—¿Qué haces aquí?
Déjà vu.
—Vine a buscarte para llevarte.
—No era necesario.
—Pero yo quise hacerlo —rodé los ojos—. Esta vez no te niegues. Me ofende.
—Idiota —dije subiendo al auto.
—Gracias por cooperar. Debemos empezar a llevarnos mejor si seré tu transporte desde ahora.
—¿Planeas llevarme y traerme todos los días?
—Así es —sonrió con sencillez y yo fruncí el ceño—. Así que cambia esa cara, ya no tendrás que caminar.
—Tampoco es que me quedara tan lejos de todos modos...
—Pero tú misma lo dijiste. Te ahorras ocho minutos, aproximadamente.
Jace era, definitivamente molesto. No malo, ya no lo creía así. Pero sí molesto. Bastante, a decir verdad.
—¿Quieres que te acompañe? —dijo cuando ambos estuvimos fuera del auto.
—¿Y tus amigos? —señalé con la cabeza en dirección a el grupo de los amigos de Jace, que se encontraban reunidos en una parte de la entrada esperándole.
—Luego los veré —les hizo una seña para que se alejaran y así hicieron—. Además, parece que tus amigos se ausentaron también hoy.
—No vendrán hasta más o menos en una semana por motivos familiares —respondí neutra.
—Oh, eso me da tiempo al menos de acercarme sin acabar golpeándome con Dylan en el intento —se rio.
—Perdón por eso —dije avergonzada—. Dylan es un poco impudente a veces.
—No, descuida —sonrió—. Después de todo, yo también me pondría celoso si alguien tratara de acercarse a la persona que me gusta. Especialmente si es una chica tan bonita como tú.
Oh, ahí estaba el Jace de siempre.
—Ya volviste a la normalidad. Puedes retirarte —señalé con ambos brazos la dirección a la que se habían dirigido los amigos de Jace unos minutos atrás. Me miró alarmado repentinamente.
—¡Lo siento! ¡No lo he dicho con esa intención, lo juro! —se rascó la nuca—. Es que conozco a Dylan hace tiempo y sé que se pone celoso bastante fácil. En algún momento fuimos amigos. Pero eso es otra historia que no me gusta contar —dijo y por alguna razón pude sentir algo de dolor en sus palabras. Lo cual me llevó a preguntar qué había sido lo que había generado la indiscutible rivalidad que había entre ellos dos.
—Perdón —susurré apenada. Sea lo que fuese que había sucedido entre ambos parecía haber afectado de forma grave a Jace. Se me hacía fácil ver a través de algunas personas. Ver a través del muchacho que estaba parado frente a mí con la mirada perdida se me hacía extremadamente sencillo. Y en ese momento se veía bastante apagado.
—Está bien. No es nada —sonrió de medio lado y entrecerrando un poco sus ojos. ¿Qué era esto? Sentía un aura tan extraña en él. Algo oscura, triste y lastimada. Lo cual me llevó a volver a preguntarme a mí misma por los acontecimientos ocurridos en el pasado entre él y Dylan. Algo grande había pasado. Pero yo no era nadie para meterme en aquel asunto. Por más que me generara curiosidad no iba a preguntarle nada. Ni a él, ni mucho menos a Dylan—. ¿Qué clase te toca? —cuestionó cuando sonó la campana.
—Historia.
—A mí igual. Vamos —asentí y el camino al salón fue bastante silencioso. Sentí incomodidad gracias a las miradas que recibí de la mayoría de las personas que andaban por los pasillos. Y es que, obviamente iban a mirar a la chica que andaba acompañada por el muchacho más popular de toda la institución, siendo ella tan común. Esto era bastante ridículo—. Ignóralos. Por favor, no dejes se eso te afecte.
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Playboy, ¡Déjame en paz! (EDITANDO)
Teen Fiction-Maldición, para de molestarme -dijo Melissa exasperada. Jace sonrió con arrogancia. Propio de él. -Oh, vamos, sólo quiero que me des un beso -susurró mientras apretaba el cuerpo de la chica contra el suyo-. Sólo uno, preciosa. -¡Ni lo sueñes! Sólo...