Capítulo 22

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Me había quedado leyéndole a Alice toda la tarde, esta estaba muy enferma, la fiebre y la gripe no parecían querer ceder, pero seguía teniendo los mismos ánimos endiablados, Esme había salido hacia la casa grande, algo había sucedido que necesitaban de ella.

-¿Qué pasa al final? – Pregunto Alice con su voz ronca, cansada y adormilada, pronto caería dormida.

-No... No jovencita, los finales no se revelan, es pecado revelarlos – Alice rio y de pronto cayo dormida, toque su frente, ya tenía menos fiebre, eso era muy buena señal, salí de su habitación, cerrando la puerta con mucha delicadeza.

-Madre, ¿Cómo esta Alice? – Pregunto Edward de pronto, reí al verlo, este leía un libro dándome la espalda, creo que no había sido tan delicada al cerrar la puerta.

-Está mucho mejor – Dije con diversión, el volteo a verme repentinamente, parecía muy sorprendido – Perdón si te asuste – Me disculpe, cerro el libro y se puso de pie.

-No te preocupes – Dijo mientras aclaraba su garganta - ¿Quieres tomar asiento? – Pregunto señalándome el sofá, sonreí y ascendí, tome asiento y él igual – No, no sabía que estabas aquí... ¿Quieres algo de beber? – Pregunto evitando mi mirada, ojeaba el libro con rapidez.

-No... Gracias – Dije en murmullo, los silencios incomodos eran muy comunes entre nosotros, era demasiado serio – Ah Alice le bajo la fiebre – Dije intentando romper el silencio, sonrió.

-Eso es bueno... Al fin está reaccionando al tratamiento – Dijo dejando el libro en la mesita de al lado.

-¿Qué medico la vio? – Pregunte curiosa, él negó con la cabeza y desvió la mirada, pareció recordar algo.

-Mi padre era médico.... Mi madre aprendió mucho de él... Todos – Corrigió, su sonrisa me supo amarga.

-¿Qué sucedió con... - Me miro de pronto, prácticamente me había atravesado con la mirada.

-Murió hace mucho tiempo – Su amargura acaricio mis oídos y la nostalgia invadió mi pecho.

-Lo siento – Dije mirándolo con tristeza, él se puso de pie y comenzó a deambular por la habitación.

-No te preocupes – Dijo secamente - ¿Quieres que te acompañe a la casa grande? – Pregunto evitando mirarme, mire por la ventana, había obscuridad – De paso iré por mi madre – Dijo apretando su mandíbula.

-¿Por qué siento que intentas decirme algo? – Pregunte buscando su mirada, negó con la cabeza - ¿Estás seguro? – Insiste, me miro.

-Yo... Yo... - Dio un paso dudoso hacia mí.

-Discúlpame – Dijo Esme entrando sin previo aviso – Hubo un accidente en la despensa – Dijo en tono tranquilo.

-¿Necesitaste ayuda? – Pregunte mirándola, ella negó con la cabeza, quitando su chaqueta y guantes.

-No te preocupes... - Sonreí

-Debería irme, ya es tarde... - Dije tomando mi abrigo y mis demás cosas.

-¿Te iras sola? – Pregunto Edward.

-¿Iras? – Pregunto Esme confundida, Edward evito la mirada escrutadora de su madre.

-Si – Dijo restándole importancia al comentario.

-No esta tan lejos... - Susurre encaminándome a la puerta – Nos vemos mañana, Buena noche – Me despedí apresuradamente y comencé a caminar directo a la casa grande, al menos la familia Cullen ya no era tanto un misterio, pero aun rondaban preguntas en mi mente.

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