Capítulo 34

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Narra Bella

Me quede mirando el techo de mi habitación, ya no temblaba, el frio había cedido por fin, ya después de que Alice y Esme estuvieran colocándome paños con agua caliente y rodeada del calor de Alice que estaba metida conmigo en las sabanas, me encontraba sola, envuelta en mantas.

"Te amo y no quiero perderte..." – Las palabras que Edward me había dicho resonaban en mi cabeza tan fuerte que me provocaban dolor de cabeza, ¿Él me amaba?, me negué a creerlo, me negué a razonarlo si quiera, ¿Cómo podía amarme?, sencillamente yo era patética.

Me dolía el pecho y la garganta, pero Esme había dicho que eso era normal, que la maniobra que Edward había hecho para reanimarme eso provocaba y agrego que tenía suerte de no haberme roto una costilla o peor, había pasado un par de días y yo no me animaba a salir de mi habitación.

-Aquí está tu comida – Dijo Alice dejando una charola en el buro, era un consomé de pollo – Por cierto, dice mi hermano que si puede verte – Dijo sonriendo, me quede en el limbo y comencé a negar, ella alzo una ceja – Ok... - Dijo saliendo – Pasa – Dijo traicionándome, me enrede en las mantas y me di cuenta de mi desesperación por salir de aquí. Escuche sus pasos lentos, la puerta se cerró, un silencio invadió la habitación.

-¿Cómo estás? – Pregunto después de un largo silencio, no me permití verlo.

-B-Bien – Dije en un susurro - ¿Y... Y tú? – Pregunte mirándolo por fin, me sonrió y ascendió.

-Bien... - Susurro, encogiéndose de hombros, mostro una bonita flor de color morado, sonreí, se acercó y la extendió hacia mí, la tome.

-Gracias – Dije olfateándola, tenía un olor muy delicioso y delicado – Gracias... Por todo... Por salvarme, por... - Me interrumpió.

-No me agradezcas – Dijo suspirando, el ambiente estaba incómodo.

-Tengo que hacerlo, has sido un salvador sin necesidad – Dije sonriéndole y acariciando los pétalos de aquella bonita y extraña flor – Yo... - Me miro.

-Descuida – Dijo sentándose en mis pies – No volveré a hablarte de mis sentimientos al menos que tú lo desees, pero... - Sonrió – Quiero que sepas que no he mentido, que solo la verdad ha salido de mis labios – Me miro, no pude huir de su atrapante mirada – No quiero que escapes de mí, creo que me destrozarías – Sonrió con ironía y melancolía – Por favor... - Suplico, negué con la cabeza.

-No puedo permitir que... - Rio interrumpiéndome.

-Solo no escapes de mi – Repitió, lo mire – Voy a ayudarte a ser libre, te lo prometo – Dijo mirando el consomé de pollo – Come bien, créeme las gripes son lo peor – Se puso de pie – Nos vemos – Me dedico una sonrisa y salió de mi habitación, mire la flor y sonreí.

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