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Momentos después, no tardan en emerger de la neblina una serie de figuras encapuchadas, que llevan en sus manos cirios negros encendidos, a las cuales no tardan en unírseles otras figuras-también vestidas con hábitos-que traen flautas y siringas, así como también otros instrumentos de aspecto arcaico que no alcanzas a distinguir claramente, uniendo su música siniestra a los cantos horrendos de los otros encapuchados.

Al cabo de unos instantes, más figuras con el rostro cubierto por máscaras grotescas aparecen caminando por el sendero, acompañadas por unas inmensas cabras negras. Estas transportan sobre sus hombros un ídolo monstruoso adornado con guirnaldas blancas.

El desfile es culminado por una última figura, que trae consigo una enorme hacha, arrastrándola por el sendero, para finalmente perderse en medio de la neblina.

Pasa un buen rato antes de que te animes a dejar tu escondite, dirigiéndote entonces hacia aquel mismo sendero por el cual acaban de transitar todos aquellos personajes siniestros...Qué extraño...No hay rastro alguno de huellas o pisadas. Ni siquiera pueden verse las marcas dejadas por el hacha perteneciente al último integrante de aquella procesión macabra, pese a que fuiste capaz de ver claramente cómo es que iba arrastrándola a su paso.

Casi podría decirse que ellos nunca estuvieron allí.

Empiezas a caminar por el sendero que se abre paso en medio del bosque, yendo en dirección contraria a la que iban esos sujetos aterradores. Por un buen rato te da la impresión de estar avanzando en círculos, hasta dar finalmente con una bifurcación del camino, dividiéndose este en dos direcciones distintas: Una parte del sendero se extiende hacia la derecha, y la otra hacia la izquierda.

Si vas hacia la derecha, lee la parte # 14.

Si tomas el sendero de la izquierda, lee la parte #13.

El Diablo está en tu casaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora