Océano

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Capítulo del 11 de agosto que subiré por adelantado :)

Aquí hay un nuevo capítulo :) las cosas avanzarán mucho en este capítulo o al menos de manera interesante así que espero que os guste

Quincuagésimo tercer capítulo

Océano

- ¡¿Cómo que no las encuentras?! - preguntó el rey furioso como nunca

- Me temo que no se encuentran en el océano - explicó el guardia

Umibozu arrojó una caracola contra las rocas, destrozándose ante tal acto de violencia. No había nada más importante para él que su familia, por eso mismo se desesperó ante la idea de que algo le hubiese sucedido a sus hijas. Se sentía capaz de buscar en cada centímetro del océano con tal de encontrarlas y devolverlas a casa sanas y salvas.

- Tenemos una pista sobre el paradero de las princesas - informó otro guardia mientras nadaba con rapidez hasta el rey

- ¿Donde están? - exigió saber el calvo

- Unos testigos afirman que las vieron hablar con un fugitivo hace varias semanas y que se dirigieron hacia la superficie - explicó el guardia

- ¡¿Por qué nadie me avisó antes?! - gritó el rey a punto de estallar del todo

- Usted no se encontraba presente y nadie creyó que fuese algo grave - explicó el guardia con miedo

- DESAPARECE - ordenó Umibozu, de tal manera que el guardia comenzó a llorar por el miedo

Umibozu no podía creerlo, un fugitivo había raptado a sus hijas y ellas fueron a la superficie, lo cual siempre les prohibió, no sabía cómo tomarse eso, pero de una cosa estaba seguro. Las encontraría.

Para ello se vio obligado a abandonar nuevamente el reino, pero esta vez debía intentar algo nunca jamás imaginado. Ir a la superficie.

Umibozu no necesitaba de nadie para conseguir un par de piernas, gracias a sus poderes podía encargarse de ello él mismo. De manera insegura, cambio su aleta por un par de piernas y comenzó a caminar por la arena de la playa con pasos lentos, pues todavía debía acostumbrarse a caminar.

Lo que estaba haciendo era una locura, además de que no había olvidado la ley que él mismo impuso hace muchos años, si una sirena se mostraba ante un humano sería desterrada y no podía hacer una excepción por sus hijas, pero si habían sido secuestradas era otra cosa. Así que buscaría a aquel secuestrador y recuperaría a sus hijas, no perdería a nadie más.

Decidido, Umibozu se adentró en la ciudad, notando las miradas de las personas, probablemente nunca habían visto a alguien tan hermoso, o eso creía él hombre.

Por suerte alguien le hizo cambiar de idea. Una mujer se acercó a él y le dedicó lo que al parecer de Umibozu eran unas palabras de bienvenida.

- Maldito pervertido, ¿Cómo te atreves a pasearte por la ciudad completamente desnudo? - regañó la mujer

Umibozu no comprendió aquello pero intentó ser amable.

- Buena mujer, estoy en busca de unas jóvenes - añadió Umibozu

- Y encima eres un acosador, pobres chicas, llamaré a la policía - respondió la mujer

Fue entonces que Umibozu notó las miradas de muchas personas hacía su entrepierna, la mayoría parecía asqueada. Intentando entender el porque de esas miradas, el hombre se miró a sí mismo, encontrando algo fuera de lo común allí abajo.

Perlas del marDonde viven las historias. Descúbrelo ahora