comprar un poco de pintura y algún vestido bonito, aunque estaba seguro de que cualquier cosa le quedaría bien.

- Y entonces me tropecé con una piedra - comentó el chico su día, al igual que siempre pero ese día parecía más deprimido de lo normal - Sería genial que pudieses vivir, aunque seguro que también huirías de mi, pero estoy seguro de que tienes un alma -

Y aquello le dio una idea a Yamazaki.

- Creo que te llamaré Tama, después de todo es un poco raro que aún no tuvieses un nombre - dijo el hombre con una sonrisa cálida

Y al final lo había logrado, después de meses trabajando en ello, Yamazaki logró darle a Tama el aspecto que se merecía y con la nueva pintura, su ropa y el peinado estaba como nueva y el chico se sentía bastante orgulloso de su logro. Lo único que le faltaba a su parecer, era algún adorno para el pelo, así que bastante emocionado fue al mercado a buscar algo. Últimamente Yamazaki estaba de mejor humor, casi parecía que desde que encontró a Tama su vida había cobrado sentido, después de todo tenía tanto trabajo que hacer para arreglarla, que apenas tenía tiempo para su autocompasión, por eso mismo buscaba cosas nuevas para ella.

Perlas del marDonde viven las historias. Descúbrelo ahora