#101

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Tomas el devocionario y empiezas a rezar.

A pesar de que nunca has sido una persona muy observante con la religión, en estos momentos desesperados tu alma busca el consuelo de la fe como agua en medio de un desierto: Es así como empiezas a musitar una larguísima plegaria al lado de tus dos padres muertos, orando por su descanso eterno, y también por ti mismo y por tu hermana menor.

Justo cuando estás a punto de terminar aquellos rezos pronunciados en voz baja, empiezas a escuchar una serie de golpeteos: Alguien está tocando la puerta de la habitación de tus padres.

Si abres la puerta, lee la parte #109.

Si eliges ignorar los golpes y continuas orando, lee la parte #116.

El Diablo está en tu casaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora