Capítulo 68

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Me dolía, dolía completamente, era algo agudo, insoportable, palpitaba con rudeza, comencé a volver a la realidad, me sentía mareada, agotada, me senté de golpe en la cama y coloque ambas manos en mis sentidos.

-Bella... - Lo escuche susurrar, por primera vez su voz me sonó aguda, casi insoportable, hubo silencio de mi parte - ¿Estas bien? – Pregunto con preocupación, voltee a verlo y le dedique apenas una sonrisa.

-Me duele mucho la cabeza – Confesé presionando mis sentidos fuertemente, sustituyo mis dedos por los suyos.

-Tranquila... - Me miro con preocupación – Traeré algún analgésico... - Dijo intentando irse, pero lo detuve.

-No me dejes sola... - Suplique tomándolo por el brazo y sintiendo de nuevo la necesidad incoherente de llorar – Por favor... - Susurre ahogando el llanto – No me dejes...

-Volveré en un momento – Negué con la cabeza, me dedico una sonrisa, se sentó a mi lado y me envolvió en sus brazos, me apretó fuertemente – Todo está bien, estoy aquí para ti – Me aferre a sus ropas, a él, a su calor - ¿Quieres... Hablar? – Pregunto después de largos minutos de silencio, solté un suspiro.

-Siempre creí estar sola en el mundo... A veces albergue odio a esas personas que no tenían rostro y eran mis padres... Yo... Yo me creí sola... Siempre, hasta ti... - Me abrazo fuertemente.

-Pues... Has tenido unos padres que te han buscado por mar y tierra, y... Están abajo – Susurro haciendo que mi cuerpo se tensara completamente – Quieren verte con desesperación... - Negué repetidas veces y me aleje de él.

-No... No... No... - Ascendió.

-Está bien... - Susurro ofreciéndome sus brazos, me escondí entre ellos, en un cálido abrazo, cerré mis ojos y solo me concentre en los latidos de su corazón, no quería pensar más, no quería darle más vuelta a aquel tema, las horas pasaban una a una, lentamente, me sentía cansada de tanto llorar y es que las lágrimas salían involuntarias – Debo irme... - Susurro Edward en mi oído.

-¿Por qué? – Pregunte aun con mis ojos cerrados.

-Bueno... Es de noche – Dijo en tono serio pero con una pizca de humor, abrí mis ojos de golpe y rápidamente me abrumo la realidad de sus palabras, era verdad, estábamos totalmente a obscuras, beso mi frente.

-No te vayas... - Pedí suplicante – Por favor... - Me miro atento, quizá intentaba descifrar mis palabras.

-Bella... - Intentaba cuestionarme, pero no había nada que reflexionar.

-Quédate conmigo, aquí... - A pesar de la profundidad de la obscuridad pude ver sus hermosos ojos azules, me mostraban ternura, devoción, amor.

-Solo si estas segura... - Accedió, ascendí.

-Siempre – Susurre acariciando su mejilla, nos fundimos en un abrazo fuerte, lleno de sentimientos, de recuerdos, de buenos momentos, este era mi hogar, mi mundo, no podía sentirme más segura que entre sus brazos.

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Me quede dormida en algún punto de la noche, mi noche más tranquila había sido esta, dormí entre su calor, entre su olor.

Cuando desperté él aún estaba dormido, tenía un rostro angelical, estaba tranquilo, apenas me había podido mover para verlo, me quede quieta admirándolo, era sencillamente un ser precioso, se removió incómodo y me abrazo más fuertemente contra él, sonreí, me di cuenta que llevaba solo su camisola, algunos botones estaban desabotonados, recorrí con mis dedos aquellos botones, volvió a moverse, reí por lo bajo, me acurruque más contra él, era una sensación maravillosa tenerlo a mi lado, sencillamente me fascinaba, era algo a lo que le echaría en falta si él no estuviera, pero lo estaría, lo estaría porque me amaba, porque yo lo amaba y nada más importaba, punto. No me cansaría de esto nunca, eso lo sentía en mi corazón.

-Te amo... - Susurre apenas audible, pero el pareció escucharlo, yo que en sus labios se formó una sonrisa adormilada.

-Y yo a ti... - Susurro con voz ronca, solté risas.

-Pensé que estabas dormido – Dije abrazándome más fuertemente a él.

-Lo estaba hace un par de minutos, pero al sentirte acercarte así... - Susurro atrayéndome más a él, parecía que quería fundirse con mi cuerpo – Me hice el dormido... - Reí y mis mejillas se sonrosaron de inmediato.

-Eres un pícaro y atrevido – Dije divertida, él abrió sus ojos, oh dios... Sus ojos, era algo que siempre, siempre querría verlos, eran hermosos, brillantes.

-Quizá... - Dijo besando mi frente - ¿Dormiste bien? – Pregunto curioso, ascendí - ¿Y.... Ronco? – Solté a reír, negué con la cabeza, rió – Entonces no dormiste... - Susurro haciendo que ambos riéramos.

-Puede que no... - Acaricio mi mejilla en un ademan tierno y tranquilizador.

-Tengo que irme... - Susurro mirando los rayos que se escabullían por la ventana – Necesito hablar con ustedes – Dijo mirándome con seriedad, ascendí – Nos vemos en un momento – Dijo besando mi frente, se levantó, tomo su abrigo, me miro una última vez para dedicarme una sonrisa y salió de la habitación, me levante y de inmediato los pensamientos acudieron a mi como golpe.

Bien... Yo no había sido abandonada en un hospicio, si no que fui secuestrada por Billy Black, los planes salieron mal, me adoptaron cuatro años más tarde para ser héroes con fines aún desconocidos para mí, mis... Verdaderos padres estaban aquí, había charlado con ellos, había tenido trato y era hermosas personas, las cuales habían sufrido por la pérdida de su hija.

-Mis... Mis padres... -Susurre, tenía muchos sentimientos encontrados, salí de la cama, tome ropa yentre a ducharme, intentaba no pensar en aquella situación, pero me eraimposible, era una noticia extraña para mí, no sabía que sentir, ni comoexpresarlo.    

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