Habían pasado dos semanas desde lo ocurrido entre Jace y Dylan. Nada relevante había sucedido. Salvo el hecho de que Jace había dejado de molestarme desde ese día. Lo cual, fuera de molestarme, me agradaba. Sin embargo, me extrañaba también. Tal vez ya había buscado a otra chica al darse cuenta de que yo siempre iba a estar rechazándole. Supongo que se cansó. Por otro lado, Dylan actuaba últimamente más raro de lo usual. Y cuando hablo de "raro", quiero referirme a que actuaba extremadamente sobreprotector, me quería acompañar todos los días a casa. ¡Hasta me agarraba la mano para cruzar la calle! Sinceramente no sabía qué diablos le ocurría. Parecía más mi padre que mi amigo.
Estábamos Emma y yo viendo la práctica del equipo, pues teníamos el espacio libre. El maestro de arte no había ido ese día.
—¿Tienes una idea de lo que le sucede a tu primo? —cuestioné mirando al castaño haciendo algunos estiramientos.
—¿Por qué lo dices? —me miró con el ceño ligeramente fruncido.
—Me asfixia. No me deja hacer nada sola y siempre me acompaña a casa temiendo que algo me suceda —su cara se tornó seria. Como diciéndome «Eres la persona más idiota del Universo».
—Melissa. Eres idiota —tapó su cara con sus manos y suspiró para mirarme nuevamente.
—¿Perdón?
—Mel, le gustas, Dios mío. Todo el mundo sabe eso. Le gustas desde que llegaste. Pensaba y juraba que ya lo sabías —puso los ojos en blanco. Yo, por otra parte, estaba simplemente en shock.
—¿De qué hablas? Yo no puedo gustarle a Dylan —dije con las mejillas rosadas. Era una sensación muy extraña. Por un lado, sentía raro el hecho de que mi mejor amigo estuviese atraído hacia alguien como yo, teniendo en cuenta que muchas chicas se morían por él. Pues, como dije antes, él era un chico muy atractivo; y por el otro, me sentía algo tonta por no haberlo notado.
—Pues le gustas, siempre le has gustado. Estoy harta de oírlo hablar de «lo linda que eres y lo perfecta que te ves cuando respiras y existes». Es insoportable —rodó los ojos. Miré hacia el campo nuevamente y divisé su número. Se quitó el casco y vi su sonrisa mientras corría. Sí, él era muy atractivo, dulce y encantador. Pero algo en mí me decía que no podía estar con él. No quería arruinar nuestra amistad, él era demasiado importante para mí como para dejarlo todo en manos del destino. ¿Qué haría si algo salía mal y nuestra amistad se arruinaba? ¿A quién llamaría cuando me sintiera mal? Claro que estaba Emma, pero él era indispensable en mi vida también. No podía permitirme dañar eso.
—¿Desde cuándo lo sabes?
—Fui la primera en saberlo, nena —tocó mi rodilla.
—¿No crees que lo estás traicionando al revelarme esto?
—Cariño, si no te lo decía él, te lo iba a decir yo. Aunque opino que eres bastante tonta al no haberlo notado. Quiero decir, te dio todas las posibles señales. Sé que no tienes muchísima experiencia con los chicos, pero esto era demasiado evidente...
—Pensaba que sólo era amistoso.
—No es sólo amistoso, Mel. Él te demostró todo lo que a nadie le ha demostrado. Al menos no alguien que yo conociese. Y realmente me sorprende que no te hayas dado cuenta ni siquiera con la pelea entre él y Jace. Fue una señal evidente.
—¿Fue por mí? —obviamente lo había pensado. Pero no creí que fuera porque yo le gustaba. Sigo sin saber la razón inicial de la pelea. Ahora que lo pensaba, sí, era demasiado evidente. Los apodos, el cariño, la protección, las veces que me miraba fijamente y la necesidad que decía que tenía de hacerme feliz.
—Eres demasiado ingenua, Mel —negó con la cabeza. Yo realmente no sabía qué decir. Estaba completamente asombrada y aturdida por la cantidad de información que acababa de recibir mi cerebro. Volví la vista al campo. Tenían un descanso de cinco minutos. Vi al chico acercarse con una sonrisa triunfal y un paso seguro a nosotras. Mi corazón se aceleró considerablemente y mis manos comenzaron a sudar. Era la primera vez que tenía esta sensación con Dylan.
—¿Vieron eso? Así se juega —se sentó a mi lado y bajé la mirada hacia mis manos, con las cuales empecé a jugar—. ¿Estás bien, Melie? —asentí mirando aún mis manos.
—Iré al baño, uhm... Aguarden un poco —dijo Emma y se levantó. La miré con el ceño fruncido y sonrió—. Ya regreso —se retiró.
—¿Qué tal? —dije rompiendo el silencio. No podía actuar distinta. Si él no había querido confesarse sería por algún motivo. Y si se suponía que llevaba tanto tiempo atraído hacia mí y yo no lo había notado aún, él no debía enterarse de que Emma me lo había dicho. Lo correcto era que siguiera actuando como normalmente lo hacía. Él no sospecharía y todo estaría bien.
—¿Qué cosa? —ladeó su cabeza y sonreí.
—Tu día. Todo — lo miré a los ojos. El reflejo del sol creaba una pequeña gota de luz en sus pupilas cafés. Y sus facciones se marcaban suavemente con la sombra debajo de sus pómulos.
No iba a negarlo, él era muy atractivo. Pero yo no podría verlo de esa manera. Y era duro, los pocos chicos con los que había salido eran unos completos idiotas. Y eso lo había notado apenas conocí a Dylan, sin ser nada más que amigos él me había brindado todo lo que ninguno de mis novios me había dado: atención y respeto. Y lo peor del caso es que ni siquiera lo había notado en todo el tiempo que había transcurrido desde que lo conocí. Pero, como dije, yo no podía arruinar nuestra amistad siquiera permitiéndome a mí misma sentir algo por él. Yo sabía perfectamente que la persona indicada para Dylan no era precisamente yo.
—Bueno, ha sido un buen día. Pero ahora que estoy hablando contigo es mucho mejor aún —dijo con una amplia sonrisa y quise morir. Él siempre había actuado así. ¿Por qué me sentía de esta manera? Fácil, era muchísimo más sencillo tratar con él cuando no sabía que todo lo que hacía por mí era porque me quería de esa forma.
Y realmente no me sentía bien. Porque sabía que yo no iba a poder darle lo que quería.
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Playboy, ¡Déjame en paz! (EDITANDO)
Teen Fiction-Maldición, para de molestarme -dijo Melissa exasperada. Jace sonrió con arrogancia. Propio de él. -Oh, vamos, sólo quiero que me des un beso -susurró mientras apretaba el cuerpo de la chica contra el suyo-. Sólo uno, preciosa. -¡Ni lo sueñes! Sólo...