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Miras por un breve instante el horroroso panorama que tienes frente a ti, empezando a considerar que allá abajo podrían estar esperándote horrores mucho peores que los que presenciaste en la planta superior de la casa, de manera que terminas decidiendo emprender el ascenso de vuelta a la planta superior.

Pero ni siquiera has terminado de subir los peldaños cuando te percatas de la presencia de unas espantosas criaturas, de cuerpo deforme y retorcido, las cuales emergen una tras otra de la habitación de tus padres, desde donde todavía se escuchan fortísimos gritos de agonía de parte de tu supuesta madre.

Esos seres aúllan como demonios furiosos al momento de verte, y avanzan hacia ti con la misma velocidad asesina de una serpiente. Tú intentas huir a toda prisa, bajando otra vez las escaleras...

Tal parece que tus dudas iniciales con respecto a los peligros en la planta baja se han disipado por completo.

Por desgracia, tus perseguidores son muchísimo más rápidos que tú, y uno de ellos te atrapa de los pies valiéndose de sus numerosos brazos, los cuales se extienden repulsivamente alrededor de todo su cuerpo como un ciempiés.

Intentas liberarte de tu captor pateándole en la cara y lo único que consigues es que este te arranque el talón de un mordisco.

El olor de tu sangre parece excitar de sobremanera a los demás monstruos, empezando a disputar entre ellos para obtener diferentes partes de ti: Uno te agarra de la cabeza, otro de los brazos, mientras que un tercero engarfia sus tentáculos alrededor de tus piernas.

Pegas el más intenso alarido de dolor que hayas dado en tu vida mientras esos abominables espantajos te estiran hacia diferentes direcciones, hasta que finalmente tu cuerpo es despedazado por completo, quedando tus órganos desperdigados por todo el pasillo, que ahora se ha teñido de un escarlata infernal.

De forma semejante a las aves de rapiña, las demoníacas bestezuelas que te despedazaron se dedican inmediatamente a nutrirse de ti, deleitando sus inflamados vientres repletos de úlceras con el sabor de tu carne destrozada.

FIN

FIN

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El Diablo está en tu casaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora