Capítulo 32

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NOTA ANTES DE LEER

Quiero antes que nada que comprendan que esto es meramente ficción, que las decisiones aquí tomadas no son la única solución del mundo, la vida es un regalo de dios, una bendición, si pasan por una situación difícil les aconsejo humildemente "La vida es complicada, siempre lo será, pero debemos de ser valientes y fuertes, afrontar todo lo que la vida nos depare, ser felices a pesar de todo y sonreír a pesar de que haya más motivos para llorar"

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Solo escuche como las tazas crujían contra el piso, salí corriendo tan rápido como mis piernas me lo permitían, cruce todo el patio hasta las caballerizas, el frió me cortaba la cara. Entre respirando con dificultad, me encontré con John y otras personas bebiendo café, en cuanto me vieron se pusieron de pie.

-Señora – Dijo John mirándome.

-Encilla a Gitana – Dije en un murmullo.

-¿Cómo? – Pregunto mirándome atentamente - ¿Señora se siente bien? – Pregunto, lo mire.

-¡Ensíllala ya! – Grite, él solo ascendió y salió corriendo, mire mis manos, estas temblaban con fiereza. No sé cuánto tiempo pase esperando desesperada, solo quería correr, huir, escapar, quería desaparecer como por arte de magia.

-Señora creo que no debería montar, esta... - Lo interrumpí quitándole la fusta y lo mire.

-Gracias – Dije subiendo casi de un salto y al primer intento, salí como alma que llevaba el demonio, jamás había utilizado fusta con ningún caballo, pero en este caso quería huir rápidamente, nada pasaba por mi cabeza, no había nada, estaba vacía, comencé a adentrarme en el bosque y apenas lograba que mis reflejos actuaran, esquivaba los arboles como mejor podía.

Me di cuenta que ya no podía seguir a caballo y baje de Gitana, la mire, esta estaba agitada y parecía estresada, la mire una última vez y salí corriendo con fuerzas, tropezándome con piedras, raíces de grandes árboles y arbustos, caí de rodillas muy agitada, sentía mi cara arder, mis pulmones ardían de igual forma, encaje mis uñas en mis piernas.

-No... - Murmure – No – Repetí – No me hagas esto... No por favor – Dije suplicando con voz ahogada, mire hacia el frente, deje de respirar agitada.

¿Vivir o morir?, decisiones, decisiones... Decisiones y más decisiones, solo una podría cambiar por completo el curso de mi vida, cambiar o acabar con mi mundo, mire el lago atenta.

-Morir – Susurre mientras me arrastraba hacia el lago – Morir.

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Narra Edward.

Un sonido proveniente del pasillo nos alertó, me puse de pie de golpe y camine saliendo al pasillo, había tazas rotas en el pasillo. Alice me miro con sorpresa.

-Esas... Esas tazas estaban en la habitación de Bella, ¿Qué hiciste? – Pregunto enojada colocando sus brazos en su cintura, frio me recorrió el cuerpo entero.

-Ella lo sabe – Dije provocando que mi piel se erizara enteramente – Busquen a Bella – Alice me miro como si no entendiera nada - ¡Búscala! – Grite provocando que mi hermana se estremeciera, ella salió corriendo hacia su habitación, Jasper salió mirándome con mala cara – Ella lo sabe – Dije en un murmullo – Ella lo sabe – Comenzamos a buscarla por toda la casa, pero no había señales de ella por ningún lado

-Iré a las caballerizas – Dijo Jasper adelantándose a irse, negué con la cabeza.

-Yo iré – Dije echándome a correr rápidamente, tenía un mal presentimiento, a mi mente solo venia las veces que había intentado quitarse la vida, si no fuera por mi madre o por Jasper ella ya no estaría aquí, John estaba discutiendo acaloradamente con otras personas, me miro y se acercó.

-La señora salió como alma que llevaba el diablo, por primera vez se llevó fusta – Aquellas palabras golpearon fuertemente mis oídos, comencé a caminar hacia un caballo, él comenzó a ensillarlo, en cuanto termino de arreglarlo subí – Salió disparada al bosque – Dijo rápidamente.

Seguirle el paso sería fácil, la tierra estaba húmeda y por el bosque nadie entraba a excepción de Jasper, Alice, mi madre y yo, estaba sudando por la presión.

-No hagas nada... Por favor no hagas nada – Me repetía una y otra vez mientras galopaba tan rápido como el caballo podía, me detuve buscando alguna señal de ella - ¡Bella! – Grite con fuerza, pero solo escuche mi voz como eco reflectando - ¡Bella! – Grite con fuerza hasta que mi garganta desistió y aun así continúe gritando su nombre repetidas veces mientras el caballo continuaba su camino, de pronto un relinche me saco del pánico, volví a gritar su nombre y otro relinche se escuchó – ¡Vamos! – Dije golpeando levemente al caballo, este soltó a galopar fuertemente, me dirigí al lugar donde estaba el caballo, suplicaba que ella estuviese allí, que estuviese hecha un ovillo si quería, pero que estuviese allí – Relincha de nuevo – Suplique y como acto del cielo, escuche de nuevo al caballo relinchar y entonces mire el cuerpo blanco de Gitana, esta se había enredado con las riendas en un árbol, baje de un salto del caballo y me encamine hacia Gitana, esta se sobresaltó – ¡Oh!, ¡Quieta! – Dije intentando calmarla, pero estaba desesperada, tome las riendas y comencé a acariciarla – Calma bonita, calma – Comencé a mirar alrededor, ella no estaba - ¡Bella! – Grite con fuerza, Gitana relincho y acto seguido mi caballo también relincho - ¿Dónde está tu jinete? – Pregunte como si Gitana pudiera responderme, esta solo relincho de nuevo, volví a mirar a mi alrededor, entonces comprendí de donde yo estaba – El lago está a unos metros de aquí – Antes de que me diera cuanta ya estaba corriendo hacia el lago, miles de cosas pasaban por mi cabeza, miles de escenarios me hacían correr más rápido y ninguno acababa bien, muchas veces había corrido esta distancia, pero en esta ocasión sentía que corría kilómetros, entonces llegue al lago, el aire no entraba fácilmente en mis pulmones y entonces mi vista se concentró en algo que estaba en medio del lago.

"¿Qué tan profundo es?", aquellas palabras vinieron a mi cabeza, esas palabras las había dicho ella el primer día que la traje aquí. Mire de nuevo algo flotando en medio del lago.

-¡Bella! – Dije mientras me lanzaba al agua por ella, estaba flotando en el lago, la saque a flote para que respirara, pero estaba inconsciente, comencé a nadar cargando con ella, la tome entre mis brazos y la coloque en el piso, coloque mi oído contra su pecho, no latía, su corazón no latía – No... - Dije colocando mis manos en su pecho, una encima de la otra y comencé a hacer presión intentando reanimarla, coloque mis manos en su mentón levantando su rostro y comencé a darle respiración boca a boca, volví a colocar mis manos en su pecho, de nuevo la presión - ¡Despierta por favor!, ¡Despierta! – Hice aquello por un par de veces – Vamos mi amor, vamos, abre los ojos – Suplique al punto de la locura, volví a hacerle respiración boca a boca, ella comenzó a toser y escupir agua, la senté mientras masajeaba su espalda – Gracias dios – Comencé a murmurar una y otra vez, ella no dejaba de toser y de vomitar agua - ¡¿En que estabas pensando?! – Grite al ver que ella dejaba de escupir agua, me miro y comenzó a temblar, su pecho subía y bajaba repetidas veces, su cara se contrajo de dolor y comenzó a llorar.

-¿Por qué? – Pregunto entre sollozos, ella coloco su mano en mi hombro - ¡¿Por qué me salvaste?! – Grito fuertemente mientras las lágrimas se deslizaban por sus mejillas, sus labios estaban azules y ella estaba más que pálida.

-¿Qué estás diciendo? – Pregunte mirándola confundido.

- Yo... Ya no estaba aquí... - Dijo mirando el lago con desesperación - ¿¡Por qué!? – Volvió a gritar.

-¿Qué demonios te pasa? – Dije tomándola por los brazos y aprisionándola - ¿Crees que morir es la solución a tus problemas? – Ella lloraba y sollozaba, la sacudí intentando que reaccionara - ¡Reacciona! – Grite mirándola con fiereza – No estás sola, me tienes a mí, a mi familia, reacciona – Suplique.

-¿¡Por qué me salvaste!? – Pregunto de nuevo en un grito

- ¡Por qué te amo! – Aquellas palabras salieron de mis labios sin razonarlo, sin siquiera poder detenerlas, ella se quedó estática y me miro como si no hubiese entendido mis palabras, ella estaba temblando y aun lloraba, pero silenciosamente.

-¿Q-Que? – Pregunto mirándome directo a los ojos, entonces allí, en ese momento fui consciente de lo que había dicho, trague saliva y la mire directo a los ojos.

-Te amo y no quiero perderte... - Susurre.

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