Capítulo 54

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-Es Importante reforzar la seguridad de la hacienda principalmente la casa y a 100 metros de la casa un perímetro – Dijo Edward mirando a Rosalie.

-Esas cosas me dan pereza – Dijo recostándose en el asiento, Edward negó con la cabeza.

-Solo estaba avisándote – Dijo colocando sus codos en sus rodillas, sonreí.

-Eso es genial – Dijo la rubia poniéndose de pie – Iré a descansar, no me siento muy bien – Todos ascendimos y Rosalie se fue, hubo un silencio.

-¿Qué va a suceder? – Pregunto Esme mirando a su hijo – Estamos divididos aquí – Edward negó y sonrió.

-Tranquila señora mía, todo estará bien – Alice parecía preocupada, se puso de pie y subió las escaleras, todos nos miramos extrañados.

-Yo iré – Dijo Esme poniéndose de pie, Edward y yo nos quedamos en silencio por unos momentos, después se recargo en el respaldo del sofá.

-Estoy cansado – Susurro, cuando lo mire, tenía los ojos cerrados.

-Si... Si me hubiera ido, no tendrías problemas.... – Me interrumpió.

-¿Qué? – Pregunto molesto, me miro - ¿Qué estás diciendo? – Pregunto ofendido - ¿Enserio crees que significas un problema para mí? – Ascendí – No me conoces entonces – Dijo en un susurro enojado – Bella... De qué forma tengo que explicarme para que comprendas que para mí significas más que nada en este mundo, te amo y quiero hacer todo con tal de que estés bien, no puedo creer que... Dudes – Parecía decepcionado en verdad – Sé que sientes algo por mí, aunque sea algo minúsculo, pero lo sientes... - Voltee a verlo.

-Perdón... - Susurre mirándolo – Solo que... - Me recargue el respaldo cansada – No entiendo, ¿De dónde nace todo ese amor que tienes por mí? o ¿Por qué yo? – Dije intentando no llorar – Digo... No soy precisamente una mujer soltera – Dije mirándolo – Ni mucho menos una mujer... - Me interrumpió.

-No quiero oír esta tontería – Dijo callándome tajantemente, soltó un suspiro – Bella... No sé cuántas veces tenga que decírtelo para que lo entiendas, es más no importa cuántas veces te lo tenga que decir, te amo... - Me miro con profundidad, con sinceridad, me sentía desnuda ante sus ojos y es que me miraba, pero miraba mi alma – No me interesa tu pasado, solo me interesas tú – Me sonrió y acaricio los nudillos de mis manos – Solo estoy aquí mendigando porque me ames – Dijo acercándose a mí, pensé que me besaría, pero se recostó en mis piernas, sonreí – Solo eso – Acaricie su cabello con delicadeza.

-Eres difícil de entender, ¿Sabes? – Dije riendo, él rió.

-Soy complicado – Dijo con detenimiento.

-No, eres especial – Asegure aun acariciando su cabello.

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¿Por qué me debatía tanto?, claro, lo hacía porque yo no era así, no podía permitirme enamorarme de él, mi vida ya era complicada desde que nací, no podía complicársela a un hombre que solo ha intentado ayudarme, ¿Qué haría cuando Jasper consiguiera mi libertad?, ¿Me iría?, la sola idea de irme me acongojaba, pensaba en lo mucho que extrañaría a Alice, a Esme, pero... Él, específicamente él sería mi sufrir, la idea me dejaba sin aire y con deseos desesperados de llorar.

-Entonces estas enamorada de él – Susurre apretando el libro con fuerza, encajándole las uñas fuertemente, sentí una necesidad enorme de llorar y así lo hice, comencé a llorar silenciosamente, sentía una extraña sensación en mi pecho, no era dolor, pero era algo que me presionaba tan fuerte.

-No sabía que había alguien aquí – Dijo Rosalie a mis espaldas, cese mi llanto y me puse de pie.

-Ya me iba – Dije dejando el libro en el asiento, agache mi rostro y camine hacia la puerta, pero su mano me tomo del brazo, la mire de reojo, no me miraba, pero estaba pensativa.

-Quiero hablar contigo Bella... - Dijo ausente – Vamos siéntate – Dijo llevándome con ella y dejándome frente a donde estaba sentada, me senté un poco aturdida - ¿Por qué lloras? –Pregunto sentándose a mi lado, cruzando sus piernas, aferre mis manos a mi pantalón.

-Cualquiera lloraría por la situación tan... - Ella ascendió.

-No creo que sea por eso – Dijo segura de lo que decía - ¿Sabes? me di cuenta de lo mucho que tú y el antipático de Edward se quieren – Me puse de pie – Sentada – Pidió en tono fuerte, no me senté, me quede parada dándole la espalda.

-Soy una mujer casada y... - Me interrumpió.

-Y una mujer que ya ha conocido a otro hombre, te sientes descolocada a su lado... Pero te estas equivocando – Me quede quieta aun con la ansiedad de llorar – Tienes derecho a amar – Dijo en un susurro, la mire, me dedico una sonrisa amble.

-¿Cómo? – Pregunte como si no entendiera lo que me decía, pero lo sabía bien, y muy en el fondo de mi corazón tenía la enorme necesidad de darle la razón.

-Sé que creciste en un hospicio... Alice me lo dijo, tu crianza fue dura, eso también lo sé, pero sinceramente, sé que eres una mujer inteligente y coherente, ¿No me digas que quieres pasar el resto de tu vida como Grace Black? – Sus palabras me chocaron fuertemente – Eres joven mereces ser feliz, amar... Ser amada, conocer lo que es en verdad ser amada – Me deje caer a su lado.

-Pero... Pero yo... - Me interrumpió, colocando una de sus manos en mi hombro.

-Te ama, no le importa que otro hombre te haya conocido, creo que la única que tiene inconveniente con eso eres tú, Edward no es un niño, sabe lo que quiere y elige bien – Dijo sonriéndome – Te ama en verdad y hombres como mi marido, como Edward o como el imbécil de mi hermano, perdóname pero no existen, lo veo como te mira y como lo vez tú, cuando crees que nadie te ve, ¿Lo amas? Es una pregunta que yo ya se la respuesta, pero tú tienes que respondértela.

-Yo... - Me sonrió con picardía.

-¿No sientes nada por él? – Pregunto mirándome mientras en uno de sus dedos enrollaba uno de sus mechones de cabello – Olvídate de tus tontos prejuicios, todos tenemos derecho a enamorarnos, no por que hayas tenido un matrimonio infernal, eso no significa que tengas que vivir subyugada ante eso, todos Bella... Todos merecemos la felicidad, no pienses en los demás, porque todos juzgan lo bueno y lo malo por igual, si lo amas, amalo... Amalo tan intensamente como él te ama a ti – Se puso de pie – Te recomiendo que no pierdas el tiempo – Salió sin decir más, de pronto miles de cosas cruzaron por mi mente, aquellas palabras que Rosalie me había dicho, ya las había oído antes "Se feliz, las personas jamás se callan, nunca les das motivos, pero aun así hablan de ti", de tía Grace, la vi encerrarse en su mundo muchas veces y las palabras que me dedicaba eran siempre como esas, te ponían a pensar, pero en aquellos momentos no las comprendía, ahora me hacían sentido, me puse de pie de golpe y salí corriendo, él estaría supervisando la seguridad que había propuesto, me apresure a salir de la casa en su búsqueda, pero ni yo misma sabía que haría, ¿Qué le diría?, ¿Que pudiera decir?, mire por todos lados, pero no había ninguna señal de él, aquello solo me desesperaba más, comencé a caminar, más bien a trotar intentando encontrarlo.

-¡Bella! – Grito a mi espalda, me gire y lo vi, parecía preocupado, sonreí, comencé a caminar hacia él, venía con John, dio unos pasos hacia mí, yo proseguí a caminar hacia él, decidida, decidida a no sé qué cosa, pero decidida-¿Pasa al... - Cuando estuvimos a unos cuantos pasos, lo detuve a cualquier cosa que pudiera decir, me abrace a él y pegue mis labios contra los suyos, aquello lo tomo por sorpresa totalmente, allí estaba de nuevo aquel cosquilleo que era intenso, me hacía sentir viva, enrede mis brazos en su cuello y entonces me correspondió, movimos nuestros labios al compás de una dulce melodía que solo él y yo comprendíamos, me atrajo a él con fuerza, me abrace a él como si de aquello dependiera mi vida, sonreí contra sus labios, él rió y proseguimos con nuestro beso, implícito de miles de sensaciones, complicidad, amor, deseo... Estaba enamorada de él... Lo estaba profunda e incondicionalmente.

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