#41

23 1 0
                                    

Esta criatura...Este ser...

Este ser es una aberración espantosa. Algo que de ninguna manera tiene el derecho a existir.

Y por esa misma razón...

Por esa misma razón debes acabar con su abominable existencia en este mismo instante.

Mientras él sigue suplicando por tu ayuda en el suelo de la cocina, tú deliberas sobre la forma más rápida de eliminarle, decidiéndote a cercenar su garganta usando el mismo cuchillo de cocina que usaste para abrir la alacena.

Basta un sólo y rápido movimiento tuyo para terminar con la vida de ese pequeño monstruo.

Sí...Esto es lo que debías hacer. Esta fue la decisión correcta.

O por lo menos eso es lo que tú intentas creer, apenas pudiendo disimular tu perverso regocijo mientras observas morir a esa criatura pequeñaja y deforme.

Empiezas a reírte como un desquiciado en la oscuridad.

Tus risas hacen un eco escalofriante en las paredes mientras tú vas perdiendo más y más la noción de la realidad.

Quieres parar de reírte, pero no puedes hacerlo. Simplemente no puedes.

No puedes.

También sigues riéndote cuando entran a la cocina numerosos personajes vestidos con túnicas blancas ensangrentadas, cuyo aspecto te recuerda mucho a la criatura que acabas de asesinar. Sigues riendo cuando esos mismos personajes te atrapan, llevándote a rastras hacia una habitación a oscuras, en donde no hay nada más que una silla de aspecto antiguo, muy semejante a las sillas eléctricas en donde suelen ser ejecutados los reos de las películas antiguas.

Sigues riéndote cuando tus captores te amarran a la silla.

También ríes al ver cómo es que uno de los personajes extrae de una caja metálica un pequeño taladro.

Ríes, a pesar de que quieres dar el más fuerte, el más desesperado grito que alguna vez hayas dado en tu vida.

Ríes...

Ríes mientras el taladro va perforando lentamente tu cráneo.

Ríes, mientras sientes la sangre caer por tu frente, mientras sientes la tibieza de una lágrima cayendo por tu rostro.

Eso es lo último que eres capaz de sentir, antes de perder toda noción de la realidad.

FIN

FIN

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El Diablo está en tu casaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora