Capítulo 44

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Los Swan se habían ido desde muy temprano, apenas nos habíamos podido despedir, en cuanto el sol apareció por el horizonte ellos partieron expresamente, Alice estaba por algún lugar de la casa, yo estaba aquí en mi habitación deambulando de un lado a otro, me aburría abrumadoramente rápido, entonces recordé los libros que había traído del despacho de Jacob, aún estaban en mi escritorio, comencé a revolverlos. Aún estaba consternada por el diario de tía Grace, ella era una mujer transparente, bueno al menos creía que lo era, un par de semanas antes de su muerte, ella se comportaba extraña y era verdad que había decidido visitar este sitio, aunque claro... Fue su último viaje, quizá en ese viaje ella dejo esto aquí... Aunque era tan extraño.

-¡Bella! – Aquel grito me hizo salir de mi ensoñación, abrí el cajón de forma inmediata y tire el diario, lo cerré y tome otro - ¡Bella! – Grito Jacob de nuevo entrando a mi habitación, voltee a verlo, me temblaban las rodillas y sentía el deseo ferviente de desmayarme.

-Jac... - El agarre que propicio a mi brazo me interrumpió.

-¿¡Donde esta!? – Me grito tan fuertemente que su voz hizo eco en mi cabeza.

-¿D-Donde esta qué? – Pregunte tropezando las palabras unas tras otras.

-El maldito testamento de mi padre... No te hagas la inocente, estuviste en el maldito despacho – Dijo empujándome al escritorio y tirando todo lo que había encima de él – Tomaste cosas de allí, ¿¡Dónde está!? – Volvió a gritarme.

-No se... No se d-de que me estás hablando – Dije cerrando los ojos fuertemente, me sacudió fuertemente y lo esperaba, esperaba de nuevo que me golpeara, lo esperaba... Lo sentía venir, solo sentí como él se movía bruscamente, unos brazos me rodearon y abrí los ojos, era Edward...

-¿¡Qué demonios te pasa imbécil!? – Grito Edward, termine detrás de él, mire a Jacob, estaba tirado en el suelo, se puso de pie e intento atacar a Edward, este coloco una mano en su garganta y lo empujo hasta que quedo contra la pared – Te dije que te quedaras quieto – Dijo Edward tan sumamente tranquilo que me hizo estremecerme.

-¡Es mía!, pudo hacer lo que se me plazca – Dijo tan peligrosamente que me quede quieta y azorada, a pesar de que Edward lo tenía tomado por el cuello se dignó en sonreír tan cínicamente - ¿Eso te duele primo? – Pregunto, aquello paso tan rápido que mis ojos apenas lo pudieron captar, Edward le había dado un golpe en el rostro, Jacob aterrizo ensangrentado en el suelo

– Jamás... Fue ni será tuya, jamás – Jacob se puso de pie e intento golpearlo, pero fue en vano ya que Edward lo hizo caer de nuevo repitiendo el mismo golpe en su rostro, me abrace a él por su espalda.

-No vale la pena... No lo vale – Dije colocando mis palmas de mis manos en su pecho – Detente... - Susurre ya con lágrimas en mis mejillas, tomo una de mis manos.

-Te lo advierto... - Dijo Edward en tono amenazante – Cualquier cosa que le pase, un resfriado o una pequeña molestia... Te quedaras en la calle – Susurro con odio – Soy tan heredero yo, como lo eres tú... - Tomo mi mano y comenzó a caminar conmigo detrás, intente detenerme – No discutas – Susurro en un tono que no pude descifrar, me arrastro fuera de la casa.

-¿A dónde vamos? – Pregunte entrecortadamente, se detuvo y soltó mi mano, comenzó a pasar sus manos por su cabello y maldecía por lo bajo, parecía exasperado.

-¿Estas bien? – Pregunto tomando mi rostro con sus manos y mirándome atento, pasaba sus dedos por mi piel con delicadeza, ascendí.

-Estoy bien – Dije colocando mi mano por encima de la suya, soltó un suspiro y coloco su frente contra la mía.

-Un... Un segundo tarde y... - Me abrazo a él – Solo un segundo tarde... No me lo perdonaría nunca – Susurro, lo abrace.

-Estoy bien – Dije en un susurro, me miro de nuevo y recorrió con sus dedos mis mejillas.

-Lo siento – Susurro antes de acortar la distancia entre nosotros, coloco sus labios contra los míos, un beso casto que recorrió por mi cuerpo un millón de sensaciones, no me aparte ningún centímetro, solo era una sensación extraña, como jamás había sentido – Lo siento – Volvió a susurrar – No pude aguantarme más – Coloco su frente contra la mía y allí estaba yo congelada entre sus brazos, con una sensación extraña inundándome el pecho.

-N-no t-te preocupes – Dije con dificultad, sentía mis mejillas al rojo vivo.

-¿Te parece bien dormir con mi hermana hoy? – Pregunto en un susurro.

-E-Esta perfecto – Dije nerviosa, sonrió, se alejó de mí.

-¿Vamos? – Preguntoofreciéndome su brazo, sonreí y lo tome, ¿Qué había pasado?, estaba muyavergonzada.    

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