Sebastián se quitó la chamarra que tenía y la aventó en alguna parte de la habitación, se arrimó conmigo y me aventó más al centro de la cama como si fuera un trapo, él se aventó enseguida de mí y cayó justo arriba de mi abdomen, puje al sentir su peso arriba de mí. Sebastián era delgado pero eso no significaba que podía aventarse encima de mí. Yo no entendía si me iba a golpear o qué me haría.
Quería levantar mi playera pero yo no se lo permití, la agarré muy fuerte para que no lo hiciera pero fue absurdo, la rompió toda y sólo la hizo a un lado, bajó a mis pantalones, ¡Oh no! Otra vez no. Los desabrochó y yo me movía para que no pudiera pero la fuerza de Sebastián era increíblemente fuerte, consiguió bajar mis pantalones y ya sólo estaba en bragas.
-Para por favor. -Tenía la respiración agitada.
-El daño está hecho.
Arrancó mis bragas y yo rápidamente doble las piernas, era una vergüenza estar así frente a Sebastián, aunque es la segunda vez que estoy así frente a él. Subió a mi sostén y también lo rompió, tiró de él fuerte y éste se rompió con mucha facilidad. Sebastián se quitó su ropa enfrente de mí, yo seguía sin entenderlo, es que después de todo lo que pasé con Sebastián seguía sin entender que de alguna u otra forma me hacía daño, lo vi llorar y estoy segura que fue real todo lo que me dijo, también sus sentimientos, le cuesta trabajo sacarlos pero sí tiene. Sebastián no es la persona que finge ser, o al menos eso pensaba.
Sebastián besaba mi cuello y daba pequeñas mordidas en éste. Yo sólo me movía un poco cuando me dolía, era innecesario pelear con Sebastián, una vez más él había ganado la pelea.
Fue dando besos desde mi cuello hasta llegar a mi abdomen, asco es lo que siento en este mismo momento. Sebastián sacó sus boxer y fue ahí donde supe que ya todo estaba igual que antes. Sebastián seguía siendo la misma mierda que sólo me quizo comprar con su amistad y yo seguía sin seguir las reglas de Luke cuando él hacía todo lo bueno para poder cuidar de mí.
-¿Lista? -Preguntó.
¿En serio se ponía a preguntar eso? Jamás estaré lista para Sebastián.
-No.
-Tranquila, ¿cuántos más aparte de mí te han cojido? Ya no te va a doler.
-¿Es en serio lo que me estás diciendo? Eres el primero y último Sebastián.
-Ya te dije que yo lo sé todo, no necesitas mentirme. Simplemente en la fiesta te acostaste con tres, así que deja de hacerte la santa.
¿Qué? No recordaba nada pero estaba segura de que no había tenido nada con nadie, nunca tomé en mi vida y por hacerlo no singinifica que me acosté con personas, eso nunca.
-Jamás haría algo así, no que naciera de mí. Estas muy equivocado Sebastián.
-Ya todos sabemos la clase de persona que eres, qué tan bajo has caído. Y la plática la dejamos para después, ahora es mi momento, todos cuentan que eres maravillosa en la cama.
-¡Eres un maldito idiota! -Le grité en la cara ya que lo tenía a unos centímetros de mí.
Y sí, Sebastián siempre contestaba con golpes, me soltó un gran golpe en la mejilla, me quedé callada y él siguió con lo que estaba minutos atrás.
Me agarró de las caderas acercándome más con él, dejó mis caderas un poco arriba para así tener más acceso y después introdujo si miembro en mí. Solté un gemido de dolor y la felicidad de Sebastián aumentó. Jamás lo haría por él. Sebastián daba grandes y rápidas embestidas, a mí se me salían las lágrimas pero no podía hacer nada, no podía con Sebastián, no sabía dónde estábamos.
-¡Ah, Sebastián! -Gruñí.
Sebastián entraba en mí y salía muy rápido, eso me dolía, puse mi mano en su cadera para separarlo y que esperara un poco, no podía seguir así, me dolía, sentía que me iba a romper.
Él agarró mi mano y siguió igual de rápido, no recuerdo que doliera tanto.-¡Dale Sebastián, más lento! -Grité.
Él sólo sonrió y yo me puse roja, creo que no debía hablar.
-Aguanta un poco más, ya casi llego.
Dicho esto aceleró sus emebestidas y a mí se me salían los gemidos involuntariamente, no eran de placer, yo aún no conocía eso, eran de dolor, claro que dolía. Sebastián cuando llegó a su dichoso "orgasmo" entró en mí hasta el fondo y apoyo su cuerpo en el mío. Yo encajé mis uñas en su espalda y él mordió mi cuello.
-¡Ah, Sebastián! -Me quejé pero juro que sonó más como un gruñido.
-¡Oh, Tn!
Sentí escalofríos ante su gemido ya que tenía su boca pegada a mi oreja, Sebastián me dio un beso en la mejilla para después bajarse de mi lado, se acostó a lado mío y la respiración de ambos estaba acelerada. Me sentía rara, hoy no me sentía como veces anteriores, esta vez era algo raro, no sabía cómo sentirme.
Levanté un poco la sabana que estaba en la cama y tapé mi pecho.
-Necesito ropa, has roto la mía.
-¿Qué? ¿Entonces que ropa usabas todo el tiempo que estuviste aquí? -Frunció el ceño.
-Cuando me metía a bañar la lavaba rápido. -Alcé los hombros levemente.
-Ahorita te doy más. -Sólo asentí.
Es extraño, en otro momento estuviera odiando a Sebastián a morir y así lo hago, pero me quedé callada, no supe qué decirle, sigo sin saber cómo sentirme. Aunque es malo. Luke no me pidió ser su novia pero lo somos, estamos intentando algo y yo vengo y me acuesto con Sebastián.