Intentas dirigirte hacia el resplandor blancuzco.
En tu estado actual, ni siquiera puedes saber si estás moviéndote o no...Tan sólo eres capaz de concentrar tu más básico nivel de conciencia a un anhelo específico: Llegar hasta esa luz como sea.
Te concentras y concentras, pero no pareces haberte acercado al resplandor en lo más mínimo, sino que más tienes la impresión de estar desvaneciéndote en medio de la oscuridad...
No...
Tienes que llegar a la luz... ¡Debes alcanzarla como sea! Es tu única esperanza...
De forma espantosa, tienes la sensación de que estás a punto de fragmentar en millones de pedazos, los cuales podrían quedar esparcidos a través de aquel vacío, flotando eternamente.
El terror que la idea de semejante destino te produce es tal que parece alterar toda la realidad en torno a ti: Ya ni siquiera necesitas acercarte al resplandor blancuzco, sino que ahora mismo dicha luz te envuelve y te rodea, hasta que ya no eres capaz de experimentar ninguna otra sensación.
Lee la parte # 50.
ESTÁS LEYENDO
El Diablo está en tu casa
HorrorEs al parecer una madrugada como cualquier otra... Acabas de despertar de una horripilante pesadilla, sintiéndote aliviado de que el horror que presenciaste no fuera nada más que simples imaginaciones tuyas... Y sin embargo.... Sin embargo hay algo...