#24

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Corres lo más rápidamente posible hacia la edificación con aspecto de monasterio que se yergue en las cercanías. Apenas si tienes tiempo de refugiarte allí antes de lleguen los espantosos integrantes de la procesión siniestra, quienes para tu mala suerte han escogido dicho lugar para la realización de un espantoso ritual...Desde tu escondite presencias como ellos se postran ante un espeluznante ídolo cuyo aspecto te hace pensar en un híbrido de hombre y cabra, disponiendo toda clase de extrañas ofrendas sobre un altar de piedra dispuesto a su costado izquierdo, el cual no tarda en llenarse de las más extrañas flores, frutos y raíces que alguna vez hayas visto en tu vida... Al ritmo de una estrambótica música, las dos cabras que esos personajes traían consigo son sacrificadas de una manera espantosa, extrayéndoseles determinados órganos, para luego ser decapitadas, adornando sus cabezas el centro de un circulo extraño que uno de los encapuchados presentes en aquel recinto ha dibujado valiéndose de la sangre de aquellos infortunados animales.

Después de realizarse tan brutal sacrificio, la tenebrosa multitud de encapuchados presente dentro del monasterio entona al unísono un cántico espeluznante, el cual produce un eco fantasmal en los alrededores, y todavía sigue resonando en tus oídos unos cuantos segundos luego de su término.

Y es entonces, cuando para tu total asombro observas como el horrible ídolo ante el cual todos ellos se arrodillaron cobra vida repentinamente, tornándose su pétrea constitución en materia orgánica, dotada de una respiración bestial...

Este ser olfatea el aire, deleitándose de la misma manera que lo haría un depredador ante el olor de la sangre que ha sido derramada sobre el altar de piedra, devorando los restos de las cabras sacrificadas con pasmosa velocidad, igual que una hiena hambrienta y rabiosa.

Terroríficas exclamaciones de triunfo son proferidas por parte de los encapuchados mientras el ídolo viviente despedaza salvajemente la ofrenda que ha sido preparada en su honor, tiñéndose su sombrío pelaje gris de rojo... Y una vez terminado el festín, una de las figuras vestidas con túnicas da un paso al frente, y aparta el capuz que mantenía su rostro cubierto en sombras: Se trata de una hermosísima mujer de largos cabellos negros, quien trae en sus brazos algo envuelto en un manto color carmesí, la cual se la ofrece al monstruoso híbrido.

Una vez el manto ha sido apartado, descubres que la ofrenda de la mujer es en realidad un infante no-nacido...Un feto en avanzado estado de descomposición, el cual es ceremoniosamente dispuesto sobre el altar de piedra frente a la diabólica mirada del hombre cabra, el cual no tarda en extender sus horrendas manos deformes sobre tan enfermiza oblación.

Tú apartas la mirada asqueado en cuanto esa bestia ha empezado a devorar el feto, apenas conteniendo las intensas ganas de vomitar que se atenazan en tu garganta...Pero aún con tus ojos cerrados, hasta ti llega el horripilante sonido de las dentelladas que son asestadas por ese demonio al pequeño cuerpo sin vida de su víctima.

Te llevas las manos a los oídos, deseando con todas tus fuerzas estar en cualquier otra parte del mundo menos allí, pero tus manos no son suficientes para enmudecer del todo la serie de horripilantes ruidos que se dan a continuación...No quieres empezar en lo que podría estar ocurriendo en cuanto empiezas a escuchar unos grotescos gemidos inhumanos, en los que tú tienes la desgracia de percibir una perversa mezcla de placer y agonía...

¿De veras esto es un sueño? ¿Cómo tu mente podría haber sido capaz de concebir escenas así de repulsivas?

Ni siquiera la más morbosa de todas las películas de terror que hayas visto en toda tu corta vida podría compararse con tal horror que se está llevando a cabo en dicho lugar, el mismo que está a punto de hacerte perder la razón...

"Dios mío...Si esto es un sueño mío, por favor que termine cuanto antes...Ya no lo soporto más...Ya no lo soporto más..."

Una luz escarlata baña entonces todo el monasterio...Su resplandor parece tener un efecto hipnótico sobre ti, obligándote a salir de tu escondite.

Así es como la vez: Una espléndida e inquietante luna llena que refulge a través de una de las aberturas en la bóveda de piedra de aquel templo, que parece observar el abominable ritual que se lleva a cabo en dicho lugar como un inmenso ojo monstruoso.

Y en cuanto bajas la vista, tus ojos se posan sobre el altar de piedra, alrededor del cual se lleva a cabo una demoníaca orgía, sostenida entre la mujer de cabellos negros, el híbrido de cabra y todo aquel carnaval de horrores que conformaban la siniestra procesión: Despojados de sus túnicas, finalmente eres capaz de ver claramente su verdadera naturaleza, repleta de nauseabundos horrores que un ser humano común y corriente ni siquiera podría ser capaz de concebir.

Gritas con toda la fuerza de tus pulmones hasta finalmente perder el sentido.

Lee la parte #66.

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El Diablo está en tu casaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora