Capítulo 6

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Narra Edward

-Es una situación muy horrible – Dijo Alice mientras me serbia café, no me atreví a mirarla, aquello que ella me contaba no me sorprendía, ya había escuchado a Jacob durante su desliz de ebrio mencionarlo más de una vez.

-Así que ella es una huérfana – Mencioné ausentemente – Con razón – Dije mientras bebía del café.

-¿Con razón? – Pregunto mirándome con confusión.

-Ella no es como todas las damas que han llegado a este lugar – Ella parecía estar más confundida, solté a reír – Tiene características de ser una persona humilde y sencilla, no caprichosa y consentida – Dije mirándola directo a los ojos, ella me saco la lengua.

-Creo... - Dijo Alice poniéndose de pie y caminando a mi alrededor – Que el problema está más allá de cuando nosotros entramos a la mansión – Voltee a verla y deje la taza de café en la mesa.

-Creo que... - Dije mientras ella me miraba ansiosa por mi respuesta – Que es hora de dormir – Ella comenzó a hacer mohines con su labio inferior – No... -- Dije negando con la cabeza y riendo – Nuestra madre aclaro expresamente que tenías que dormirte a las 9 y he sido indulgente contigo – Comenzó a suplicarme con sus ojos.

-Hermano – Negué con la cabeza.

-Anda a la cama – Mencione señalando su habitación, ella cruzo sus brazos en el pecho y se dirigió a su habitación – ¡Buenas noches! – Grite, ella soltó un bufido cansado.

-¡Buenas noches! – Grito y soltó la puerta en un portazo, solté a reír y me volvió a sentar, Alice no parecía madurar, a sus 15 años aun parecía una infante.

Mi mente fue inundada con los hechos de esta tarde, no pude evitar cruzar mis ojos con los de ella, esos bonitos ojos color verde, en ellos plasmados pánico y miedo, me sentía un miserable por permitir aquello, pero no podía intervenir excepto mentir para aliviarla de las estupideces de mi querido primo.

-Hay Jacob... - Suspiré mientras a mi mente venia el rostro de ella, había intentado mantenerme al margen de su relación, pero Alice no me lo ponía fácil y mi madre me suplicaba que me mantuviese al pendiente de aquella niña y de la infante Alice, solté a reír – Creo que me estoy volviendo loco – Dije mientras soplaba la luz de una vela y esta se extinguió de forma automática.

NARRA BELLA.

Miraba atenta la cera de aquella vela que se resbalaba con lentitud por todo su delgado cuerpo, el sueño se había esfumado y Alice ya se había marchado a su casa, junto a su hermano que ahora resultaba ser mi ángel Guardián, nunca comprendí por que la familia de Alice estaba aquí, eran personas educadas y si no me equivocaba Edward tenía una profesión y Esme también y la pequeña Alice era una buena escribana y tenía sentidos maduros, lista para el matrimonio, diría la madre de Jacob.

No podía dejar de pensar en ellos, eran una familia muy extraña, todas las personas al servicio de mi esposo los respetaban y seguían órdenes sin discutir.

En algún momento de la noche, me quede dormida en un sueño profundo, pero ese sueño profundo se colaban pesadillas, recuerdos viejos y no tan viejos, en mis pesadillas venia el día de mi boda, ese día las miradas eran carbón lanzado a mi espalda.

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-¿No te levantaras hoy tampoco? – Pregunto Alice mirándome con pocos ánimos, negué con la cabeza.

-Tengo que ver a Gitana – Le sonreí lo más sincera que podía, ella se levantó de un salto y comenzó a aplaudir.

-Preparare tu traje de monta – Dijo saltando hacia el guardarropa, me levante, hoy intentaría algo diferente, distraerme con Gitana, creo que sería lo mejor que pudiera yo hacer, el objetivo de mis afectos me mantendría viva en esta situación.

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