Deseos Compartidos

Capítulo 48

Narrador Edward.

-¿Estas de malas? – Pregunto Alice llevando consigo las copas para colocar en la mesa, negué con la cabeza.

-Estoy cansado – Dije estirándome y soltando un suspiro cansado.

-Por supuesto que si – Dijo ella colocando la charola de copas en el comedor – Estuviste dando vueltas por todos lados, salías y entrabas de casa – Mire a Alice, solté a reír.

-Por supuesto – Mantenerle algo oculto a Alice era un milagro muy casto, ella acomodo las copas en los sitios correspondientes, se escuchaban pasos distraídos hacia nosotros, voltee a ver, era Bella, estaba mordiendo insistentemente una de sus uñas, parecía no haber dormido en toda la noche, miraba insistente algún lugar del comedor.

-¡Buenos días! – Saludo Alice casi en un chillido alegre, Bella coloco sus manos en el respaldo de una silla y miro sus pies, parecía desesperada, Alice me miro y yo le devolví la mirada extrañado.

-¿Bella? – Pregunte acercándome, ella negó con la cabeza.

-No... No puede ser posible... – Murmuraba insistente – Deber ser una equivocación... Una malinterpretación – Enterró sus uñas en el respaldo de la silla.

-¿Bella? – Coloque una mano en su hombro, ella dio un salto hacia atrás, me miro y palideció.

-E-Edward... - Susurro.

-¿Estas bien? – Pregunte extendiendo mi mano, ella miro mi mano y negó con la cabeza.

-Necesitamos hablar – Dijo tan seria que su voz me sonó diferente – Necesito hablarte ya – Suplico tomando mi mano y halándome hacia ella insistentemente, mire a Alice, parecía asustada.

-Está bien, pero... Tranquila – Coloque mis manos en sus brazos – Todo está bien – Susurre intentando calmar sus alterados nervios, pero ella negó apretando mi brazo.

-Cuando escuches lo que tengo que decirte... Nada estará bien – Aquellas palabras me cortaron la respiración, mire a Alice.

-Excúsanos, todo menos juntos – Dije tomando la mano de Bella y saliendo con ella por la cocina. Nadie decía nada, ella estaba tan callada, tan débil, ¿Qué era lo que tenía que decirme?

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Narra Bella

¿Cómo se lo diría?, tenía que hacerlo, no podía ocultarlo, no solo porque le debía mi absoluta confianza, sino porque tía Grace lo suplicaba prácticamente, ¿Cómo tomaría Edward la noticia?, ¿Cómo lograría calmarlo?

-Pasa – Dijo de pronto, él me sostenía la puerta para que entrara, estábamos frente a su casa – Por favor – Pidió señalándome la casa, entre y apreté fuertemente mis manos, lo escuche cerrar la puerta detrás de nosotros, hubo un silencio - ¿Qué sucede?, ¿Sucedió algo anoche? – Lo mire y metí mis manos en mi chaqueta, apreté el diario fuertemente, seguramente encajándole mis uñas hasta el fondo.

-Yo... Yo no sé cómo decir esto... Ni siquiera sé si sea cierto, pero... - No podía mirarlo a los ojos.

-Dímelo Bella, solo dilo – Dijo con desesperación, saque el diario, él lo miro atento.

-Tienes... Que leer esto – Dije abriendo el diario en la página que antes me había debatido en decirlo.

-¿Qué es eso? – Pregunto mirándome extrañado.

-El diario de tía Grace, solo léelo – Dije extendiéndoselo, él lo tomo dudoso – Y... - Me miro – Mantente tranquilo – Pedí. Se sentó con el diario entre sus manos, me miro por última vez y enterró su mirada en las letras de tinta, yo me limite a quedarme inmóvil, mirar sus gestos, estaba inmóvil leyéndolo, el silencio me resultaba asfixiante, vi como sus nudillos se ponían blancos y como sus ojos se centraron en el diario - ¿Edward? – Pregunte después de unos largos minutos de silencio, pero él no reacciono, seguía con su mirada clavada en el diario, silencio, de aquellos silencios que consumían hasta el oxígeno.