S.T. 39

159 13 1
                                    

Capítulo dedicado a lucilaavellaneda

Desperté muy incómoda, el vestido estaba apretandome y el sostén me dejó las comisuras marcadas. Me di cuenta de que estaba en la casa de Sebastián. Joder, no recuerdo nada de lo que hice ayer, sólo espero no haberlo perdonado porque ahora estoy que no aguanto gente.

Me paré de la cama y fui al baño, estaba horrorosa. Lavé mi cara y salí de ahí. Abrí la habitación y bajé a la cocina. Sebastián estaba sentado fijando su vista en su celular.

—Llévame a mi casa. — Dije sin humor.

—¿Al menos sabes lo que hiciste anoche? —estaba enojado pero yo lo estaba más.

—No, y en realidad no me interesa, está bien que cada quien haga lo que quiere, ¿no? —Lo miré mal. —En serio me quiero ir a mi casa, me llevas o me pido un taxi.

—¿Cada quien haga lo que quiere? —frunció el ceño —¿Qué mosca te picó? El que debe estar enojado soy yo. Y no te vas a ir hasta que hablemos.

—Debo hacer tarea, después te veo. —Abrí la puerta de la calle pero Sebastián me jaló y cerró la puerta.

—Ya te dije que no te vas a ir hasta que hablemos —Se sentó en el sofá y yo me senté a lado de él —Dime, ¿qué hacías en un bar en plena madrugada ebria y besándote con cualquiera? Se supone que eres mi novia, no una cualquiera, con todo respeto.

—No me besé con nadie, y éramos novios. Resulta que nunca se te bajó la calentura y siempre seguiste con tus conquistas, pues creo que todas ellas te necesitan más que yo. Así que no le pienses dos veces y vete con ellas. —En realidad no sabía qué había hecho la noche anterior.

—¿Fue Serena la que te dijo eso?

Claro que fue ella. Y le creo. No sé en qué momento dejé de creer y confiar en Sebastián.

—¿Qué importa quién lo haya dicho? Sigues siendo el mismo —una lágrima quería salir pero no quiero llorar ahora —Pensé que en realidad habías cambiado.

—La única vez que me acosté con otra vieja que no fuiste tú fue con Celeste, y tú te enojaste tanto que juré nunca volver a hacerlo, y en ese momento tú y yo no éramos nada, no tuviste ningún derecho en reclamarme nada... Y mírame, aquí me tienes, siempre pidiendo perdón por algo que yo ni siquiera hice. —Ya no sé a quién creerle.

—¿Por qué Serena me mentiría? Es mi amiga, o al menos eso creía.

—No lo sé, simplemente está enojada porque con ella no quise tener nada y contigo sí, siempre has sido tú. ¿Y con eso me pagas? —Una lágrima salió del ojo de Sebastián.

Está llorando y yo me estoy sintiendo fatal, nunca pensé volver a ver a Sebastián llorar, y todas las veces que lo ha hecho es por mi culpa. Es que simplemente no podemos tener una relación donde hay engaños y cosas ocultas de los dos. Porque yo también le he ocultado cosas, y me siento la peor persona por eso. Me he hecho una mierda, yo no era así. Pero estar sola me hizo cambiar, no recibir nada de amor me hizo ser dura con la gente.

—No sé de qué hablas. —Voltee a otro lado.

—Cuando llegué a ese maldito antro estabas besándote con alguien, y lo peor es que esa persona es mi amigo. Y lo seguirá siendo, porque él no te conoce, no sabe que eres mía. En todo caso tú sabes que nosotros tenemos una relación, y aún así la hiciste a un lado para ir a divertirte.

Joder.

—Lo siento —voltee a verlo —siento haberte engañado, me he convertido en lo que yo misma odiaba, me enojé tanto cuando Serena habló de ti que no supe cómo reaccionar, sólo quería perder la noción del tiempo.

—Escúchame bien —agarró mis manos —Jamás te seré infiel, jamás.

—Te amo, Sebastián. —besé sus labios.

Tenían un sabor salado de las lágrimas que se acumularon ahí.

[>>]

Sebastián estaba dormido y yo mientras preparaba la comida, estaba limpiando la barda cuando me encontré la carta de Luke. Necesito contarle esto a Sebastián, tengo miedo de que Luke nos vuelva a separar. Y también tengo miedo de cómo pueda reaccionar Sebastián, él es muy celoso y Luke dice que nos besamos. Claro que lo hicimos pero... No sé, fue raro.

Sebastián bajó a comer y le entregué la carta, él la leyó toda y una sonrisa apareció en su rostro, no entendí por qué se ríe.

—¿Qué es lo gracioso? —pregunté extrañada.

—Luke está muerto.

¿Qué? Odiaba a Luke con toda mi vida, y quería que se pudriera, pero en la cárcel, no lo estaba diciendo literalmente. Después de todo en ocasiones me protegió de cosas malas, pero eso no cuenta que haya matado a mis padres y me haya puesto una mano encima.

—¿Tú lo hiciste?

—Tenía que hacerlo.

Negué con la cabeza y seguí con lo que hacía, no quiero imaginar cómo quedó el pobre. Eso es problema de ellos.

—¿Te molesta? —preguntó Sebastián serio.

—Es algo que me da igual. —respondí sin ganas.

[>>]

Los días pasaron y Sebastian y yo estábamos mejor que nunca. Al principio sí me afectó la idea de que Sebastián mató a Luke, tampoco es que me agrade tanto la idea de que mi novio sea un perfecto asesino. Kate va a casarse con Mario, el pequeño Osiel tiene apenas un mes y medio de edad y a mí ya se me hace que está muy grande.

Estoy por entrar a casa de los chicos, la última vez que los vi fue en el baby shower de Kate. No sé cómo vayan a tomar la idea de que Sebastián y yo estamos de nuevo de regreso. La verdad extrañaba mucho a Sebas, es la única persona que tengo a mi lado.

—¿Lista? —me preguntó Sebastián antes de entrar a la casa.

—¡Más que lista! —exclamé nerviosa.

Entramos a la casa y ahí estaban todos, me dio mucho gusto volver a verlos, menos a una persona.

Secuestrada •S.V.•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora