Siete.

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Desperté a lado de Kate y una sonrisa apareció en mi rostro. Caminé hasta el baño e hice mis necesidades, cepillé mi cabello salí de nuevo con Kate a la cama, ella aún seguía dormida, y así lo haría por una o dos horas, ella dormía doce horas sino no despertaba.

La mamá de Kate entró a la habitación y me saludó, se llevó una ropa que tenía Kate en el baño y enseguida salió, ella sabía lo de mis padres, anoche estuvimos platicando un rato. Me dijo que si quería podía quedarme aquí en casa, no quería ser una molestia para ellas dos aunque lo pensaría mientras planeaba irme por un rato de la ciudad, no era tan idiota como para quedarme en un lugar donde personas buscaban mi cabeza por dinero.

-¿A qué hora despertaste? .-Dijo Kate con una cara muy graciosa.

-Muy temprano. -Sonreí.

-No cambias Tn. -Volvió a cerrar los ojos.

-Quiero ir a correr. -Me paré de la cama.

-Ni loca. Te están buscando allá afuera. -Alzó la mano e hizo como si le mentara la madre a la ventana y reí. -Y tú quieres salir a correr, ¿pero es que estamos pendejos o qué? -Reí a lo último, pero tenía la boca llena de razón.

-Bueno, me quedaré aquí por hoy. -Me volví a sentar en la cama.

- Por hoy y por siempre. -Una vez más, cerró los ojos.

Acompañé a Kate a volver a dormir un rato que lo cual fue casi imposible, una vez que me despertaba me era muy difícil volver a dormir, justo cuando estaba quedándome dormida mi celular empezó a sonar, yo lo tomé y salí de la habitación para no despertar a Kate.

-¿Bueno?

-Hola linda, ¿Me extrañas?

Me paré en seco antes de bajar las escaleras, me quité el celular de la oreja y colgué inmediatamente, jamás debí contestar. Empecé a temblar y mis ojos se cristalizaron mas no lloré, no debía por qué hacerlo, tenía que ver el lado positivo que era ya no estar con ellos en aquella casa.

Bajé las escaleras y fui a hacer el desayuno, la mamá de Kate avisó que saldría y mientras aproveché para hacer algo rápido de almuerzo. De pronto se me olvidaba lo de Sebastián pero después venía a mi mente, de verdad que le tenía miedo a ese hombre.

Mi celular volvió a sonar.

Lo miré en la barda como timbraba pero lo dejé así, no quería escucharlo una vez más, con solo oír su voz me ponía los pelos de punta. No quería martirizarme yo misma así que bloquee el número del que me había llamado.

Asunto arreglado.

Estaba por terminar de hacer unos deliciosos hot cakes cuando...

Mi celular volvió a sonar.

Si seguía así me iba a volver una completa loca. Pero había bloqueado el número, cogí mi celular y vi que era otro número, ¿qué debía hacer? ¿contestar? Podía ser otra persona diferente, no lo sabía. Pero decidí no contestar. Lo ignoré.

Hice unos ricos licuados para mí y Kate, también deje más batido en el refrigerador ya que también había preparado para Sara, la mamá de Kate. Se escucharon tres golpes en la puerta haciéndome sobresaltar donde estaba. Iba caminando para ver quién era pero...

Mi celular volvió a sonar.

Me quedé quieta, no sabía qué hacer, ¿Y si era Sebastián que venía por mí? ¿Y si le hacia algo a Kate? ¿Y si tenía a su mamá? Mierda. Caminé hasta la puerta y la abrí lentamente. Era Sara.

Okey, estaba a nada de volverme una loca histérica paranoica. Tenía mucho miedo, lo mejor ahora era acompañar a Kate y tratar de dormir, tomé mi teléfono e iba a subir la escaleras cuando...

Mi celular volvió a sonar.

¿Qué? Debía contestar, tal vez era alguien conocido. No sé.

-¿Bueno?

-¿Tn?

-¿Quién habla?

-Oh, mierda eres tú, no sabes cuanto te extraño, te he echado mucho de menos preciosa.

Una lágrima resbaló mi mejilla.

-Y yo a ti. No sabes cuántas ganas tengo de verte.

-Estoy en tu ciudad, ¿Qué dices si nos vemos?

-Mhh... ¿puedes venir a casa de Kate?

-Claro, a donde me digas yo voy.

-Ven, pero espera, deja primero le digo si esta de acuerdo con tu visita, no quiero causar problemas tan pronto.

-Esta bien, te amo.

-Adiós, Andrew.

Colgué el teléfono e iba a entrar a la habitación de Kate pero...

Mi celular volvió a sonar.

Pense que era Andrew, así que volví a contestar.

-¿Bueno?

-¿Qué pasa? ¿Por que no atiendes mis llamados?

Sebastián.

-¿Qué mierda quieres? -Bien, el punto no era hablarle así pero ese chico me estaba empezando a volver loca con tantos llamados.

-Que bonito vocabulario; recuerda con quién estás hablando.

-Con una basura, eso es lo único que eres, ¡una maldita basura!

-Deje de insultarme idiota, tienes los días contados fuera de casa, así que cuidado, las chicas murieron gracias a ti.

-Eres un maldito asesino, déjame en paz.

Iba a colgar pero habló.

-¿Te va bien en casa de Sara? -Pasé saliva, ¿Cómo sabía que me encontraba aquí? Nadie lo sabía, él tampoco lo debería de saber.

-Vete a la mierda.

Colgué el teléfono y por fin me acosté con Kate, apagué mi celular, ya eran varias llamadas por hoy, una más y juraba que ahora sí me volvería loca.


Secuestrada •S.V.•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora