#33

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De un momento a otro, la escena proyectada en la pared cambia de forma abrupta, mostrando en esta oportunidad a la mujer yaciendo desnuda sobre el mismo altar de piedra sobre el cual fueron ofrecidos los restos del infante no nacido al híbrido demoniaco con aspecto de macho cabrío. Esta vez no parece haber nadie más en las cercanías.

El vientre de la mujer ha crecido en forma considerable, dejando entender que ella está a punto de dar a luz...Y aunque ella está sonriendo, su rostro tiene un aspecto terriblemente demacrado, como si estuviese al borde de la muerte.

Abundante sangre baña el altar en el momento en el cual ella ha empezado a dar a luz, en medio de espantosos gritos de dolor, que a ratos parecen confundirse con exclamaciones de júbilo, y tras un silencio prolongado a inquietante, puede oírse claramente el llanto de un bebé.

La escena cambia nuevamente...Ahora se muestra la oscura habitación de un hospital, muy parecida a la que te encuentras en este preciso instante. Allí, una pareja llena unos documentos que le son extendidas por una anciana mujer con uniforme de enfermera, mientras conversan alegremente entre sí. Tú no tardas ni en reconocerlos: Esas dos personas son tus padres...En cuanto ellos han terminado de revisar y firmar los documentos, se los extienden de vuelta a la anciana enfermera, quien les invita a seguirles a un cuarto contiguo, en donde se hayan numerosos bebés en sus respectivas cunas...

Tu madre extrae a uno de los bebés de su cuna, empezando a cargarlo, mientras le sonríe con ternura...

Tú todavía recuerdas esa dulcísima sonrisa: Es el recuerdo más antiguo que aún conservas en tu memoria...

Enfocada en primer plano, el rostro de tu madre parece casi angélico, y tú la sientes tan cercana que incluso tienes la impresión de que ella podría materializarse a tu lado de un momento a otro...Pero no bien extiendes tu mano derecha hacia la pared en donde está siendo proyectadas estas imágenes, te das cuenta de que tu madre se ha transformado en la mujer de cabellos negros, quien formula las siguientes palabras:

—Fue por ti...Todo fue por ti, querido hijo mío... ¡Todo lo que hice fue por ti!

La expresión de su rostro es de sobrecogedora desesperación, que llega a conmoverte. Pero tu tristeza no tarda en convertirse en espanto en cuanto aparece en su lugar aquel monstruoso híbrido de hombre y cabra, el cual profiere una serie de espantosos bramidos y exclamaciones pronunciadas en alguna clase de lengua extraña. Y sin embargo lo último que alcanza a decir si lo entiendes claramente:

—Tú eres mío... ¡Eres mío para siempre! ¡SIEMPRE!

La película proyectada por el viejo cinematógrafo queda completamente en negro, apenas unos cuantos segundos antes de que dicho empiece a arder en llamas ante tu atónita mirada.

Ahora ya sabes la verdad... —dice una débil voz a tus espaldas—. Así que es tiempo de que tomes una decisión...

Tú te das la media vuelta, pero no ves a nadie. Hace falta que agaches la vista para que te des cuenta de que una figura, pequeña y ensangrentada ha aparecido en una de las esquinas de la habitación, que luce exactamente igual que aquel feto devorado por el monstruo con aspecto de macho cabrío...

Lee la parte #34


El Diablo está en tu casaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora