Narra Tn.
-Hey, ¿qué pasa? -Me estaba confundiendo, no sabía en qué pensaba y qué era lo que me quería decir.
-¿Sientes algo por Sebastián? -Preguntó serio.
Bien, aún no tenía respuesta para esa pregunta, creo que sí la había planteado antes pero nunca hubo una respuesta, y seguía sin saberla. Sebastián era lindo cuando estábamos los dos juntos, pero si yo no hacía algo que él quería se molestaba, él me golpeó una vez y eso aún no se me olvida.
- No. -respondí seca.
-¿Y por Luke? -Miró hacia la puerta.
Luke me maltrató más que Sebastián y tampoco se me va a olvidar, pero Luke cambió y fue para bien, Luke me cuida y ya no me golpea, en cambio Sebastián hace rato me jaló del brazo.
- No. -Negué con la cabeza.
-¿Y yo?
De Rk no sabía nada.
-¿Qué si estoy enamorada de ti?
-Sí.
-Eso es algo muy grande, nosotros apenas llevamos 3 días de que nos estamos hablando. -Suspiré.
-Se más clara. -Seguía serio.
-Tal vez me gustas un poco. -Sonreí de lado.
No era que todos me gustaran, pero tenía que usar a Rk.
-¿De verdad? -Dejo de estar serio y rápido sonrió.
-Sí. -Le sonreí y él camino más cerca de mí y me abrazó.
-Me gustas, Tn. Estoy empezando a sentir algo por ti y quiero que nunca se acabe. -Me besó.
Yo no lo quería lastimar pero era la única solución que yo veía, y alguna otra persona haría lo mismo en mi lugar.
-¿Cuál es tu nombre? -Me reí ante la pregunta.
Para poder hacer que el plan funcionara tenía que saber su nombre y un poco más de cosas sobre él, tampoco debía ser todo aburrido.
-Sebastián. -Me miró sonriente.
-Dejémoslo como Sebitas bebé. -Agarré sus cachetes y el sonrió.
-Ahora sí puedo continuar con lo que me interrumpieron.
Rk me agarró de la cintura apegándome más a él y me miró, yo ya sabía lo que venía. Juntó sus labios con los míos y hicimos una jugada con nuestras lenguas, yo no sentía nada y no sabía si él también o no. Un gruñido se escuchó en la habitación haciéndonos separar a los dos rápidamente.
-¿Qué haces con él? -Preguntó Juanpa. -O más bien, ¿qué haces tú con ella. -Apuntó a Rk.
-Nada. -Respondió Rk, yo no sabía qué decir y era mejor no hablar.
-Si Sebastián se llega a enterar de esto se va a poner como loco. -Negó Juanpa.
-¿Enterar de qué? -Entró Sebastián aventando a Juanpa.
Sólo nos veía a mí y a Rk. Yo seguiría sin hablar, así obtengo menos problemas.
-¡Hablen, mierda! -Gritó Sebastián haciéndome sobresaltar.
Nunca dejaba de gritar, y eso me molestaba mucho de él, qué aburrido ser siempre el que manda y salirse siempre con la suya.
-Nada, no pasó nada. -Rk salió de la habitación chocándole el hombro a Sebastián, yo iba a hacerle segunda pero cuando trataba de salir Sebastián me agarró de la mano.
-Tú no te vas a ningún lado. Juanpa, vete, déjanos solos.
Juanpa se fue y nos quedamos Sebastián y yo en la habitación. Mierda.
-¿Ahora qué quieres?
-¿Qué es de lo que no quieren que me entere? -Ignoró mi pregunta.
-Nada interesante. -Caminé hasta la orilla de la cama y me senté cruzada de brazos.
-Dime, ya. -Sebastián era una persona de las que se desespera muy rápido, así que era mejor no hacerlo enojar y contestarle su cuestionario.
-No es nada. -Alce la voz un poco más.
-¿Ah sí, nada? -Se acercó a mí y me jaló del cabello. -Dime, maldita.
-Qué Rk y yo nos besamos. -Lo dije rápido, empezaba a dolerme la cabeza.
-¿Que hiciste qué? -Hizo una mueca extraña.
-¿Quieres que lo repita? -Me dio una cachetada, ya estaba extrañando sus putos golpes. Es un maldito idiota. -¿Qué te pasa, idiota? Si tanto te molesta pegale a él, maldito hombre pocos huevos. -Le volví a gritar, y no iba a parar de hacerlo hasta que aprendiera a respetar a una mujer.
-Tenme respeto. -Me jaló hasta que quedó él arriba de mí.
Yo me empecé a reír. -¿De veras pides respeto cuando tú eres el que me golpea a mí? Vamos de mal en peor.
-¿Por qué? -Preguntó viéndome fijo a los ojos.
-¿Qué? -Fruncí el ceño.
-¿Por qué cambiaste? Tú no eras así. - Se iba acercando a mis labios.
- No, no lo era. Pero no puedo ser linda con una persona que me golpea, entiende, es que tú estás loco, necesitas un psiquiatra. -Le grité de nuevo en la cara.
-Cállate. -Gritó y me volvió a dar otra cachetada. -Ahora vas a aprender a respetarme.
Besó salvajemente mis labios y con una mano tomó mis cachetes para no mover mi cabeza y no esquivar su beso, obvio yo no se lo correspondí, es un idiota y eso no va a cambiar jamás.
Desabrochó mi playera y masajeo uno de mis pechos, yo intentaba moverme debajo de él para quitarlo pero me era imposible, estaba apoyado en mi cuerpo completamente, no lo podía quitar, ni siquiera moverle un poco.