El Diablo está en tu casa

#22

A pesar de lo agobiado que te encuentras por todo lo que ha sucedido a lo largo de esta madrugada infernal, sientes que todavía es muy pronto para rendirse... Tiene que haber algo que puedas hacer...Algo que te permita sobrevivir aunque sea un poco de tiempo más.

Tú has escuchado en más de una ocasión esas frases motivadoras para cada situación difícil de la vida. "Siempre hay una salida al final del túnel, siempre hay una luz al final del laberinto...", "Dios no cierra una puerta, sin antes abrir una ventana..." y otras cosas por el estilo.

Hasta ese momento, todas esas frasecitas de mierda te habían parecido una tontería inútil, más ahora estás dispuesto a creer lo que sea con tal de no dejarte sucumbir a la desesperación, a la locura.

"Si hay tormenta, agárrate donde puedas." Piensas entonces, al tiempo que dibujas una sonrisita idiota en tu rostro, recordando otra más de esas dichosas frases.

Puesto que intuyes que no hay electricidad en toda la casa, decides buscar la libreta guardada en uno de los cajones de la mesilla de noche que se encuentra al lado izquierdo de tu cama. Efectivamente, la linterna sigue allí, y para tu alivio, no tardas en descubrir que sus baterías siguen funcionando.

Con la linterna alumbras el interior del ropero, extrayendo del mismo una vieja raqueta de tenis. No es la gran cosa, pero es lo más cercano a un arma que has podido conseguir dentro de tu pieza.

Sabes que tu padre posee una pistola escondida en alguna parte de su habitación. Y como recordarás, la puerta de la misma ha sido cerrada desde adentro.

Sin embargo, también recuerdas que hay una copia de la llave del dormitorio de tus padres escondida dentro de la alacena en la cocina.

Bueno, por lo menos ahora tienes un plan: Tienes que bajar hasta la cocina y conseguir esa llave.

Lee la parte #25.