Tu hermana podría estar en peligro. Por mucho miedo que tengas, tienes que ir en su ayuda...
Respirando hondo y con el corazón latiéndote muy de prisa en el pecho, te diriges lentamente hasta la pieza de tu hermana, sitio desde el cual escuchaste un espantoso ruido...Un ruido semejante a un cántico monstruoso, pronunciado en alguna clase de idioma desconocido.
No...Es mejor no pensar en ello demasiado en lo que acabas de escuchar. Eso sólo dificultará más las cosas.
Ahora el pasillo ha quedado en silencio, pero tu inquietud no se disminuye en lo más mínimo. Y de hecho, tus nervios se acrecientan conforme pasan los segundos.
Unos instantes después, estás frente a la puerta del dormitorio de tu hermana menor, el cual está adornado con la figura de un gato hecha de cartulina púrpura, sobre cuyo lomo se ha escrito: "Ana-Lu" con letras grandes y rojas.
Abres la puerta, y descubres una habitación sumergida en la oscuridad más absoluta.
—Ana, ¿Estás allí? —Alcanzas a preguntar con un hilo de voz.
No hay respuesta alguna.
Tanteas en medio de la oscuridad, en busca del interruptor de luz. Y en cuanto la luz se enciende, descubres un lugar en ruinas, cubierto de polvo y humedad, como si nadie hubiese entrado en dicha recámara desde hace varios años.
Y sin embargo, alcanzas a descubrir unas vendas manchadas de sangre sobre el lecho de tu hermana menor, sangre todavía fresca que mancha tus dedos en cuanto las tocas.
Pero no hay el más mínimo rastro de tu hermana.
Lee la parte #17.
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El Diablo está en tu casa
HorrorEs al parecer una madrugada como cualquier otra... Acabas de despertar de una horripilante pesadilla, sintiéndote aliviado de que el horror que presenciaste no fuera nada más que simples imaginaciones tuyas... Y sin embargo.... Sin embargo hay algo...