Deseos Compartidos

Capítulo 30

Edward había recaído, estaba recostado con la mirada perdida en algún punto de la habitación, Esme le llamaba la atención, pero este parecía no escucharla.

-¿Me estas escuchando? – Dijo Esme dándole un pequeño golpe en la herida, Edward soltó un bufido ahogado.

-¡¿Qué?! – Grito colocando su mano en la herida y mirándola con enojo, Esme coloco sus manos en su cintura, Edward trago saliva – Disculpe... ¿Qué me estaba diciendo? – Dijo evitando mirarla, no pude evitar reír, ambos me voltearon a ver.

-Perdón – Dije extendiéndole a Esme un vendaje limpio.

-¿Qué pretendías? – Dijo molesta mirando a su hijo.

-Hay muchas cosas que tengo que supervisar no puedo dejarlas así y además, necesitaba... Averiguar unas cosas – Dijo volviendo a perderse en sus pensamientos.

-Espero que haya sido de vida o muerte – Dijo Esme cruzando sus brazos sobre su pecho.

-Prácticamente – Susurro Edward, Esme pareció no escucharlo, tomo aquellas compresas manchadas con sangre y el agua que había utilizado para limpiar la herida, Esme me miro suplicante con su mirada, pidiéndome que me quedara, yo solo ascendí, Esme salió sin decir nada más, espere a escuchar la puerta cerrarse para comenzar la pregunta.

-¿Prácticamente? – Pregunte pasando mi mano por su cara, el parpadeo varias veces y me miro.

-¿Cómo? – Pregunto confundido.

-Le dijiste a tu madre que las cosas que has hecho son prácticamente de vida o muerte – Él ascendió aun perdido en sus pensamientos.

-Prácticamente – Repitió y luego sacudió su cabeza – El hombre que teníamos encerrado confeso... - Dijo en un murmullo, parecía aguantarse algo, su rostro me lo decía.

-¿Qué dijo?, ¿Por qué te disparo? – Me miro por un tiempo largo y silencioso.

-Bella... - Dijo bajando los pies de la cama y sentándose a la orilla de la cama - ¿Quieres... Divorciarte? – Pregunto, su pregunta me tomo tanto por sorpresa que di un respingo.

-¿Qué? – Pregunte intentando encontrar la unión entre su disparo y mi vida matrimonial.

-Contesta – Pidió, no había nada que pensar, deseaba mi libertad.

-Si – Susurre mirándolo a los ojos – Si – Repetí con más fuerza.

-¿Puedo confiar en ti? – Pregunto de nuevo me sobresalte y reí.

-Por supuesto... Siempre – Dije sonriéndole, él no me correspondió la sonrisa.

-Bella, el hombre que me disparo dijo que un hombre lo había mandado, alto, moreno, cabello negro, ojos negros, bien vestido y que llevaba un apuro por irse – La sangre de mi cuerpo se heló, retuve el aire.

-¿C-cómo? – Pregunte.

-¿Puedes darme el nombre de una persona con esa descripción? – Lo mire y solté todo el aire que estaba retenido.

-No puede ser... - Dije negando con la cabeza – Edward... Son primos, Jacob será lo que sea, pero... - Me miro como si lo que fuera a decir fuera una aberración y algo en mí se encendió, mi corazón comenzó a golpetear fuertemente mi pecho y un escalofrió recorrió mi cuerpo entero – Un asesino – Susurre.

-Tranquila – Dijo mirándome atentamente – No llores – No comprendía porque lo decía hasta que sentí lagrimas rodar por mis mejillas, sentí un fuerte dolor en el pecho, caí de rodillas y hundí mi rostro entre mis manos – Bella – Lo mire y aquello sucedió tan espontáneamente que mi cerebro no lo razono, me abrace a él con fuerza.

-No quiero perderte – Dije tan rápido que dude en si se había entendido, hubo un largo silencio, cuando intente apartarme, me rodeo con sus brazos.

-Ni yo a ti – Susurro solo para mí, ¿Por qué sentía tanto dolor?, ¿Por qué me sentía tan desesperada?, sonreí y lo abrace más fuertemente – Tranquila – Me volvió a susurrar – Estoy bien – Dijo después de una risa, aquello no me tranquilizo, solo me hizo sentir más alerta.

-No puedes quedarte – Dije apartándome de él solo para verlo – No después de que sabes que... - No quería ni decirlo – Pero... ¿Por qué? – Dije intentando buscar una sola razón, pero no encontraba.

-Dale tiempo al tiempo y te contare todo – Dijo mientras me sonreía, era una sonrisa tan pacifica que no pude evitar corresponderle.