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Empiezas a darte una ducha helada.

Aunque hace frío, el agua te sienta muy bien, siendo más que suficiente para despertarte del todo.

Y ahora que estás despierto del todo, eres capaz de darte cuenta de que no estás en la ducha, sino que estás rodeando por una serie de formas asquerosas, semejantes a la piel infecta de alguna clase de parásito descomunal.

Una serie de ojillos horribles, como los de una larva de insecto te miran fijamente al tiempo que cae sobre ti un líquido ácido y espeso que te corroe la piel al instante, dejando tu carne viva y huesos expuestos. El dolor, la agonía que experimentas durante esos momentos es totalmente insoportable, estando más allá de cualquier posible descripción.

Una boca babeante, como la de una sanguijuela se abre entonces a tus pies.

Eres devorado al instante por la masa informe dentro de la cual has caído prisionero, y mientras tu carne y tus huesos son comprimidos hasta formar una plasta repugnante la cual es regurgitada, para luego ser engullida una y otra vez por aquel ser (¿O se tratará acaso de varios seres?) tú solamente deseas que todo sea parte de una horrible pesadilla de la que todavía no has conseguido despertar del todo...Aún a pesar de haberte dado una ducha fría.

FIN

FIN

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El Diablo está en tu casaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora