DYLAN
—¡Cuánto tiempo! —exclamó sonriente y yo asentí devolviéndole la sonrisa—. ¿Esperas a alguien? —negué rápidamente—. ¿Puedo sentarme?
—¡Por supuesto! —la chica tomó asiento a mi lado. Yo aún la estaba mirando completamente asombrado. La última vez que la vi, yo tenía doce y ella diez. Ahora lucía totalmente diferente. Debía tener dieciséis—. ¿Cómo has estado?
—Bien, algo apretada en el instituto. Sabes cómo son mis padres. Siempre me presionan mucho con los estudios —reímos y asentí.
—Recuerdo que siempre sacabas sólo diez en todo. Siempre has sido una nerd —ella soltó una carcajada y golpeó amistosamente mi hombro—. Sólo bromeo —reí—. Me alegro de que estés bien.
—¿Y tú? ¿Qué tal tu vida? También has cambiado un poco —sonrió dulcemente.
Violet Adams. Es la hija menor de unos amigos de la familia. Como dije antes, nos llevamos dos años de diferencia. Cuando éramos más pequeños ella decía que yo le gustaba y que se casaría conmigo cuando fuéramos grandes. Mantuvo su palabra hasta que me mudé a los Estados Unidos cuando tenía trece años. Admito que cuando estábamos pequeños yo no la soportaba. Me seguía a donde fuera y siempre quería hacer todo conmigo. Pero ahora lucía hermosa, debo decirlo.
"Me había escondido en el cobertizo para que Violet no me encontrara. Odiaba que sus padres la trajeran a casa. Era un completo fastidio. Yo sólo quería jugar videojuegos en paz.
—¡Dylan! ¿Dónde estás? —dijo la mocosa de ocho años—. ¡Juguemos!
Mi corazón latía cada vez más fuerte a medida que iba oyendo su voz más y más cerca.
¡Diablos!
—¡Te he encontrado! —exclamó sonriente y se abalanzó sobre mí para abrazarme—. No eres muy bueno jugando a las escondidas —se rio apretándome con fuerza.
—¡Apártate! ¡No quiero jugar contigo! —lloriqueé.
—¿Qué ocurre? —entró mamá y nos observó—. Dylan. No deberían entrar a lugares oscuros ustedes solos. Jueguen en el jardín o en el patio trasero.
—¡No quiero jugar con esta mocosa! —exclamé mirando a mi madre—. ¡Quítamela de encima, por favor! ¡Ten piedad de mí! —grité desesperado.
—Oh, Dylan no debería decir eso de Violet. Dylan y Violet se casarán cuando sean adultos —dijo la rubia sonriente y abrazándome con más fuerza.
—¡Quítamela de encima madre! —forcejé, pero la niña era increíblemente fuerte—. ¡¿Qué?! ¡No te rías! ¡No es gracioso, mamá! —refunfuñé cuando ella había empezado a carcajear.
—Deberías tratar de llevarte mejor con ella. Violet te quiere mucho...
—¡Pero yo no a ella! —la niña me soltó y cuando la vi, sus ojos estaban llenos de lágrimas. Se levantó y se fue de ahí llorando—. ¿Qué? —pregunté cuando mi madre me miró de forma reprobatoria.
—Ve a disculparte con ella.
—¡¿Qué?! ¡Si no he hecho na...!
—¡Dylan, discúlpate con Violet! —entró corriendo Emma molesta—. Eres un tonto, la hiciste llorar.
—Agh. De acuerdo —me rendí molesto.
Me levanté y fui tras la mocosa. La encontré llorando en el patio trasero y rodé los ojos. Era insoportablemente ruidosa.
—Oye, tú —dije bruscamente y la niña me miró—. Lo siento —rasqué mi nuca sin mirarla—. No quise decir eso. No llores —susurré.
—¿Entonces, me quieres? —dejó de llorar mágicamente.
¿Qué diablos?
—¡No me refería a...! —se abalanzó nuevamente sobre mí.
—¡Dylan y Violet se casarán! Porque Dylan es mi príncipe —dijo emocionada y suspiré. ¿Qué había hecho yo para merecer aquello?"
—Bien, creo. Aunque supongo que te enteraste de lo de mi abuelo —miré hacia afuera.
—Sí. Espero de todo corazón que se mejore. Tu abuelo ha sido un gran hombre —dijo apenada.
—Ojalá —le sonreí—. Cuéntame más de ti. Has cambiado muchísimo. Estoy impresionado —dije volviendo a echarle un vistazo a su rostro. Realmente era hermosa la chica que se encontaba sentada a mi lado.
MELISSA
"Idiota:
¿Cómo te sientes?"
Su mensaje me tomó desprevenida, pero no pude evitar sonreír de medio lado.
Cambiar nombre de contacto: Jace.
"Estoy mejor, Gracias por lo de hoy" —respondí aún con una sonrisilla.
"No te preocupes. También a mí me sirvió un poco desahogarme contigo. Es primera vez que le cuanto eso a alguien, aparte de Mike, claro"
"Me halaga que hayas confiado en mí para contarme eso" —respondí recostándome mientras miraba atentamente la pantalla del celular.
"Sé que jamás dirías algo. Además, también pasaste por algo similar. Habría sido extraño no contarte, más bien" —suspiré. En serio. ¿En qué momento Jace había cambiado tanto?
"Gracias. En serio... Por todo" —la compañía del castaño me había hecho sentir muchísimo mejor. Realmente estaba increíblemente agradecida. Él se comportó muy bien.
"Aquí estoy. Si algún día quieres hablar con alguien. Dime. Jamás podría negarme" —mis mejillas se pusieron rosadas.
"Lo tendré en cuenta"
"Ahora, ve a dormir. Hoy lucías cansada. Deberías tratar de dormir un poco. Mañana iré por ti" —sonreí.
"Tú también. Duerme"
"Sí, madre 😂" —solté una carcajada que resonó por toda la habitación.
"Hasta mañana, Jace 😂"
"Hasta mañana, Roja. Descansa"
Últ. vez hoy a las 9:22 p.m
Me levanté con la cara totalmente roja y fui directamente a darme una ducha. Necesitaba aclarar mis pensamientos revueltos.
—Mejor un baño —susurré mirando la bañera.
Tantas cosas habían pasado durante estos dos meses. Primero Jace empezó a fastidiarme; luego Dylan y yo; luego Dylan y Jace peleando; mis padres me notificaron que ya no sabían en qué momento iban a regresar. Entre muchas otras cosas. Pero lo más impresionante sin dudas había sido el drástico cambio en la actitud de Jace. Antes era un idiota mujeriego y sin sentido común. No sabía qué había ocurrido para que cambiara de esa forma. Quiero decir, ahora era más educado, más tranquilo, no había rumores de él más que el de "Ya no va a fiestas ni se acuesta con nadie. ¿Qué será?".
Jace estaba cambiando cada vez más, para mejor. Eso me agradaba tanto como me intrigaba. No sabía si realmente se traía algo entre manos. Aunque no lo creía.
Aunque me costara aceptarlo, me estaba comenzando a agradar.
Se había vuelto más confiable. Aunque no en un cien por ciento, pero sí de manera significativa.
Definitivamente me hice una idea errónea de él.
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Playboy, ¡Déjame en paz! (EDITANDO)
Teen Fiction-Maldición, para de molestarme -dijo Melissa exasperada. Jace sonrió con arrogancia. Propio de él. -Oh, vamos, sólo quiero que me des un beso -susurró mientras apretaba el cuerpo de la chica contra el suyo-. Sólo uno, preciosa. -¡Ni lo sueñes! Sólo...