Capítulo 42

117 16 1
                                    


Me quede mirando la obscuridad de la habitación y escuchaba el viento golpear contra la casa, Alice de nuevo había conseguido dormir conmigo, estaba abrasada a mí dormida tranquilamente, toque mis labios con la punta de mi dedo índice y vino como un golpe en el estómago los recuerdos.

Flashback**

Sentí el rose de su nariz contra la mía, el aliento abandono mi cuerpo, mi mente divagaba con deseo, su calor estaba tan próximo que me hacía perder mi poco juicio.

-No... - Susurro haciendo que mi piel se erizara, abrí mis ojos de golpe, me miraba atento – No puedo hacerlo, no así – Dijo mirando mis labios con atención – Aunque ya he probado las delicias de tus labios y solo puedo desearlos más, perdona mi atrevimiento pero... No hay nada en este mundo que desee más que a ti – Beso mi frente – Y por lo que concierne a Jacob, no me busques... Yo te buscare a ti mi vida, te prometo que esto no durara más

Fin Flashback**

No sabía que sentir al respecto, ¿Culpa?... No, no era culpa, culpa era cuando robabas algo, lo recuerdo porque una vez robe una galleta en el hospicio y a pesar de que no tuve castigo y fui exonerada de la culpa, jamás lo olvide, sentí mucha culpa... Esto que sentía no era nada que pudiese parecérsele a la culpa, esto era un deseo profundo, yo estaba deseando besarle, pasar mis manos por su cabello, lo estaba deseando, su tacto... ¿Por qué?

Aquellos pensamientos me perturbaban abiertamente y no podía disimularlos, al igual que sus palabras, aquellas palabras que eran un atrevimiento, pero a mí me resultaba mi bálsamo de vida, ¿Qué me estaba pasando?, ¿Por qué pensaba así de él?, cerré mis ojos fuertemente, tanto que me dolía, si esto era un sueño quería despertar, esta no era yo.

*******************************

-¿Y Esme salió así?, ¿De pronto? – Alice ascendió mientras se ponía sus zapatos.

-Si, dijo que lo sentía por no poder avisarte, pero tenía que irse rápidamente – Ascendí, continúe extrañada, pero en fin, si algo había pasado con Esme, tendría que preguntárselo a ella directamente, me termine de cepillar el cabello y bajamos al comedor.

-Buenos días – Salude alegremente, ya se encontraban allí, Charlie, Rene, Edward y Jacob, los caballeros se pusieron de pie.

-Buenos días – Saludaron, Jacob alejo la silla más próxima a él, yo solo me limite a sentarme, Alice tomo lugar a un lado de su hermano.

-¿Cómo durmieron? – Pregunto Rene animada, Alice tomo partido y regresándole la pregunta, Rene parecía muy animada a lado de Alice, supongo que vería a su hija en ella.

-Desgraciadamente las ventiscas están haciendo que los caminos se pierdan, tenemos que tomar nuestro camino, pero te agradezco la invitación de quedarnos aquí más tiempo – Dijo el señor Swan a Jacob, Jacob se limitó a ascender.

-Pero recuerden que pueden volver cuando gusten – Dijo Jacob tan gentil.

-Gracias, le tomare la palabra muy pronto – Dijo Charlie mirando a su esposa abrazar a Alice y charlando cariñosamente, Edward estaba a su lado, también le dedico un abrazo cariñoso y algo que Rene le susurro, debió ser gracioso porque ambos rieron, me solté del agarre de Jacob y fui directo a ellos.

-Lamento que tenga que irse tan pronto – Dije con sinceridad, ella sonrió con melancolía y tomo mi mano.

-No te preocupes hija, volveremos pronto – Sonreí y mordí mi labio inferior, cerré mis ojos y sentí un nudo apretarse en mi garganta - ¿Qué sucede? – Pregunto Rene, era aquella pequeña palabra, aquella palabra de cuatro palabras y dos silabas, Hija, yo nunca había tenido la bendición de ser llamada así, negué con la cabeza, me dedico un abrazo tierno y amoroso, Edward me miraba y sonrió, él quizá pudo hacerse una idea de que era lo que me pasaba.

La tarde transcurrió sin más, en charlas animada con Rene, en Jacob sobre mí, o al menos como un matrimonio debería ser, creo que nunca antes me había sentido tan falsa como ahora.

-Iré a ordenar la cena – Dije poniéndome de pie, me dirigí a la cocina, pero no había nadie allí.

-Bu – Dijeron en mi oído, di un ligero salto en mi lugar, coloque mis manos en mi pecho, ambos reímos.

-Me asustaste – Dije volteando para verlo, sonreía divertido, de pronto me extendió una flor, era la misma que me llevo hasta mi habitación, morada y delicada, la tome y reí – Gracias – Dije olfateando aquella bonita flor.

-Te extrañe – Dijo mirándome directo a los ojos, me estremecí.

-¿Cómo dices eso? – Pregunte ocultando mi rostro en aquella la flor, el tomo mi mano con la que sostenía la flor frente a mi rostro, la llevo a sus labios.

-Por qué lo siento... - Le dio un beso, sonreí avergonzada – Dije que no te hablaría de mis sentimientos... Pero... - Soltó un suspiro – No puedo callarlos – Me miraba directo a los ojos, sus ojos, aquellos hermosos y atrapantes ojos.

-Edward... Yo... – Beso de nuevo mi mano.

-Quédate tranquila... No insistiré... Por el momento – Reí, me guiño un ojo, negué con la cabeza.

-No sé qué haré contigo – Dije fingiendo resignación, Edward era sencillamente increíble, ¿Quién lo diría?, tan frió y recto, resulto ser un hombre sencillamente con una infinidad de facetas que eran maravillosas.

Deseos CompartidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora