#115

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Decides darle tu sangre al no-nacido, extendiéndole tu mano derecha y él empieza a succionar tu sangre de la misma manera que lo haría una sanguijuela, acción que de alguna manera parece renovar sus fuerzas.

El recinto empieza a temblar entonces, siendo violentamente sacudido por alguna clase de fuerza exterior...Unos cuantos segundos después, numerosos brazos monstruosos emergen de las paredes, extendiéndose hacia ti.

— ¡Rápido! —Te grita el no-nacido, señalando una abertura que acaba de aparecer en el piso de un momento a otro—. ¡Esta es nuestra única vía de escape! ¡No tendremos ninguna otra oportunidad!

Y habiendo dicho eso, él salta al oscuro interior de esa abertura, donde no puede verse nada en absoluto.

A pesar de tu desconfianza, ya no hay tiempo para ponerse a dudar, por lo que tú también te dejas caer en dichas profundidades sin estar completamente seguro de lo que podría estar esperándote en el otro lado...

Lee la parte #62.

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El Diablo está en tu casaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora