ST. 10

219 14 0
                                    

Narra Sebastián.

-Oh, mierda. -Suspiré.

Y fue un suspiro de alivio, Tn no estaba embarazada, yo esperaba ver esa felicidad en su cara pero no fue así, y no creo que ella quiera tener un hijo.
Salimos del hospital y nos subimos a la camioneta.

-No te veo feliz, esto es un gran motivo. -sonreí.

-¿Sí? ¿cuántas veces más vamos a tener que pasar por esto? Eres increíble, Luke.

-¿Qué? Para empezar yo no soy Luke y no tengo nada que ver con él, no me compares. Segundo, ¿Tuviste sexo con él?

¿Qué mierda? Por qué me llamaba Luke. No puedo creer que cuando esté conmigo esté pensando en aquel idiota. Y aún más peor que de haya acostado con él, no esperaba ni más ni menos de Tn.

-¿De qué hablas? ¿Por qué siempre tienes que estar metiendo a Luke en nuestras pláticas?

-¿Qué? Tú me acabas de llamar Luke, la que no deja de pensar en él eres tú. -Grité.

-Sí, no dejo de pensar en por qué no estoy con él teniendo sexo ahora. Todos los días sigo soñando con... -No la dejé terminar.

-¡Cállate! Maldita sea, cómo te alegras de ser una puta, porque eso es lo que eres, ¡una puta!

-Vete a la mierda, Sebastián.

Narra Tn.
Era absurdo pelear con él, siempre lo mismo, es el cuento de nunca acabar. Lo odio tanto pero a la vez no. No sé qué sucede entre nosotros. No sé nada.

Llegamos a la casa y yo me fui a la sala, me acosté en el sillón más grande, quería dormir un rato. Sebastián se fue a su cuarto sin decir nada, sólo espero que no se enfade tanto porque al rato voy a tener hambre y aquí no hay nada.

Traté de dormir pero no pude, el sillón era muy incómodo y no quería meterme al cuarto que me pertenecía, me hacía creer que entraba, Sebastián volvería a encerrarme. Decidí subir a su habitación después de un largo tiempo, tenía hambre, lo único que había comido en estos días lo vomitaba, la doctora sólo me dio pastillas para dejar de hacerlo y no supo qué era y claro, obvio no le dije que Sebastián me abandonó en un cuarto sin comida.

Sebastián estaba tranquilamente dormido pero yo no podía esperar más tiempo, quería comer ahora. Aunque es buena opción convertirme en caníbal y comerlo a él. 7u7. Me senté en la cama a lado de él y él despertó.

-¿Qué haces aquí? -Preguntó aún adormilado y con los ojos cerrados.

-Tengo hambre y sueño pero gana el hambre. -Me quedé pensando.

-Duérmete y deja dormir. -Me jalo haciendo que me acostara a lado de él.

-Tengo hambre, Sebastián. -Gruñí.

-Cállate. -Me abrazó.

Mi cara quedó en su pecho y su respiración la sentía en mi frente, estaba muy calientito. Su aroma era algo rico para ser hombre. Aparte él es raro cuando usa perfume, tal vez es su desodorante. Sebastián me tenía agarrada del cuello, y ya me estaba empezando a incomodar esta posición.

Secuestrada •S.V.•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora