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Sigue narrando Tn.
Desperté pero no sabía dónde estaba, tenía miedo, empecé a recordar todo lo que pasó y me asustó que Sebastián no estuviera conmigo, ¿dónde estaba él? ¿A dónde se lo llevaron? Tenía que verlo, se supone que ambos nos cuidaríamos. Mis lagrimas empezaron a salir, tenía miedo. No sabía dónde nos encontrábamos.

-¡Sebastián! -Grité y se escuchó un eco.

-Tn. -Se escuchó un susurro.

-¿Sebastián? ¿Eres tú? ¿Dónde estás? - Mi voz se escuchaba entrecortada por mis lloriqueos.

-Tranquila, yo estoy bien. -Seguía susurrando.

-¿Cómo tienes tu pierna?

-Sigue sangrando, creo que he perdido mucha sangre. -Volvió a susurrar.

- Vamos a salir de ésta. -Quise caminar pero estaba amarrada de las piernas así que no podía.

Una persona entró a la habitación, era el mimos que me tenía en el hotel. Maldito. Nunca había odiado tanto a una persona como a él. Era muy diferente el odio que les tenía a Luke y Sebastián.

-Veo que ya despertaste. -Sentí como su mano tocó mi mejilla.

Yo no me movía, tenía miedo de que hiciera una cosa más grave. No le conocía y ese era un gran motivo para portarme bien con él.

-No la toques, maldito. -Dijo Sebastián al otro lado de donde estábamos.

-Espera, ¿el querido Sebastián enamorado por primera vez en su vida? -Se empezó a reír.

-Eres un imbécil.  -Le dijo Sebastián.

Se paró de mi lado y supongo que fue hasta donde estaba Sebastián.

-En esta casa la única persona que puede decirme así son los idiotas que están allá afuera.

No sé qué le hizo a Sebastián que él se empezó a quejar, creo que lo había lastimado.

-Déjalo, no lo lastimes. -Grité.

-¿Son novios? -Se acercó hasta donde estaba yo.

Ninguno de los dos dijo nada, y es que la verdad no éramos nada, Sebastián era raro y la gran parte del tiempo que me la pasaba con él lo estaba odiando.

-Bien, veo que sí es tu novia. Y ahora vas a sufrir lo que sufrí yo. -Volvió a decir la persona que estaba a mi lado.

Me desató de las piernas y me cargó, me llevó a un lugar de donde estábamos y prendió una pequeña lámpara en la que se veía una cama, voltee para todos lados buscando a Sebastián y sólo alcanzaba a ver su silueta, tal vez él sí me vea a mi pero yo a él no. Me acostó en la cama y yo me empecé a casi hacer del baño del miedo. No ahora por favor.

-Fede, los problemas son conmigo, no con ella, ahora déjala en paz. -Le dijo Sebastián.

- Tú a mí no me das órdenes, ahora cállate y disfruta la función. -Le contestó Fede.

¿Así se llamaba Fede? Me aventó a la cama y amarró mis manos, me acordé se la misma vez que así lo hizo Sebastián. Espero que vea todo el daño que él me hizo en ese momento. Yo empecé a llorar, sabía lo que venía, por segunda vez en mi vida. Creo que la única persona que nunca me hizo daño fue Luke. Me golpeó pero nunca se quiso aprovechar de . A final de cuentas los tres son unos estúpidos.

Una vez amarrada Fede empezó a darme besos en el cuello, yo me movía para poder esquivarlos pero no servía de nada.

-Déjala, no te atrevas a tocarla. -Intentó alzar la voz Sebastián.

-¿Me estás retando? Vas a ver qué lo disfruta más conmigo que contigo. -Le respondió Fede.

Se subió arriba de y me quitó mi playera, quedé en sostén y empezó a darme besos en mi abdomen, yo no hacía nada más que llorar, la lucha estaba perdida, estaba más que claro que hoy Fede abusaría de mí. Él se quitó la playera y después desabrochó mi pantalón, lo bajó y Sebastián sólo le decía que parara, Fede nunca se iba detener, si Sebastián no lo hizo menos Fede. Quitó mi sostén y empezó a besar mis pechos, se quedó ahí durante varios minutos y después bajó mi boxer, era el momento. Él se quitó su pantalón y después bajó sus boxer.

-Haré lo que quieras pero por favor no le hagas nada. -Dijo Sebastián rendido.

-La cama está lista. -Respondió Fede.

Empezó a acariciar mi parte íntima y yo me aceleré más, mis lágrimas seguían saliendo y mis lloriqueos se escuchaban un poco más recios. Él tomó su miembro y lo iba a meter en mí, había llegado el momento.

-Mierda, no lo hagas. ¡Déjala! -Se escuchó la voz entrecortada de Sebastián.

Ésta va por ti Sebastián, por meterme en esta vida de mierda. Gracias.

Narra Sebastián.
Lo había hecho, estaba teniendo sexo con Tn. Yo no podía hacer nada, estaba amarrado y mi pierna se seguía desangrado. Esto es lo peor que puedo ver en mi vida. Nunca debí traer a Tn, nunca debí meterla en esta vida de mierda que llevo. Ella jamás me perdonará todo lo que ha pasado por mi culpa. Verla en esa cama con ese idiota me recordó cuando yo hice lo mismo, y muchas veces estuve a punto de volver a hacerlo, ahora veo todo lo que sufre.

Fede seguía disfrutando de mi chica, mis lágrimas empezaron a salir, era la primera vez que lloraba, y jamás me imaginé que fuera por una chica. Él la penetraba cada vez más recio y Tn gritaba, obvio que le dolía. Yo no dejaba de llorar, no podía parar, me sentía una mierda ver lo que estaba pasando y no poder hacer nada.

Jamás me imaginé enamorarme, y menos de mi secuestrada.

Secuestrada •S.V.•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora