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Decides ignorar la advertencia escrita en las notas. De todas maneras, ni siquiera puedes estar completamente seguro de que en realidad hayan sido escritas por tu padre.

Uno a uno, vas apartando rápidamente los pestillos de la puerta, listo para salir al mundo exterior en busca de ayuda.

Y en cuanto la puerta queda abierta, para tu total desconcierto... No alcanzas a ver nada más allá del umbral de tu casa.

Nada, salvo la oscuridad más absoluta.

"¿Qué diablos...?" te preguntas a ti mismo, apenas un cuarto de segundos antes distinguir un inmenso ojo de color escarlata refulgiendo en medio de las tinieblas... Un espeluznante jadeo, semejante al tortuoso murmullo de un sinfín de almas torturadas empieza a resonar en las tinieblas, al tiempo que centenares de manos emergen desde las sombras, extendiéndose con la velocidad de un rayo hacia ti.

Las manos te atrapan, arrancándote pedazos de la piel en cuanto intentas oponer resistencia. Algunas te aprietan con tal fuerza los brazos y las piernas que terminan arrancándotelas de cuajo.

Eres arrastrado hacia la oscuridad, hacia donde el monstruoso ojo gigante sigue observándote atentamente, abriéndose poco después una boca larguísima que no tarda en engullirte.

Para tu desgracia, tu sufrimiento no termina allí, porque dentro de la boca que te devoró, hay muchas otras bocas más, todas ellas ansiosas por destrozar tu carne.

Eres masticado y desgarrado una y otra vez, sin que por ello se te permita morir: Esas bocas infernales desean degustar al máximo tu desesperación, tu miseria.

No eres más que un juguete para ellas...Una mera golosina que no bastará para saciar el hambre infinita de aquel horror existente más allá del cosmos, cuya mera presencia bastaría para llevar a la humanidad entera a la locura.

Y tú serás devorado por aquel horror durante el resto de la eternidad.

FIN

FIN

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El Diablo está en tu casaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora