#51

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Intentas dirigirte hacia el resplandor blancuzco.

En tu estado actual, ni siquiera puedes saber si estás moviéndote o no...Tan sólo eres capaz de concentrar tu más básico nivel de conciencia a un anhelo específico: Llegar hasta esa luz como sea.

Te concentras y concentras, pero no pareces haberte acercado al resplandor en lo más mínimo, sino que más tienes la impresión de estar desvaneciéndote en medio de la oscuridad...

No...

Tienes que llegar a la luz... ¡Debes alcanzarla como sea! Es tu única esperanza...

De forma espantosa, tienes la sensación de que estás a punto de fragmentar en millones de pedazos, los cuales podrían quedar esparcidos a través de aquel vacío, flotando eternamente.

El terror que la idea de semejante destino te produce es tal que parece alterar toda la realidad en torno a ti: Ya ni siquiera necesitas acercarte al resplandor blancuzco, sino que ahora mismo dicha luz te envuelve y te rodea, hasta que ya no eres capaz de experimentar ninguna otra sensación.

Lee la parte # 50.

El Diablo está en tu casaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora