Quince⏰

483 28 1
                                    

Bajé las escaleras y vi a Mario, le sonreí y él hizo lo mismo.

-Justamente a ti te quería ver.

-¿A mí? ¿Para qué soy bueno? -Se rió.

-Vamos a tu habitación, es algo serio y no quiero hablar de esto con Sebastián.

-Bien, vamos. -Asintió.

Caminamos más allá del largo pasillo donde se encontraban todas las habitaciones de los chicos y la última era la de Mario.

-¿Y bien? -Cortó el silencio.

-Te elegí a ti para hablar de esto porque eres el único en el que confío un poquitín, sé que eres amigo de Mario y obvio siempre está primero él que yo pero sé que me puedes responder unas preguntas pequeñas no tan comprometedoras.

-Okey, ¿cuáles son? -Se empezó a morder la uña de su dedo pulgar.

-¿Cómo se llama el chico que vino hoy en la mañana? -empecé a contar con los dedos.

-¿Hablas del que trató de llevarte? -Se quitó la mano de la boca pero después la volvió a poner.

-Sí, él. -Asentí.

-Luke, Luke Hemmings.

-Eran dos. -Arquee una ceja.

-Luke Hemmings y Michael Cliford, son cuatro pero ellos dos son los que estaban aquí hoy en la mañana.

-Okey, ¿Cuál es el nombre de los otros dos? -Alcé los dos hombros.

-Ashton Irwin y Calum Hood.

-¿El nombre del rubio es Michael?

-No, es Luke.

-¿Son malos?

-No y sí, son como nosotros, también secuestran, y matan gente.

-¿Son igual de malos o mejor que ustedes?

-Basta, ¿a dónde quieres llegar con todo esto? -Pasó su mano por su cabello.

-Sólo responde. No es nada malo.

-Son igual, inclusive peores. No estés pensando en irte con ellos.

-Reí. -Obvio no, lo que quiero es irme de con ustedes como para irme a meter con otros idiotas. -Hice una mueca de desagrado.

-Bien, ¿se acabó el cuestionario? -Se rió.

-Sí. -También reí.

-No te corro pero es mejor que te vayas, a Sebastián no le gustará nada enterarse que estás en mi habitación. -se le escapó una risita.

-¿Qué? Pero no estamos haciendo nada malo. -Alcé los hombros levemente y encogí la cabeza.

-¿No te has dado cuenta? -Abrió un poco más los ojos.

-¿De qué? -Me reí.

-Le gustas a Sebastián.

-No creo, si eso fuera no me trataría como lo hace.

-Él es así, jamás va a cambiar, y créeme que hace un esfuerzo súper grande para no hacerte daño, tú me gustas, pero él te vio primero y es mi amigo, aparte tengo novia.

-Ou, de lo que me vengo a enterar. Bueno me voy.

Ellos estaban locos aquí, se supone que cuando le gustas a una persona te trata de lo mejor, no como una basura pero qué buena forma de demostrarlo, eh.

Abrí la puerta y salí de la habitación topándome a Sebastián afuera.

-¿Qué fue lo que te dije acerca de Mario? -Me preguntó y sólo me quedé callada.

Caminé a la habitación de Sebastián, aunque fue error, yo quería ir a la cocina a comer, pero obvio tengo que pedirle permiso a Sebastián para salir de la habitación.

-Responde. -Habló una vez mas.

-¿Te molesta? Es tu amigo, no tiene nada de malo. -Hablé en un tono bien, tal parece que Luke hizo enojar a Sebas.

-Precisamente por eso, porque es mi amigo.

-Pero no tiene nada de malo, tú estás loco. -Me alejé de él y me senté en la cama.

Él caminó atrás de mí y con una mano me tomó de las mejillas.

-Entiende que tú sólo eres mía. -Dijo para después besarme.

Ou, ahora veo que era verdad lo que decía Mario, un nuevo plan crece en mí, no solo uno, sino dos. Cuando me propongo algo lo cumplo, sé que una o dos personas saldrán lastimadas pero no me voy a tentar el corazón con alguien que no lo hizo conmigo. El karma existe y yo creo en él.

-Sebastián... -hablé en un tono dulce, mi plan comienza ahora mismo.

-¿Sí? -Se quitó la playera que tenía y la reemplazó por una de manga corta.

-¿Por qué te molesta que hable con Mario? -Me acerqué a él.

-No debes hacerlo, me sacas de mis casillas cuando pasa eso. -Sólo negó con la cabeza.

-Pero yo estoy contigo. -Él me miró con los ojos aún más abiertos. -Me refiero a que soy tuya, por ahora, él no es nada para mí. Bueno, no. -Sebastián me interrumpió.

-No le cambies, dijiste lo necesario. -Se acercó hasta mí y me besó, por primera vez le correspondía un beso a Sebastián, y no se sentía tan mal. -¿Qué tienes? Estás rara hoy. -Se rió.

-Hambre. -Reí junto con él.

-Anda, vamos a darte algo de comer. -Besó mi frente y salimos del cuarto.

Bajamos las escaleras y entramos a la cocina, me preparé unos hot cakes con un chocolate caliente.

-¿Quieres que te prepare a ti también? -Le sonreí a Sebastián.

-Sí por favor. -Me devolvió la sonrisa.

Cuando ambos terminamos de comer me iba a poner a lavar los trastes que habíamos ensuciado pero Sebastián no me dejó.

-Deja eso, quiero dormir. -Me tomó de la mano y yo sólo le sonreí.

Subimos de nuevo al cuarto y Sebastián se quitó la playera, yo me puse un short y una playera de manga corta y nos acostamos en la cama.

-¿Qué te picó que cambiaste tan pronto? -Me abrazó por atrás.

-Quiero dormir.- Voltee a verlo. -Tú también, dijiste que ya tenías sueño.

-Pero se me puede quitar ahora mismo. -Me besó y después sonrió.

-Oh no, anda ya duerme. -Reí.

Después de ochocientos besos que Sebastián me dio por fin nos quedamos dormidos.


Secuestrada •S.V.•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora