Capítulo 71

118 14 1
                                    


-Observa – Dijo Edward dejando el libro donde había encontrado el diario de tía Grace – Es un libro muy viejo – Dijo pasando las hojas una a una con muchísima delicadeza – Perteneció a mi abuelo – Sonreí.

-Ha pertenecido a tu familia por mucho tiempo – Asintió.

-De aquí he aprendido sobre muchas plantas medicinales y de otras plantas que pueden te sirven de alimento – El libro constaba de imágenes muy detalladas y precisas, parecían estar dibujadas a mano, el texto que describía cada dibujo era mínimo, pero muy claro.

-¿Puedo aprender yo también? – Pregunte mirando con atención, él río.

-No necesitas preguntarlo mi vida, puedes hacer lo que desees – Lo mire - ¿Quieres que te enseñe? – Asentí.

-Soy estricto – Dijo con seriedad, solté a reír.

-¿Así? – Pregunte curiosa, coloque mis manos bajo mi mentón – Pues... Pues... - De pronto sin aviso robo un beso de mis labios.

-Pero... Contigo es imposible – Reí.

-Pero si no he dicho nada – Dije aun riendo.

-No lo necesitas, me tienes loco... - Dijo inclinándose hacia mí, sentí mi cara arderse por completo – Con todo y tus sonrojos – Mas ardieron mis mejillas, eso causaba él, un sinfín de emociones, algo que no podía controlar – Entonces... Comencemos – Dijo pegando su cabeza a la mía.

********************************************

No quería estar sola, quería entretenerme con cualquier cosa, con Alice, con Esme, Edward en ocasiones desaparecía por mucho tiempo, y es que la hacienda había sido descuidada mientras nosotros no estábamos, habían demasiadas cosas que hacer, lo extrañaba muchísimo, me hacía falta.

En ocasiones el silencio me invadía, mi mente comenzaba a divagar en cientos de cosas las cuales no quería pensar, en los Swan, en Jacob, en la herencia de Grace Black, eran demasiadas cosas en que pensar y todas venían juntas, eran abrumadoras, eran de esas que me quemaban. Solté un suspiro largo y cansado.

-¡Bella! – Grito Alice, me sobresalte, parecía estar buscándome.

-Aquí en el despacho – Dije sentándome correctamente, de pronto entro como un torbellino, lleno de energía.

-Ven... ¡Ven! – Dijo arrastrándome con ella.

-Espera, ¿A dónde? – Pregunte, pero ella no respondió, sencillamente me hizo levantarme de un tirón, me llevo consigo – Alice... - Llame, pero ella parecía estar en otro mundo, en un mundo muy alejado al mío.

-Por cierto... - Dijo animada – En unos días comenzaremos a remodelar el lago, ¿Te gustaría participar? – Sonreí.

-Pero por supuesto que si – Dije con entusiasmo - ¿Cuándo será exactamente? – Pregunte intentando frenar el paso, pero ella no me lo permitió - ¿A dónde me llevas? – Pregunte.

-A este lugar – Dijo abriendo la puerta de una estancia en la segunda planta, esta se encontraba al final de las habitaciones, nunca entrabamos allí, desde que llegue de hecho, Alice se quedó parada frente y me abrió paso – Adiós – Dijo despidiéndose con su mano, me quede parada, ella me rodó los ojos, se postro detrás de mí y me empujo, entre forzosa, me quede estática, mirando mi alrededor, sonreí, la habitación estaba llena de flores, de muchas flores diferentes, con muchos colores, me acerque a un par de ellas y entre ellas había aquella curiosa flor morada con pétalos delicados y suaves, recorrí con mis dedos todos los lugares, tocando cada flor, cada pétalo, sus brazos me atrajeron a él, coloque mis manos encima de las suyas.

-Es hermoso – Dije dejándome abrazar por él.

-Discúlpame por dejarte sola – Negué con la cabeza, sentí su mejilla contra la mía, su calor era maravilloso, su tacto, su presencia.

-Yo comprendo, tienes muchas ocupaciones y eso está bien – Dije soltando un largo suspiro - ¿Por eso hiciste todo esto? – Pregunte tomando una flor y colocándola en mi nariz, lo sentí negar.

-No precisamente – Susurro alejándose de mí, soltó un suspiro, me gire para verlo.

-¿No precisamente? – Pregunte repitiendo sus palabras, asintió, soltó otro suspiro

-No precisamente, tengo motivos, muchos de hecho... - Lo vi mirar a todos lados menos hacia mí, lo mire confundida.

-¿Por qué estas nervioso? – Pregunte alejando la rosa de mi rostro - ¿Pasa algo? – Entonces me miro, río.

-No... No... Todo está bien – Dijo mirándome a los ojos en un ademan conciliador.

-¿Entonces que me quieres decir? – Pregunte acercándome a él, de pronto extendió su mano, la tome, trago saliva - ¿Por qué estas nervioso? – Volvió a reír.

-No estoy nervioso, ansioso es la palabra – Sonreí, soltó un suspiro - Hace tiempo... Quiero decirte algo, pero... Han pasado muchas cosas, cosas que me lo han impedido – Fruncí el ceño confundida, llevo mi mano a sus labios, planto un beso en mis nudillos, coloco su frente contra mi mano y llevo una rodilla al piso, mis piernas comenzaron a temblar – Quiero pedirte que me hagas el hombre más feliz de este mundo – Me miro directo a los ojos, en su otra mano había una pequeña cajita de color blanco – Cásate conmigo – Susurro casi sin aliento, me quede quieta, no podía respirar, era como si se me hubiese olvidado, solo nuestros ojos hablaban, eran miradas intensas, emocionales, él sonrió - ¿Bella? – Cuestiono - ¿Mi vida estas bien? – Pregunto, asentí repetidas veces y sonreí, trague saliva y deje que mi mano escapara de la suya llevándola a mi nuca, me miro extrañado.

-¿Estas... Estas completamente seguro... Que... - Cerró los ojos y negó con la cabeza – Yo... - Me interrumpió.

-Quiero pasar el resto de mi vida contigo, comprendo que tengas miedo, lo se... No es fácil olvidar, pero me encargare de que sea así pronto, no quiero presionarte... Bella... Bajo ninguna circunstancia quiero hacerlo – Extendió su mano, sin embargo me quede inmóvil, tomo mi mano y coloco la pequeña caja en ella, me dedico una cálida sonrisa.

-Edward si yo no logro hacerte feliz yo... - Me interrumpió.

-Ya lo haces amor mío, compartir tu tiempo a mi lado es hacerme feliz... Quiero casarme contigo, formar una familia, estar a tu lado – Paso sus dedos por mi rostro limpiando a su paso lágrimas que se habían escapado de mis ojos, me abrace a él fuertemente, me rodeo cálidamente con sus brazos y beso mi cabeza – Me tienes en tus manos – Susurro.

-Y yo estoy en lastuyas – Dije escondiendo mi rostro en su cuello – Y sobre casarme contigo... -Dije aferrándome a sus ropas – Si quiero – Susurre casi sin aliento.    

Deseos CompartidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora