Llevaba tres días sin ir al instituto. Me sentía mal. Y me reprendía por huir de esa manera. Eventualmente tendría que ir.
Por otro lado, Dylan no me había llamado ni escrito. No era para menos. Él debía estar enojado conmigo. Era entendible, pues después de todo había sido yo quien lo había lastimado. No tenía que llamarme, y probablemente ni siquiera quería hablar conmigo. Lo entendía.
—Me doy asco... —susurré.
JACE
¿Por qué ella no estaba? ¿Estaría bien? Llevaba tres días buscándola por los pasillos del instituto, en cada salón. Ella no estaba en ningún sitio. Necesitaba verla, quería hablar con ella. Le escribí, pero nunca respondía. ¿Qué había pasado para que Melissa no estuviera asistiendo a clases? Me generaba un extraño sentimiento de preocupación y ansiedad que para mí era imposible de controlar. Mi única opción era hablarle a su amiga. Y podía aprovechar que Dylan tampoco había ido y la castaña se encontraba sola sentada en las escaleras.
—Emma...
La chica levantó su cara y me observó extrañada. Luego frunció el ceño y me lanzó una mirada fría.
—No me dejaré engañar de nuevo —susurró irritada y me reí cuando recordé haberla engañado para conseguir el número de Melissa.
—No te voy a engañar, Emma. seré breve: necesito saber por qué Melissa no ha venido. Realmente me parece extraño teniendo en cuenta que ella nunca falta. Y lleva tres días sin venir. Como su mejor amiga asumo que debes de saber qué le ocurre y dónde está. Dímelo.
—¿Por qué te diría? Sólo quieres acostarte con ella. Y mi deber como su amiga es cuidarla —me lanzó una mirada frívola—. Además —pausó con una sonrisa de lado—. Ella te detesta. Y ya está apartada por Dylan —se levantó dispuesta a irse—. Y yo siempre estaré del lado de él. Si quieres saber dónde está o qué está haciendo. Averiguarlo tú mismo. No volveré a dejarme engañar por ti.
Se fue caminando sin dejarme responder. Y yo simplemente me quedé ahí sorprendido por la arrogancia en su mirada y en sus palabras. Y yo que pensaba que le agradaba a esta chica.
Malditos White.
Pero, ¿apartada por Dylan? ¿acaso estaban saliendo?
No. Lo habría notado.
Maldita sea. No quería quedarme atrás. Dylan no iba a superarme. No de nuevo.
«—¿Por qué? —susurré viéndolo con una mirada llena de decepción. Dylan sonrio.
—Porque puedo, Jace. Siempre he sido mejor que tú en la mayoría de las cosas —respondió tomando a Olivia de la mano—. Ella me escogió, Jace. Debes entender eso. No puedes forzarla a que esté con alguien que realmente no ama —besó la mejilla de ella—. ¿No es cierto, Olivia?
—Así es —sonrio la chica—. Lo siento, Jace. Gracias por todo —se acercó a mí y acarició mi mejilla—. Espero que lo perdones..."»
¿Cómo iba a perdonarle? Yo había confiado en él. Y me había traicionado. Sí, Dylan podría parecer amable y encantador, pero realmente era un traicionero. Un desgraciado sin una pizca de respeto. Era fácil que pasara desapercibido por su constante actitud inigualable y "perfecta". Pero, ¿quién más que yo para saber la verdad?
Él me había quitado a quien más había querido hace tres años. Y luego de un arduo trabajo con los demás muchachos, logré que se quedasen de mi lado justo cuando él abandonó el grupo por Melissa y Emma.
Olivia, una niña preciosa de ojos azules y cabello castaño claro con algunos reflejos rubios. Fue la primera persona que se robó mi corazón. No, no hizo falta que me rechazara como Melissa. Pues a ella la conocí cuando era un chico "normal" y la amé tanto que cuando la perdí me sentí tan devastado que quise llenar ese vacío creando la fama de mujeriego que ahora tenía. Prometí a mi reflejo en el espejo que jamás volvería a enamorarme de nadie. Porque nadie merecía que yo entregase mi corazón de nuevo. Sí, me asustaba enamorarme.
Y parecía que tenía una suerte horrible. Pues, nuevamente, estaba compitiendo con Dylan para ver quién se quedaba con Melissa. Pero esta vez no iba a perder. A diferencia de Olivia, esta vez se notaba que a Dylan le gustaba mucho Melissa. Inclusive más de lo que le pudo gustar Olivia.
Y sé que hice que su sangre hirviera cuando se enteró de que yo iba tras su tan preciada Melissa. Pues yo también había sido flechado por su enorme belleza.
Dylan se notaba realmente enamorado de ella. Eso no lo negaría. Pero, aun así, yo no iba a cedérsela. No se la merecía.
Aunque yo tampoco merecía a una persona tan hermosa como era ella, no iba a quedarme de brazos cruzados. Le haría ver que podía cambiar y ser una mejor persona. Le haría ver que Dylan no era tan bueno como pintaba. Le demostraría que lo que yo sentía por ella opacaría tres mil veces lo que Dylan pudiera sentir.
Dylan sería mi eterno rival. Pues mi rencor por él hasta se me hacía insoportable.
Yo no iba a perderla. No volvería a darle a alguien que amaba a Dylan. Melissa sería mía y sólo mía. Y él no iba a interferir en mi camino.
No iba a perder contra él.
No de nuevo.
MELISSA
Estaba en la sala de estar mirando la televisión cuando me llegó un mensaje. Era el Idiota. No había parado de enviarme mensajes desde hace dos días. Por supuesto que no respondí ninguno. Y sus llamadas las ignoré todas.
"Melissa, es en serio. Estoy preocupado por ti. No me importa las veces que me ignores. No pararé hasta saber por qué te has ausentado así tan de repente"
"¿Por qué debería importarte eso a ti, Jace?"
"No lo sé. Pero me importa. Mucho."
"¿Por qué?"
"Porque tú me importas. Y estoy realmente preocupado"
"Jace, deja de mentirme, ¿sí? Estoy harta de decirte que no quiero acostarme contigo. Si quieres divertirte tienes a muchas chicas para eso. Pero Déjame en paz. Te lo suplico. Estoy harta de ti. Puedes volver a ponerte tu traje de Playboy. Ninguna de tus estrategias va a funcionar conmigo. Aléjate de mí y no vuelvas a escribirme. Por favor"
Pasaron algunos minutos para que Jace pudiera responder mi mensaje. Pero al final lo hizo.
"Está bien. Adiós."
Y se desconectó.
JACE
No puede ser.
¿Por qué ella había dicho eso? Yo sólo me preocupé por ella. Yo sólo quería ayudarla.
Sí, sé que no le agradaba. Sé que detestaba mi comportamiento y me odiaba a mí. Pero es de mala educación actuar de esa manera con alguien que se preocupa por ti, te agrade o no.
Entendía que tuviera aquella idea de mí. Pero eso no era necesario.
—Maldita sea —le di un golpe a la pared—. No, yo no voy a rendirme tan fácil, Melissa. Te enseñaré de qué estoy hecho.
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Playboy, ¡Déjame en paz! (EDITANDO)
Novela Juvenil-Maldición, para de molestarme -dijo Melissa exasperada. Jace sonrió con arrogancia. Propio de él. -Oh, vamos, sólo quiero que me des un beso -susurró mientras apretaba el cuerpo de la chica contra el suyo-. Sólo uno, preciosa. -¡Ni lo sueñes! Sólo...