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No confías en esas voces...

Hasta donde tú sabes, podrían tratarse incluso de demonios, tratando de engañarte. De ninguna manera vas a prestarles ayuda.

Haciendo caso omiso de aquellos plañidos inhumanos, te dedicas entonces a intentar abrir la puerta del baño, asestándole numerosos golpes y patadas, los cuales no tienen efecto alguno. Y tan enfrascado en estas en tus esfuerzos que no te percatas de las cascadas de sangre que han empezado a desbordarse del lavatorio.

Y de esta sangre va emergiendo lentamente una tras otra numerosas figuras escuálidas, cuyos espantosos cuerpos han sido carcomidos por gusanos hasta la médula. Sus corroídos rostros son un horror sin fin, en el cual se ve reflejado la pasmosa agonía de quien se ve obligado sufrir toda clase de suplicios...Pero al mismo tiempo, un brillo diabólico puede advertirse dentro de las cuencas que tienen en lugar de ojos, adivinándose en sus monstruosos gestos un odio indescriptible.

Sólo les toma una milésima de segundo materializarse a tus espaldas, para luego engarfiar sus agusanas manos alrededor de tus brazos y hombros, arrastrándote así hasta el lavatorio repleto de sangre, estrellando tu cabeza numerosas veces contra el mismo, hasta dejarte reducido a un despojo irreconocible, que se retuerce en espantosos estertores, sumergido en un charco de su propia sangre, la cual no tarda en mezclarse con la sangre inmunda que ha empezado a inundar por completo el baño.

Y ni aun así esa puerta maldita se abre.

Eres arrastrado hacia la oscuridad más profunda, las tinieblas más infinitas...

Ni siquiera sabes si estás vivo o muerto en realidad, pero ciertamente el destino que te espera a continuación es por mucho peor que la muerte.

Desde hoy tu eterna lamentación se unirá con el resto de voces que lloran detrás del espejo, en espera de que alguien los libere algún día del inacabable dolor que les ha tocado padecer sin consuelo alguno.

Este es el infierno.

FIN

FIN

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El Diablo está en tu casaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora