Capítulo 40

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JACE

—Mike —dije irritado cuando éste se encontraba abrazando a Melissa. Seguía sin entender cómo es que a él no podía matarlo. Y lo peor es que él se aprovechaba de eso para hacerme enojar. Miré a Emma, la cual tenía los puños apretados y la mirada pérdida.

Michael, serás tarado.

Me acerqué y lo empujé bruscamente. Tomé el cuello de su camisa y lo apoyé en uno de los casilleros.

—Es suficiente —espeté—. Acompáñame un momento —sugerí soltándolo y encaminándome hacia el patio del instituto.

—¿Qué ocurre? —cuestionó.

—¿Eh? —pregunté incrédulo y luego suspiré cuando recordé que Mike era más estúpido de lo que parecía—. Dos cosas: En serio, hermano... Si no quieres que te mate, deja en paz a Melissa. Ya me estoy cansando de eso —susurré—. No te aproveches de la situación, te lo pido...

—Lo siento —rascó su nuca.

—Lo otro es —le di una bofetada.

—¡¿Y eso por qué?!

—¡Tarado! —pasé una mano por mi rostro—. Eres estúpido, ¿no?

—¡¿Pero por qué eres tan hostil?!

—Mike —gruñí exasperado—. Emma está enamorada de ti y tú te la pasas encima de su mejor amiga. Que aparte —recalqué—, es la novia de tu mejor amigo. En serio eres imbécil.

—... ¿Que Emma qué? —preguntó asombrado.

Sí.

Definitivamente es estúpido.

Mike tragó en seco.

—¿Tú cómo sabes eso? —me preguntó.

—Sólo lo sé. Ahora lárgate y espero que hagas un buen trabajo recompensándole todo el sufrimiento que le has hecho pasar —le reprendí.

—¡Pero a mí me gusta M..! —lo miré fulminante—. Vale... Iré con ella —se aclaró la garganta—. No me mates aún...

—Haz las cosas bien si no quieres que lo haga —me encogí de hombros y me levanté—. Si me disculpas... Volveré con las chicas antes de que aparezca la Escoria.

—Dylan no vino hoy —me dijo él—. Además, creo que ya no tienes mucho de qué preocuparte —me dijo encogiéndose de hombros. Lo miré confundido—. Parece que tiene una novia. Y nunca deja su teléfono según lo que he visto y lo que dice Emma.

Dios existe.

—Igualmente siempre será una Escoria para mí —volví a darme la vuelta. Lo miré de reojo—. Y tú también serás una si no cambias esa actitud tuya —me encaminé hacia donde hace unos minutos estábamos todos.

—¿Está todo bien? —preguntó dulcemente Melissa cuando llegué.

Dios santo. Ella es preciosa.

Mamá, he encontrado a un ángel.

—Todo bien —sonreí y besé su mejilla—. Emma, Mike te estaba buscando.

—¿Ese idiota a mí? —enarcó una ceja.

—Idiota es poco —susurré—. Pero sí. Está por allá —señalé el patio. Dudosamente, la morena caminó en esa dirección—. Misión cumplida.

—Choca esos cinco —me dijo ella y chocamos las manos—. Eres genial.

—¿Lo soy? —pregunté asombrado—. Oh, sí. Lo soy —presumí.

Playboy, ¡Déjame en paz! (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora