Capítulo 15

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Esme, Alice y yo nos encerrábamos la mayor parte del tiempo en mi habitación, Esme nos enseñaba a tejer, era una experta en aquello, Alice no se interesaba en aquello, se limitaba a mirarnos entretenida y yo intentaba aprender, mi rostro ya se encontraba mejor, no tenía tantas marcas como el principio y el morado que antes tenía ya había desaparecido casi por completo

-Esto es complicado – Dije enseñando como el estambre se había enredado en las agujas y mis manos, Esme y Alice rieron.

-Al principio lo es – Dijo Esme ayudándome a desenredarme – He tejido mucho, de hecho toda la ropa de Edward y Alice cuando bebes – Sonreí con alegría, después un profundo dolor invadió mi pecho, me di cuenta que estaría sola toda mi vida, sola con él, toda mi existencia se basaría en estar sola con él. Tocaron la puerta solo una vez después de entrar.

-Disculpen – Dijo Edward mirando a su madre y después a mí – Pero Jacob nos llama a todos, están aquí los Denali – Todas las miradas de la familia Cullen se encontraron, Alice rodo los ojos y se puso de pie.

-Uff... - Soltó saliendo.

-Señora... - Murmuro, yo ascendí repetidas veces, me puse de pie.

-Gracias – Edward salió y cerró la puerta detrás - ¿Quiénes son? – Pregunte mirando a Esme.

-Son los vecinos más cercanos, Eleazar, Carmen y sus tres hijas, Tanya, Irina y Kate – Me senté frente a mi tocador y comencé a cepillar mi cabello intentando acomodarlo – Déjame ayudarte – Dijo tomando el cepillo, cargue un poco más el maquillaje para tapar aquellas marcas que aun residían en mi rostro, Esme me ayudo a parecer natural, me mire una última vez en el espejo, un vestido con vuelo color ciruela entallaba mi cuerpo, lucia limpia, sana y feliz, aunque eso fuera una mentira.

-Que empiece el show – Dije mirando a Esme antes de bajar, ella sonrió con melancolía y procedimos a bajar, se escuchaban risas en la estancia, una amena conversación, un grupo de personas hablaba y saludaba amablemente, un hombre mayor de cabellos azabache, supongo ser Eleazar, tenía a una menuda mujer a su lado con su brazo alrededor de su cintura, una mujer bellísima, sus cabellos castaños llegaban hasta su cintura, sus ojos miraban tiernamente a Jacob y... ¿Alice y Edward?, junto a ellos habían tres chicas, castañas, casi rubias, sus ojos color miel miraban con atención cada parte de la casa, los ojos de una de ellas se impactó conmigo y sonrió amablemente, de allí las demás miradas también me impactaron.

-Mi amor – Dijo Jacob caminando hacia las escaleras, extendió su mano hacia mí, yo la tome dudosa – Déjame presentarte, Eleazar y su esposa Carmen, mi esposa Bella – Sonreí ampliamente.

-Un verdadero placer conocerla señora – Estrecho mi mano con dulzura – Es usted, con todo respeto una mujer muy bella – Reí con nerviosismo.

-Concuerdo contigo – Dijo Carmen aproximándose a mí y besando mis mejillas – Bellísima – Sonreí.

-Un placer – Dije intentando sonar tranquila.

-Estas son mis hijas, Tanya la mayor – Era la chica que me había visto antes, sus ojos eran de un color miel intenso, me mostro sus dientes blancos en una amplia sonrisa y repitió la misma acción que su madre.

-Tenia na curiosidad enorme por conocerte – Dijo tomando mis manos – Espero que podamos sr buenas amigas – Ascendí.

-Por supuesto, es un placer – Sonreí.

-Ellas son mis hermanas, Irina – Señalo a una chica de su misma estatura, su cabello un poco más claro que el de ella, ella me miraba con atención, me sonrió ligeramente.

-Un gusto señora – Ascendí, se acercó y beso mis mejillas.

-Y la menor Katy – Dijo cariñosamente Tanya causando un mohín en Katy.

-Kate – Murmuro mirando ceñuda a su hermana, ella me abrazo – Un gusto conocerte.

-Un placer conocerlos de verdad – Dije acercándome a Jacob, este me coloco su brazo en mi cintura atrayéndome hacia él.

-Esme querida – Saludo Carmen a Esme, con la misma acción que a mí – Cuanto tiempo sin verte, siempre bella – Dijo admirándola.

-Lo mismo puedo decir mi querida Carmen – Parecían hermanas después de un largo tiempo sin verse.

Después de que la familia Cullen, Jacob y yo mostráramos la casa, Eleazar, Jacob y Edward estaban enrollados en una conversación, Alice, Tanya y Kate estaban de igual forma charlando con ánimos e Irina parecía querer esfumarse de aquel lugar.

-¿Por qué no se quedan a comer? – Pregunto Jacob mirándonos a todos, sonreí y mire a Esme y Carmen.

-Eso sería agradable – Dije con entusiasmo evidente, Carmen enlazo su brazo con el mío y sonrió ampliamente.

-No queremos ser inoportunos, venimos sin previo aviso... - La interrumpí.

-Es una invitación sincera e irrechazable – Todos soltaron a reír, mire a Eleazar, este estaba riendo y negó con la cabeza divertido.

-Pues si no incomodamos... - Dijo Eleazar mirando a Jacob.

-Para nada – Dijo Jacob colocando su mano en el hombro de Eleazar.

La familia Denali era lo más amable, aparte de los Cullen, que yo había visto, Carmen nos había a acompañado a Esme y a mí a la cocina, las tres no habíamos puesto a cocinar, y las chicas, Alice y las hermanas se encontraban riendo y hablando.

-Eres muy joven... ¿Qué edad tienes? – Me pregunto Carmen, Esme me miro con cautela, eran estas preguntas las que Jacob respondía o las que ya le había colocado una historia.

-18 años – Dije mirándola con una sonrisa. Mientras revolvía la limonada distraídamente.

-¡Que joven! – Dijo riendo – Ya tienes un año de casada, ¿No es así? – Ascendí – Yo me case a los 18... Tus padres debieron ser muy buenos amigos de los Black... - Mire a Esme, esta tenía el ceño ligeramente fruncido, ascendí – Eleazar es tres años mayor que yo.

-Jacob es 2 años mayor... - Dije dejando la jarra en la charola.

-¿Quiénes son tus padres? – Pregunto curiosa – Es que me sorprende tu minoría en el matrimonio – Me quede helada.

-Aunque es permitido – Dijo Esme interrumpiendo nuestra conversación – Señoras les recomiendo que nos apresuremos, que sus esposos e hijos – Dijo señalando a Carmen – Y los míos tienen hambre – Carmen comenzó a reír y se adelantó con los panecillos de queso – Por favor, vayan colocando los lugares – Dijo sonriéndole a las chicas de servicio, estas respondieron con una sonrisa y se dirigieron tras de Carmen.

-Gracias – Esme sonrió y tomo mi mano.

-Eres muy dulce... Pero te toco una suerte mala... Cuanto lo siento cariño – Su sonrisa era melancólica. Sonreí.

-Me he acostumbrado amis infortunios, tanto que cuando pasa la fortuna huyo de sus dulces acciones –Esme rió aun con melancolía – Es momento del show... 

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