Abandonados

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Un nuevo capítulo ^^

Sexagésimo primer capítulo

Abandonados

- Es un monstruo - murmuró el joven mientras sentía que todo su mundo se venía abajo

Sougo no se sentía capaz de comprender todo lo que estaba sucediendo. Ahora le parecía toda una eternidad, pero hace tan sólo un par de meses, se encontraba feliz en su propio mundo, odiando a todo aquel que se le acercase y con la única preocupación de alejar a Hijikata de su hermana. Sin embargo, Kagura decidió entrar en su vida, él nunca había pedido algo así pero enseguida encontró divertido pelear con la joven, finalmente había encontrado un rival digno para sus peleas y antes de darse cuenta se volvió importante para él, lo cual no pensaba pronunciar en voz alta.

Pero sus planes se fueron a la basura, Kagura lo abandonó por razones que no era capaz de comprender, la joven desapareció de la misma manera en la que había entrado en su vida: de golpe y sin previo aviso. Por eso mismo se sentía dolido y vacío, no quería volver a ver a la chica nunca. O eso quería creer, pues cuando Sakamoto le ofreció la oportunidad de encontrar a Kagura mediante un extraño loco, no dudó en aceptar.

Se convirtió en su prioridad, encontrar a Kagura era lo único que le importaba y podía ver que para su amigo era algo parecido, Sakamoto necesitaba encontrar a Mutsu casi con la misma desesperación.

Por eso mismo se alegró al encontrarla, sintió una sensación desconocida y esta solo lo desconcertaba cada vez más. La enfermedad de Kagura tampoco ayudó a aclarar sus pensamientos. Pero como todo en la vida, Sougo acabó perdiendo a la chica sin siquiera ser capaz de comprender lo que estaba sucediendo.

Umibozu se había llevado a sus hijos y a Katsura, todos habían desaparecido en las profundidades del mar. Sin embargo, había tres humanos que miraban hacía el horizonte en silencio. Sus pensamientos no era algún misterio, los tres se sentían confundidos o peor aún, preocupados.

Ikumatsu deseaba quitarse a Katsura de encima, no soportaba más sus propuestas de matrimonio, pero aun así sentía un vacío en su pecho. La mujer había perdido su hogar y no tenía donde refugiarse.

Sakamoto estaba preocupado por Mutsu, sabía que la había perdido para siempre, pero de momento solo deseaba saber si su condición había mejorado y si aquella poción de Katsura había dejado efectos secundarios permanentes en su cuerpo. Sabía que debía preocuparse más por el hecho de no haberle dicho sus sentimientos o de que ella no lo amaba, pero todo parecía carecer de importancia. Sentía que podría quedarse el resto de su vida mirando hacia el horizonte, esperando o deseando volver a ver a su sirena de escamas azules.

Probablemente quien más afectado se encontraba era Sougo. De la nada vio como a Kagura le salían escamas, su piel se convirtió en la de una extraña criatura, una que solo conocía por cuentos o leyendas.

- ¿Qué fue todo eso? - preguntó Sougo cuando sintió que necesitaba desahogarse

Sakamoto lo miró, intentando encontrar las palabras adecuadas para calmar la ira de su amigo, pero para Sougo esa fue una mirada de lástima, algo que no pensaba soportar.

- ¡¿Qué demonios significa todo esto?! - gritó el menor mientras agarraba a Sakamoto del cuello de su camisa - ¡¿Sabías algo de esto?! -

Sakamoto asintió, a pesar de que conocía el temperamento de su amigo y por ello lo que haría a continuación.

Pero Ikumatsu no lo vio venir, por lo que acabó gritando cuando vio a Sougo golpear al mayor.

- No deberíais pelear - dijo la rubia mientras se metía entre ambos hombres

Perlas del marDonde viven las historias. Descúbrelo ahora