Capítulo 21

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-Es hora de comer – Dijo Esme desde la puerta de mi habitación, solo ascendí ausente, escuche un suspiro de su parte – Bella, cariño... Sé que es difícil vivir una situación como la tuya, lo se... - Me gire para verla.

-¿Qué puedes saber? – Pregunte poniéndome de pies - ¿Haz estado completamente sola en tu vida Esme?, ¿Te has sentido desesperada?, con ganas de morir por el dolor, por la tristeza... ¿Lo has sentido?.... – Mis dientes rechinaron – ¿Has sentido como se rompe tu alma pedazo a pedazo?, porque si no has sentido eso... No sabes nada de mi situación, ni de mi dolor... Ni de nada – Susurre aquellas últimas palabras con dolor, ella me miraba con tristeza, solté un suspiro, no me había dado cuenta que retenía el aire – Perdón... Yo... - Ella me interrumpió.

-No tienes por qué disculparte, bien o mal yo tuve una familia que me ayudo, mi cuñada... Que era una santa prácticamente, mi madre... Nunca me dejaron sola, mi marido – Dijo tragando saliva – Mi marido nunca me abandono hasta que falleció... Bueno... Nunca he estado sola. Pero cariño, no estás sola, ya no, tienes una pequeña familia, Alice, yo y... Edward – Dijo forzando el nombre de su hijo a salir de entre sus labios – No estás sola, aremos lo posible por que estés bien, te cuidaremos – Sonreí y me acerque a ella, tome sus manos y les di un beso.

-Te quiero Esme – Dije aguantando las lágrimas que querían salir desmesuradamente, ella me abrazo.

-También te quiero – Susurro para nosotras dos – Anda – Dijo tomándome la mano – Bajemos a comer tranquilamente – Sonreí y ascendí.

Edward, Jasper, Esme y yo comenzamos a comer tranquilamente, no había silencio, pero la charla entre Edward y Jasper no parecía ser cordial, Edward estaba molesto y Jasper solo tenía en sus labios una pequeña sonrisa sínica, ¿Qué relación tenían estos dos?, ¿Amigos o completamente enemigos?, su relación me confundía bastante.

-¿Cómo esta Alice? – Pregunte en voz alta, haciendo que todos me miraran, Esme tomo un poco de té antes de responder.

-Tiene un poco de fiebre – Dijo pensativa.

-¿Dónde está? – Pregunte picando mi plato.

-Está en estos momentos en casa... - Susurro Esme.

-Quiero ir a verla – Dije dejando el tenedor al borde del plato – La extraño demasiado – Dije recargándome en el respaldo de la silla, Esme sonrió.

-¿Estas segura?, podrías contagiarte – Dijo ella mirándome preocupada, solté a reír.

-Vamos quiero animarme un poco – Dije tomando mi taza y bebiendo de esta.

Deje de comer por el resto del almuerzo, de pronto el apetito me había desaparecido.

-Iré por el medicamento que prepare a la cocina – Dijo Esme poniéndose de pie y detrás de ella, la servidumbre se llevaba los platos de la comida.

-Yo me retiro – Dijo Jasper poniéndose de pie, dirigió su mirada hacia Edward y sonrió – Con su permiso, jefe – Dijo arreglando su abrigo, Edward se puso de pie agresivamente, soltó un suspiro agobiado.

-No se llevan muy bien... - Dije con temor a recibir una muy mala respuesta, Edward pareció darse cuenta de mi presencia, no dirigió su mirada hacia mí, solo se volvió a sentar en su lugar.

-No muy bien – Dijo girando su copa entre sus manos.

-Es mucha indiscreción... Preguntar, ¿Por qué? – Dije con curiosidad, aclaro su garganta.

-Incompatibilidad – Dijo encogiéndose de hombros, paso un silencio que resultaba ser asfixiante - ¿Cómo estás? – Pregunto de pronto, levante mi mirada hacia él y me miraba, me miraba con atención.

-Bien – Sonreí al dar mi respuesta - ¿Y tú? – Dije con ánimos, sonrió, suspiro.

-Ahora bien – Dijo devolviéndome la sonrisa, parecía que quería decir algo más, lo miraba en sus ojos, luego se puso de pie – Nos vemos – Dijo despidiéndose cortadamente y desapareció.

Nunca comprendería a los hombres... No al menos a los pocos que conozco.

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