Narra Tn.
Llegamos a la plaza central y fuimos directo al cine, Sebastián se encargó de comprar las entradas y después fuimos por algo de frituras. Compramos el combo y ya estábamos listos para entrar a la sala. Tenía mucho sin venir a un cine así que estaba más que emocionada. Entramos a ver la película de "Los increíbles II", la verdad es que estuvo fabulosa, me encantó. En lo personal a mí me gustaban mucho las películas de comedia e infantiles, se me hace lo mejor en películas. Sebastián no vio ni siquiera el principio, en cuanto empezó la película él se quedó dormido. Pero nimodo, él se lo pierde, lo bueno es que yo voy super contenta.Salimos de la sala y caminamos por todo el centro viendo varias tiendas de ahí. Entramos a una de videojuegos y había muchas máquinas, extrañaba tanto venir aquí. Sebastián compró una tarjeta para ambos y empezamos a jugar en todas las máquinas que se cruzaban en nuestro camino. El personal dijo que ya cerrarían la tienda así que salimos de la plaza.
Entramos en la camioneta y yo venía super contenta.
-¿Te divertiste? -Preguntó Sebastián.
-Demasiado. - La sonrisa en mi rostro no desaparecía.
-Es bueno verte feliz. -Sonrió.
-Gracias por traerme aquí.
-Volveremos pronto, te lo prometo. -Guiñó el ojo.
Llegamos a casa y cada quién se fue a su cuarto, estaba a punto de dormir cuando Sebastián estaba parado enfrente de mi cama.
-¿Pasa algo? -Pregunté.
-Ya debes estar en mi cuarto, olvídate de esta asquerosidad.
-¿Hablas en serio? -Sonreí.
-No, obvio sí.
Me levanté de la cama y fui a su cuarto, entré dentro de la cama y él se quitó la playera, entró al baño y salió con un pijama pero seguía sin playera. Se adentró en la cama y la piel se me hizo chinita.
-Buenas noches. -Le sonreí.
Sin decir nada me besó, fue un beso rápido así que no estaba en mí si corresponder o no. Aunque pensándolo bien sí lo hubiera hecho.
-Buenas noches, Tn.
Le di la espalda y en pocos minutos logré quedarme profundamente dormida.
-
Desperté y Sebastián me tenía rodeada de la cintura con sus manos. Me moví despertándolo.
-¿Qué hora es? -Preguntó él.
Voltee al reloj que Sebastián tenía en su tocador.
-Nueve.
-Es tarde, tengo que salir, iremos a la casa de los chicos y allí te quedarás. Celeste ya no está, ya no hay problema.
-Está bien.
Fui a vestirme a la habitación en donde se encontraba mi ropa. En menos de 10 minutos estaba lista. Sebastián bajó y ambos salimos de la casa.