Capítulo 49

101 15 0
                                    


Habíamos salido de los caminos principales hacia un buen rato, no tenía idea de a donde iríamos y aquello solo me ponía más nerviosa de lo acostumbrado, Esme y Alice preguntaban insistentes, querían saber que había pasado y sobre todo, el por qué huíamos tan rápido, pude notar cierta tristeza en Esme, ¿Y cómo no?, aquella haciendo había sido su casa, allí habían nacido sus hijos y ahora tenía que huir como una ladrona. Edward no respondía nada, su mirada estaba clavada en sus pies, con su mano hecha un puño en su regazo, yo no sabía que decir, ni cómo justificar mi presencia en este lugar, solo podía evitar sus miradas interrogantes, pero este era un lugar pequeño y no había mucho que pudiera hacer, los minutos pasaban tan abrumadores, las horas... Parecían ser eternas.

Edward, Edward... Él me preocupaba demasiado sus únicos movimientos fueron un largo suspiro y cerro sus ojos al menos por una media hora, supongo que buscaba las palabras para decirle a su madre lo que descubrimos o pensaba a donde iríamos, aquella pregunta, ¿A dónde iríamos?, esa me estaba matando enteramente.

-¡Hemos llegado! – Grito una voz proveniente de afuera, aquel grito nos sobresaltó a todos, hasta al mismo Edward, él pasó sus ojos por todas nosotras y pareció despertar de un largo sueño, el coche se detuvo.

-Mantente cerca... - Susurro Edward mirándome a mí, miro a su hermana y después a su madre, desvió la mirada casi al instante, salió rápidamente del coche, extendiendo su mano, primero Alice, después Esme, finalmente yo, cuando salí la luz me cegó por un instante, el sol estaba en su punto máximo, lo cual me decía que era quizá medio día, ¿Cuánto nos habíamos alejado de la hacienda?, ¿Dónde estábamos?, mire rápidamente a mi alrededor, era una hacienda... Otra hacienda, había muchísimos árboles plantados en el terreno, flores y otros arbustos, una gran casona estaba en medio, con fachada antigua, habían quizá al menos 10 personas mirándonos fijamente, con armas en sus manos o en su cintura, Alice y Esme no parecían incomodas con aquella situación, pero aun así miraban con cierto recelo, sin embargo yo estaba demasiado ansiosa por desaparecer de aquí, no pude evitar pegarme como un insecto a la espalda de Edward, este no hizo ningún ademan por incomodarse.

-Tranquila – Me susurro girando su cabeza hacia mí.

-Señor Cullen, Señorita Cullen, Señora Cullen – Saludo un hombre pasando su mirada por cada miembro de la familia - ¿Y... - Dijo mirándome.

-Y otra Señora Cullen – Se escuchó una voz femenina detrás de aquel hombre, de pronto una mujer se posó ante mis ojos, era una mujer bellísima, casi dorada, sus ojos se posaron en nosotros, unos bonitos ojos castaños, su cabellera larga rubia y sedosa caía onduladamente por sus hombros, tenía facciones duras marcadas en su rostro, dirigió una mirada punzante al hombre que se acercó mencionándonos - ¿Qué haces aquí? – Le pregunto fríamente.

-Bueno... Yo... - Dijo el hombre nervioso.

-Limpia el estiércol o algo, largo... Largo todos... - Dijo mirándolos a todos – Tu, tu... Y tu – Dijo apuntando a algunos – Desaparezcan esto y ustedes... - Dijo mirándonos – Bienvenidos – Dijo con una sonrisa pintada en sus labios.

-Rouse... - Saludo Alice devolviéndole la sonrisa, ella sonrió abiertamente, de pronto miro a Edward.

-Edward, ¿Cuánto tiempo? – Saludo con una sonrisa aun.

-No mucho Rosalie... No mucho – Repitió Edward – No te preocupes estuvimos deambulando por horas, estas segura.... – Tranquilizo Edward.

-Que lastima – Dijo con verdadera decepción, Esme negó con la cabeza – Entren por favor – Dijo invitándonos a entrar, todos caminamos detrás de ella – Pensé que esta fase del plan tardaría más en ejecutarse – Dijo de pronto, Edward se aclaró la garganta.

-Cambio de planes –Susurro de forma incomoda y con cierto dolor.

Deseos CompartidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora