Capítulo 45

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Aun no podía borrar esa sensación que Edward había dejado en mis labios, había sido una sensación diferente, nueva en su totalidad para mí, aquella gentileza con la que Edward había colocado sus labios contra los míos aun me hacía estremecer.

Yo solo podía repetirme en mi cabeza que no podía dejarme llevar por él, era el primo de mi esposo, había sido un error, un error del cual me deje llevar, solté un suspiro, Alice se removió inquieta a mi lado, Pero, ¿Qué podía hacer?, en aquel momento lo único que paso por mi mente era quedarme allí, quedarme si era posible hasta fallecer y es que sus brazos provocaban sensaciones inimaginables en mi persona, en mi mente y en mi alma, ¿Qué podía hacer en contra de eso?, aquellas sensaciones eran nuevas para mí y me estaban gustando demasiado.

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Alice y yo estábamos preparando el desayuno, nunca hubo silencio.

-Esto es de reírse – Dije al ver el Hot Cake que Alice estaba cocinando, solté a reír, ella hizo un mohín con su labio inferior.

-Oh vamos... - Dijo ofendida, aquello solo provoco que riera más.

-Buenos días – Saludo una voz masculina a nuestras espaldas, ni siquiera me atreví a girarme para verlo.

-¡Hermano! – Saludo Alice alegremente.

-B-Buenos días – Salude centrándome en la sartén al fuego.

-¿Durmieron bien? – Pregunto animado, Alice ascendió animada.

Todos comenzamos a desayunar, me di cuenta que era imposible comer en silencio, me agradaba este ambiente tan alegre y hogareño, me hacía recordar las fiestas de navidad en el hospicio, eran sencillamente hermosas y cálidas, así me sentía en este momento cálida y dichosa.

-¿Por qué sonríes así? – Pregunto Alice mirándome, reí.

-Solo estaba acordándome de las cenas de navidad en el hospicio... Bueno lo poco que logro recordar – Dije encogiéndome de hombros.

-¿Cómo eran? – Pregunto Alice, colocando los codos encima de la mesa y colocando la barbilla sobre ellas.

-Pues... - Dije mirando hacia el techo intentando recordar algo – La madre superiora hacia un dulce de leche para rellenar los panecillos sabia deliciosa, la recuerdo perfectamente bien era lo más delicioso que un niño pudiese probar, ese día nos sentábamos alrededor de un pequeño árbol y contábamos historias y pedíamos deseos – Dije en un susurro.

-¿Y qué deseos pedías? – Pregunto Alice animada, mire a Edward.

-Conocer a papá y mamá – Sonreí – Ese sigue siendo mi deseo de cumpleaños, navidad y días de suerte – Reí, Alice tenía un gesto compungido.

-Discul... - Edward me miraba atento, interrumpí a Alice despeinándole su cabello.

-Está bien... No pasa nada – Alice no dijo nada más, sencillamente se disculpó un par de veces más y se ofreció a lavar todos lo utilizado en el desayuno, Edward y yo estábamos sentados, yo intentando evitar su mirada y él insistente por querer atravesarme con su mirada.

-Disculpa la pregunta de mi hermana... - Dijo sincero, sonreí.

-No hay nada que disculpar Edward... - Solté un suspiro – No pasa nada, es solo la verdad, no me han hecho recordar algo desagradable, al contrario, me han recordado la mejor parte de mi vida – Esta vez lo mire directo a los ojos, aunque no pude evitar sonrojarme, sonrió.

-Eres una mujer muy fuerte, entiendo por qué estoy enamorado de ti – Voltee a verlo de forma automática y con aquella misma velocidad la aparte.

-No digas eso – Dije escondiendo mi rostro entre mis manos – No lo digas – Repetí sintiendo mi rostro arder de la pena, lo sentí acercarse, tomo mis manos y le planto un beso.

-Bella... Solo quiero saber algo... - Dijo intentando buscar mi rostro, al ver que no lo vería, tomo mi rostro con sus manos y me hizo mirarlo directamente - ¿Sientes algo... Algo por mí? – Su pregunta me había congelado entera, la pena había pasado, me deje llevar por la pregunta y el pánico en sus ojos, al notar mi silencio prosiguió – Si me dices que no, no insistiré, pero quiero que sepas que nada cambiara, seguiré buscando tu libertad y no te dejare sola... Pero si sientes algo por mí... - Soltó un suspiro – Quiero saberlo... Quiero... - Volvió a suspirar, hubo un largo silencio, sé que de esta no podría escapar. Tendría que responder con sinceridad, con mis miedos, con mis palabras, pero, ¿Qué sentía realmente?, lo mire a los ojos, sin miedo.

-No... No lo sé – Admití con pena, no pude descifrar sus gestos, solo me miraba – Cuando estoy contigo la perspectiva de mi mundo cambia drásticamente... De sentirme sola y ahogada por... Por todo lo que me sucede, a dichosa y libre – Coloque mis manos en sus hombros – Pero... Recuerdo que soy una mujer casada y con un pasado... - Me interrumpió.

-Bella, no me interesa tu pasado... Me interesa tu ahora – Dijo arrodillándose frente a mí.

-No... No sabes lo que dices... - Dije intentando ponerme de pie, pero él no me lo permitió – No soportaría saber que... - Me interrumpió.

-El cuerpo envejece, las heridas cicatrizan, no me interesa tu cuerpo ni lo que haya pasado, me interesa tu alma, tu esencia, me enamore de ti como un loco perdido y lo único que puedo desear es que me correspondas – Coloque mis manos en su rostro y pegue su frente contra la mía.

-No... No lo sé – Susurre, acercándome a él, una sensación extraña me recorrió entera, era una calidez que nunca había sentido, mis acciones me tomaron desprevenida, rose nuestras narices y lo bese, mi cuerpo tembló al contacto con sus labios, él correspondió casi al mismo tiempo.

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