Retrocedes aterrorizado ante semejante aparición.
—Por favor, no temas...—te dice aquella criatura deforme, extendiendo sus manecitas hacia ti—. No soy tu enemigo...
—Tú...Tú... —balbuceas, recordando las horrorosas escenas de la infernal película que viste hace unos momentos—. ¿Quién eres tú?
—Soy algo a quien el don de la vida le fue negado...Un triste espectro condenado al Limbo de la Inexistencia sin poder siquiera conocer el descanso de lo Eterno debido al pacto maléfico sostenido por mi madre...
—Dónde... ¿Dónde estamos? —inquieres tú, sin apenas poder disimular lo perturbador que te resulta estar en presencia de aquel no nacido, que no tarda en responderte lo siguiente:
—Sé lo que estás pensando...Y déjame decirte que es algo bueno que ya no nos encontremos más en tu casa, puesto que dicha edificación ya no se encuentra más en el mundo de los humanos...El demonio se valió de sus maléficas artes para trasladarla hasta una dimensión infernal, dentro de la cual esperaba someterte al punto que tú terminases entregándole tu alma...
— ¡¿Mi alma?! ¿Por qué razón el diablo podría querer mi alma?
—Tú mismo lo viste en la película que te mostré...Fuiste concebido por medio de una intervención diabólica, y eso ha maldecido tu existencia, atando tu destino con los planes de los ángeles caídos...Ellos esperan que tú te conviertas en el Anticristo profetizado para el fin de los tiempos, destinado a traer la perdición de la raza humana...
Semejante explicación no consigue sino llenar tu mente con muchas más interrogantes.
— ¿Cómo podría ser yo el Anticristo? ¡Eso no tiene ningún sentido! —exclamas, llevándote una mano a la frente. Estás pálido, y has empezado a sudar frío...Y tal vez sea solamente por los nervios que estás experimentando, pero sientes cómo si la temperatura del recinto en el que estás hubiese descendido abruptamente.
El no-nacido deja escapar un quejido de dolor.
— ¿Estás bien? —le preguntas, y él tarda unos segundos en responderte:
—Ya casi no me quedan fuerzas para sostener este refugio que construí en medio del Limbo...Tan sólo no nos queda una alternativa, y es que partamos hacia otra realidad...
¿Otra realidad? ¿De qué está hablando ese ser?
Como si pudiese adivinar el curso de tus pensamientos, el no-nacido se vuelve hacia ti y añade:
—Sé que estás confundido, pero no hay mucho tiempo para explicaciones...Tan sólo puedo prometerte que si conseguimos llegar hacia alguna realidad paralela, estaremos a salvo de la condena que ha sido impuesta sobre nosotros debido a las circunstancias de nuestro nacimiento...
El no-nacido tose, y después te contesta con apenas un hilo de voz:
—Es necesario que unas tu destino con el mío...Bríndame un poco de tu sangre, y eso me dará la fuerza necesaria para perforar los límites de este vacío hacia uno de los numerosos mundos que existen más allá de las barreras que separan las dimensiones...Eso sí, debes tener en cuenta que ya no podrás volver al mundo del cual tú viniste...
Esas últimas palabras te toman por sorpresa, razón por la cual te ves obligado a expresar una duda que lleva preocupándote desde hace un buen rato:
—Pero... ¿Qué pasará con mi familia? ¿No hay una forma de ayudarles?
—Hablas de tu familia adoptiva, ¿No es así? Lo siento...Pero lo más probable es que todos ellos ya estén muertos. El diablo solamente tiene interés en tu persona, y no creo que se molestase en mantener a alguno de los tuyos con vida...
Y no bien esa última frase es pronunciada, unos cuantos hilillos de sangre negra empiezan a brotarle de los ojos y labios.
— ¡De prisa! —Exclama él, con tono desesperado—. ¡Debes darme un poco de tu sangre! ¡Sólo así logramos escapar del infernal destino que nos ha sido preparado a ambos!
Si le das inmediatamente tu sangre a ese pequeño ser, lee la parte #115.
Si en cambio dudas en hacerlo, lee la parte #46.
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El Diablo está en tu casa
HorrorEs al parecer una madrugada como cualquier otra... Acabas de despertar de una horripilante pesadilla, sintiéndote aliviado de que el horror que presenciaste no fuera nada más que simples imaginaciones tuyas... Y sin embargo.... Sin embargo hay algo...