#113

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Tienes la punta de la pistola en la sien y aprietas el gatillo, volándote la tapa de los sesos en cuestión de microsegundos, los cuales son más que suficientes para borrar de tu mente toda noción de la realidad.

Todo ha terminado para ti, aparentemente.

O tal vez...

O tal vez puede que este todavía no sea el final de tu historia.

Lee la parte #53.


El Diablo está en tu casaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora