Capítulo 32

45.1K 2.3K 456
                                    

Los días habían pasado y no había ocurrido nada más, fuera de lo normal. El fin de semana había salido con Jace a ver una película. Porque, según él, a partir del lunes, o sea sé, la horrenda actualidad, como él la llamó; ya no habría tiempo para pasar juntos, porque Dylan se interpondría en su camino. "La escoria", dijo.

Sin embargo, y para mi extrañeza, el muchacho al cual Jace se había empezado a referir con dicho "apodo", parecía completamente fuera de sí.

—¿Estás ahí? —pregunté tratando de llamar su atención. Él pareció despertar.

—¿Uh? —me miró y se sobresaltó. Alcé una de mis cejas.

—Acabas de lastimar mi orgullo. No pensé que fuera tan desagradable a la vista —me aclaré la garganta. Emma soltó una carcajada.

—Déjalo, está así desde que él y Violet se reencontraron —soltó sin más y con una sonrisa llena de picardía.

—¡Emma! —le tapó la boca y rio nervioso—. ¿Qué cosas dices?

—¿Violet? —ladeé mi cabeza.

—N—No es nada, Melie. Descuida —seguía riendo nervioso. Lo cual realmente me confundía cada vez más.

—Roja —me abrazó por la espalda Jace y casi me atraganto de la impresión.

—¡Idiota! ¡Te he dicho miles de veces que no hagas eso!
—Hola, Melissa —me saludó Michael con una sonrisa. Y amablemente se la devolví.

—Hola, Mike —él y Jace eran los únicos (aparte de Dyl) del equipo que me agradaban. Jace me había presentado formalmente a su amigo el día siguiente del incidente del casillero. Y el chico resultó bastante agradable al final. Supe que eran amigos desde niños y que eran casi como hermanos. Jace se sentó a mi lado izquierdo y Michael al derecho. El castaño dio un suave beso en mi mejilla.

—Hey —susurré avergonzada—. Detén eso, no te he permitido tanta confianza...

—Perdón, no pude evitar molestarte un poco —se rio y miró a la persona sentada frente a mí—. Oh, tus amigos han vuelto al fin —me tensé. Miré en dirección a Dyl, el cual se encontraba mirando la escena con el ceño fruncido. Emma, por otra parte, se encontraba amistosamente hablando con el muchacho a mi derecha. Parecían llevarse bastante bien. Típico de ella—. ¿Interrumpo algo? —me miró.

—Uhm, no —susurré incómoda. Miré a Dyl. Estaba callado, tratando de parecer normal. Pero un ligero sentimiento de rabia era reflejado en sus ojos.

—Uhm —se aclaró la garganta Dyl—. Veo que ahora se llevan bastante bien. ¿Quién lo diría? —dijo serio.

—Ah, eso —reí incómoda.

DYLAN

Maldición.

Sé que había decidido renunciar a ella.

Y eso sigue en proceso.

Pero apenas llegué hoy. Y me encuentro con esto. ¿Qué demonios había ocurrido en mi ausencia?

—Él me hizo compañía durante la semana pasada —miró su comida y atrapé la mirada divertida que Jace le lanzó. Este bastardo iba en serio con ella.

—Así es —me miró desafiante—. Descubrimos que teníamos muchas cosas en común y congeniamos de maravilla.

—Para —le susurró ella dándole un ligero empujoncito. El castaño se rio.

—No lo digo con malas intenciones, Melie.

Aguarda.

¿Qué?

Playboy, ¡Déjame en paz! (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora